Centro misionero encuentra una forma sencilla, pero poderosa, de conectar con las personas y traerlas a Jesús.
11 de marzo de 2024 | Bulgaria | Earley Simon, Misión Adventista
Muy temprano de mañana, cuando todavía está oscuro, hay un encuentro de harina y agua. Se eleva con levadura y se coloca en el horno para ser transformada por medio de calor. El aire se llena de su aroma, enviando una irresistible invitación a gustar de la apetecible delicia.
Una tras otra van llegando las personas a comprar, socializar y reír. Día tras día, gente de todas las edades y diferentes etnicidades forman fila en esta panadería, ansiosas de saborear el delicioso pan. El preparar el pan toma tiempo y paciencia. Requiere de manos amantes que puedan mezclar los ingredientes y amasar la masa hasta que esté lista para alzarse y aumentar de volumen. Lo mismo pasa con las personas; toma tiempo y paciencia cultivar su confianza y su amistad, entibiar su vida e invitarlas a seguir a Jesús.
En el centro urbano de influencia, Trapezata, de Misión Global, en Bulgaria, los miembros del personal les ofrecen a los visitantes mucho más que comida. Aquí las personas encuentran un espacio para interactuar y para participar en varios cursos y actividades. Al ir haciendo nuevos amigos, se invita a los visitantes a transformarse ellos mismos en voluntarios. De esta manera pueden también recíprocamente dar y ayudar otros.Un voluntario regular, de nombre Dimitur, encontró un propósito en Trapezata al convertirse en tutor de estudiantes en matemáticas. “Hay buenas personas aquí y he desarrollado buenas relaciones con diferentes personas”, dijo Dimitur. “Así que deseo dar lo mejor de mí a otros. Tengo un fuerte deseo de aprender más acerca de Dios y de la Biblia. Tengo la idea de que tengo que ayudar; y, si me es posible, voy a hacerlo. No soy un maestro de matemáticas. Soy un ingeniero, pero aquí ayudo a los niños con matemáticas
Dimitur viaja casi 10 kilómetros cada día, algunas veces a pie: Comenzó siendo un cliente, luego se convirtió en un voluntario y ahora es un miembro bautizado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. De la misma manera que Dimitur, muchas personas que llegan a Trapezata encuentran el Pan de Vida.
Los administradores de Trapezata han podido ver cómo los centros de influencia pueden funcionar como plataformas desde las cuales involucrar a la comunidad y formar amistades.
El propietario de la panadería, Christo Kudinov, dijo: “Dios nos dio este lugar para mantenernos cerca de la gente. Él nos mostró que necesitábamos un lugar en donde la gente pudiera sentirse bienvenida y en casa …Esa es la razón por la que establecimos una panadería: Huele como en casa. En Bulgaria, la gente como mucho pan. … Esa es la forma como Jesús trabajó. Se mantuvo cerca de la gente. Les ofreció a las personas el Pan de Vida, las sanó y cuidó de ellas. Y nosotros deseamos hacer lo mismo”.
La versión original de esta noticia se publicó en Adventist Mission.
Traducción – Gloria A. Castrejón