26 de junio 2010, Atlanta, Georgia, Estados Unidos…Bill Knott y Rajmund Dabrowski

Pocas horas después de su elección como el vigésimo presidente de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, el pastor Ted Wilson se sentó con el editor a nivel mundial de las revistas Adventist Review y Adventist World, Bill Knott y el director de comunicación de la AG Rajmund Dabrowski para hablar de su nuevo desempeño:

Knott: Usted tiene una amplia y variada experiencia internacional en la vida de la iglesia adventista. Ha servido como líder en varias divisiones del mundo. ¿En qué ha contribuido esa experiencia para este momento?

Wilson: Es imposible calcular las bendiciones y los beneficios de esa experiencia – en lo absoluto imposible. Crecer en Egipto, trabajar en África y en Rusia, estar conectado con otras divisiones a través de mi trabajo en el Secretariado – En verdad, eso ayuda a la persona a ver un cuadro más grande. Uno no se centra solo en sus puntos de vista parroquiales: uno empieza a entender que somos en verdad una familia. Lo que nos mantiene unidos no es una maniobra política o reglamento. El mensaje, la Escritura y el Espíritu Santo nos unen como una familia internacional.

Dabrowski: Cuando usted considera su primera asignación como pastor de hace años — ¿algo de eso ayudó a darle forma para su Nuevo desempeño?

Wilson: Absolutamente. Aprendí más en los primeros nueve meses como pastor que lo que aprendí en todos los años en el colegio y en el seminario. Uno, necesariamente aprende mucho en lo académico y adquiere conocimiento teórico del trabajo, pero los primeros meses en el trabajo pastoral lo pone a uno en la línea de fuego. Uno está tratando con personas, está bregando con situaciones reales que lo llevan a uno a tratar de resolver problemas que son inmanejables. En el tiempo, esto le ayuda a uno al arrodillarse, para pedir ser guiado. Una cosa que trato de hacer en la mañana es reclamar lo que expresa Santiago 1:5, pedir por sabiduría. No tengo la sabiduría: debo adquirirla de arriba. Y cuando uno está en una situación difícil, ya sea como un pastor joven, o como dirigente por un tiempo, uno está siempre en necesidad de esa sabiduría. Esos primeros años en el trabajo ministerial pastoral me formaron, más allá de lo que puedo explicar. Alabo al Señor por cada experiencia que tuve.

Knott: Algunas de esas experiencias del comienzo también fueron en entornos urbanos en sí mismos. Díganos, qué ha logrado para su visión de llegar al mundo, a las grandes ciudades del mundo, el haber trabajado en esos ambientes?

Wilson: Temprano déspues, se me ofreció la oportunidad de trabajar para la Greater New York Conference. Al hablarlo con mi padre, él dijo, «Si realmente quieres un desafío, ve a la ciudad de Nueva York». Yo tomé ese consejo y eso cambió mi vida. Nueva York es aún una parte real de mi vida y mi corazón. Nueva York, como lo dice Ellen White, es un símbolo de cómo se puede trabajar el resto del mundo. Hoy vivimos en un tiempo cuando el cincuenta por ciento de la población del mundo vive en las grandes ciudades. Eso significa que todos debemos llevar un gran peso por la gente en esas ciudades. Uno no puede evangelizar Nueva York o Sao Paulo, o la ciudad capital de México, o Tokio o Hong Kong de sólo un lugar. Uno tiene que tener una aproximación comprehensiva, y el Espíritu de Profecía nos ha dado muchas instrucciones de cómo llegar a las ciudades. Estoy fuertemente comprometido por ver un reavivamiento del trabajo misionero médico práctico donde la gente sabe cómo ayudar a otros que se encuentran en necesidades específicas.

Dabrowski: ¿Qué cualidades de liderazgo se necesitan para inspirar a una nueva generación? Hay una nueva generación de jóvenes, algunos de los cuales no tienen afecto – aún en la iglesia.

Wilson: Esa es una gran pregunta, y merece una respuestas equitativa y larga. Lo más importante que deben entender los jóvenes es que los líderes en la iglesia adventista del séptimo día no son solamente personas en un marco administrativo que presionan todos los botones correctos, pero que realmente son personas espirituales, personas que tienen una conexión viva con la palabra de Dios, con el Señor mismo a través de la oración – que creen en lo que esta iglesia ha sido llamada a cumplir. Yo espero que ningún joven o persona adulta piense jamás que pertenecer a la Iglesia Adventista del Séptimo día es como pertenecer a cualquiera otra organización o denominación. Tenemos un llamado, y yo esperaría que la juventud fuese revigorizada por ese llamado. Sí, ellos pueden ver hipocresía y cosas que no les gusta: pueden pensar que la iglesia debería enfocar sobre otras cosas. Pero ellos deben también el cuadro mayor, el tema del Gran Conflicto que ilumina cualquier pregunta sobre por qué estamos aquí. Cuando los jóvenes adultos ven el comienzo y el final – y todo lo que está en el medio – ellos llegan a tener nueva energía para hacer todo lo que todos necesitamos hacer. Nuestros líderes necesita ser humildes: necesitan estar altamente conectados con Jesús, y necesitan ser fáciles de aproximar, no reticentes, exclusivos. Necesitan ser equilibrados: necesitan ser grandes oyentes, en vez de tener la respuesta correcta todo el tiempo. Uno justamente tiene que oír mucho. Los líderes también necesitan estar arraigados en la Palabra de Dios y en el Espíritu de Profecía para que puedan entender quiénes son y cómo lograr las cosas.

Knott: La vasta mayoría de personas que está en posiciones de liderazgo en la iglesia son voluntarios, personas que no son pagadas por hacer este trabajo. Yo sé que usted es actualmente el anciano jefe de una iglesia local – una de esas posiciones de voluntarios. ¿Qué le diría usted a esa fuerza enorme de voluntarios que operan congregaciones locales, a aquellos que pueden predicar el sábado, o preocuparse por el edificio, o administrar los ministerios de la iglesia?

Wilson: Los voluntarios son de un valor absoluto para la iglesia. No forma de nosotros poder hacer lo que hacemos sin ellos. Cuando uno es miembro de una iglesia local, como somos todos nosotros, y uno llega a involucrarse en esa iglesia local, uno en realidad no necesita pago por lo que hace. El pago es son los resultados que uno ve en el cambio de las personas, y la emoción que encuentran los jóvenes en su fe, y la forma como crecen las cosas en una iglesia local.

Dabrowski: Uno de los valores centrales de la iglesia es la unidad. ¿Qué significa unidad de la iglesia, y cómo podemos lograrla?

Wilson: Unidad de la iglesia no necesariamente significa que cada uno marache como militar y simplemente salude cuando se le ordene. Podemos tener opiniones diferentes: venimos de culturas muy diferentes, idiomas, trasfondos y entornos sociales. Lo que nos une es más que nuestros reglamentos, más que la producción en masa de material. Más allá de otras cosas, el Espíritu Santo nos une. Le he enfatizado a mi preciosa esposa, Nancy, que es asombroso como uno puede ir alrededor de todo el mundo, uno puede ver todas estas diferentes culturas, pero la evidencia de que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es la iglesia especial de Dios es que el Espíritu Santo nos mantiene unidos. No creo que debemos seguir el actual hábito de siempre estar «políticamente correctos» Necesitamos tener equilibrio; necesitamos ser sensitivos. Pero la unidad no es algo que nosotros fabricamos, necesariamente. Sí, como dirigentes esperamos mantener a la gente moviéndose en cierta dirección. Pero si los estamos dirigiendo a Cristo y al poder del Espíritu Santo, y a un mensaje que está basado en la Palabra, con una vida activa de oración, y actividad evangelizadora, esa gente será unida porque el Espíritu Santo la une.

Knott: Diga algo a aquellos que están en la iglesia que se pregunta si el liderazgo puede marcar una diferencia ahora mismo. ¿Qué piensa uste que puede cambiar en los años venideros a través de su ministerio y el de otros?

Dabrowski: A nivel personal: ¿Cuando usted llamó a Nancy y a sus hijas a cerca de las noticias, qué escuchó usted?

Wilson: Mi esposa es preciosa. Ella es una espina dorsal espiritual; ella ama al Señor intensamente; ella estudia la Escritura y el Espíritu de Profecía; tiene plena confianza en este movimiento. Cuando la llamé – yo supongo que ella no le importará que yo diga esto – ella empezó a llorar. Ella reconoce y sabe el tipo de presión y responsabilidades que van con esto, ya que hemos visto a otros líderes. Como hemos hecho en otras situaciones, nuestra familia sencillamente pondrá su vista en el Señor por el tipo de ánimo y guía que es tan necesaria cuando uno enfrenta retos que están más allá de uno mismo. Uno se inclina hacia el Señor. Deseo las oraciones de todos, y la gente me ha dicho que está orando por mí. Esa es la mejor noticia que puedo tener. No es sólo por mí; lo tomo como que están orando por la iglesia. Ellos están orando por este maravilloso movimiento al cual pertenecemos, el movimiento adventista.

Image by ANN. Gerry Chudleigh

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