February 5, 2008 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos

Elizabeth Lechleitner/ANN

En la búsqueda de cómo distribuir mejor las asignaciones entre las regiones mundiales de la Iglesia Adventista, Robert E. Lemon, tesorero de la iglesia mundial y otros cuatro funcionarios de la iglesia planean visitar cada una de las regiones mundiales de la iglesia este próximo verano. Los cinco conforman la Comisión de Revisión de Asignaciones, que fue creada durante el Concilio Anual en octubre pasado. [foto de arquivo de ANN]

Durante décadas, la historia dictó la forma en que la sede central de la iglesia distribuía sus fondos entre las trece regiones mundiales o divisiones. Pero para los cinco directivos de la recién creada Comisión de Revisión de Asignaciones, «porque siempre lo hemos hecho así» ya no constituye una explicación adecuada.

Más allá de los «ajustes menores» que acompañaron los cambios en la distribución de las divisiones a lo largo de los años, el grupo estima que los líderes de la iglesia no han hecho una revisión exhaustiva de las asignaciones de la iglesia desde comienzos de la década de 1990. Y aun entonces, el resultado ?un manuscrito de 1.000 páginas de cálculos que buscaban hallar una base científica para la distribución de fondos? no permitieron realizar ningún ajuste práctico.

«Lo miramos y dijimos: 'Esto no tiene sentido. Esto no tiene relación alguna con una buena fórmula consecuente'», dice Robert E. Lemon, tesorero de la iglesia mundial y miembro de la comisión.

A partir de abril, la comisión planea visitar cada una de las divisiones a fin de revisar los registros financieros, identificar los indicadores de fortaleza económica y analizar los beneficios laborales. Después de revisar entre 500 y 700 entidades de la iglesia entre 1995 y 2005, la comisión comparará los resultados de los dos años de estudios y realizará recomendaciones independientes de la historia de asignaciones.

Sobre la mesa se encuentran 68 millones de dólares de las instituciones y divisiones mundiales de la iglesia y cualquier redistribución podría acomodarse mejor a los desafíos, las oportunidades y la economía de cada región, dice Lemon.

Las tasas de cambio resultan particularmente inciertas, dice Jóhann E. Jóhannsson, tesorero de la región eclesiástica Transeuropea, y primero en la lista de revisión de la comisión. Como las asignaciones son distribuidas en dólares norteamericanos, puede resultar «una lucha» hallar el equilibrio en regiones con monedas diversas (pensemos en la libra esterlina en comparación con la debilidad del dólar), dice.

La tasa de cambio también afecta a los salarios. «En algunas partes del mundo, cuesta de cinco a siete veces más emplear a alguien que en otras regiones», dice Jóhannsson.

La comisión está preocupada por problemas económicos similares y elección de prioridades de los recursos y malversación de las asignaciones, dice Lemon. «El dinero puede ir dirigido a la supervisión administrativa, o ser destinado a áreas que ya tienen una infraestructura en lugar de enviarlo a áreas más necesitadas», añade.

Esto significa que las asignaciones de algunas regiones inevitablemente tendrán recortes, dice, en particular donde el reciente crecimiento de la feligresía y la infraestructura de la iglesia ha producido una estabilidad financiera.

«Creo que todos se dan cuenta de que existen zonas que, a pesar de haber estado muy necesitadas, poseen ahora una iglesia lo suficientemente sólida como para comenzar a llevar más responsabilidades», dice Lemon.

Esta perspectiva desafía el método tradicional de distribución, dice Lemon, que está motivado mayormente por la feligresía y no por las necesidades. En lugar de tal distribución proporcional, la comisión favorece recalcular las asignaciones de acuerdo con necesidades específicas y a largo plazo.

«Es muy fácil realizar comparaciones entre las regiones», dice Lowell Cooper, uno de los vicepresidentes de la iglesia y presidente de la comisión. «De hecho no podemos hacerlo. Los índices de crecimiento son diferentes. Las economías son diferentes. El grado de dependencia de las asignaciones de la iglesia difiere entre una región y otra».

Los líderes regionales de la iglesia reconocen que cualquier disminución de las asignaciones solo significa que se beneficiará las regiones con mayores desafíos, dice Cooper. «No es una lucha entre 'nosotros y ellos'; no vamos a comenzar a competir entre nosotros».

«Este tipo de revisión resultará de gran ayuda, ya que constantemente necesitamos redefinir nuestros objetivos a fin de continuar progresando», dice Paul R. Clee, director de comunicaciones de la iglesia para la región Transeuropea. «Cuando comenzamos a cuestionarnos, eso nos ayuda a agudizar nuestras prioridades».

Se espera que la comisión se reporte a la Comisión de Planificación Financiera y Presupuesto, que recomendará cualquier cambio en las asignaciones el próximo otoño a los delegados del Concilio Anual, uno de los encuentros administrativos bianuales de la iglesia. Las recomendaciones serán introducidas de a poco durante un período de tiempo a fin de «permitir los ajustes necesarios», dice Lemon.

Una vez que sean adoptadas por completo, es probable que estas recomendaciones ayuden a la iglesia a distribuir sus fondos «en los próximos años», dice Cooper.

«Quizá dentro de cinco o seis años, haya que realizar otra ronda para ver si se necesita equilibrar una vez más las cosas», dice.

Image by ANN. Archivo de Red de Noticias Adventista, ANN

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