24 de enero, 2011 – Puerto Príncipe, Haití….Libna Stevens/DIA
En la oscuridad, momentos antes de la aurora, Petit Homme Chantal y dos amigas se recuestan contra un refugio de madera de 14 pies cuadrados marcado con el #35. No se puede mudar al #35 hasta que amanezca. Por ahora, pues, ella está a la espera con sus amigas – y por buena razón. Hasta hace dos meses, Chantal, de 42 años, y sus hijos hicieron su hogar en el centro de una vía en el vecindario Carrefour de Puerto Príncipe, Haití. Ahora, un año después del devastador temblor de tierra el cual demolió el hogar original, Chantal tiene una oportunidad de comenzar la vida otra vez.
Mudarse a su nuevo hogar será un sueño realizado para su familia, dice ella. “Me siento muy feliz y mejor ahora. No era normal vivir en una carpa”, dijo Chantal. La madre soltera de hijos que oscilan entre los 21 años de edad y ocho meses, dice que tuvo que mudar su familia en forma abrupta de su carpa después que alguien murió de cólera a pocas carpas de la de ella. Ahora espera establecerse con su familia y tratar de reconstruir su vida. Desea reiniciar su negocio de vender alimentos en el mercado abierto para sostener su familia, como lo hacía antes del terremoto.
Frenel Milo también se mantiene cerca de su refugio de madera. Le fue asignado el refugio #15, una estructura pintada de azul marino que se convertirá en hogar para su esposa y sus dos hijos pequeños, así como para otros dos familiares.
“Estoy muy feliz y agradecido a Dios que ahora tengo un magnífico lugar”, dice Milo. Milo, de 23 años de edad ha estado sin hogar desde el terremoto. Recuenta cómo se estaba sintiendo enfermo el 12 de enero y fue con un amigo a la tienda cuando golpeó el terremoto. Regresó a su hogar, sólo para encontrarlo destruido.
“Perdí muchos miembros de mi familia y he estado viviendo bajo una carpa de lona azul en la calle desde la noche del terremoto. Ahora no tendré que preocuparme por la lluvia cayendo e inundando la carpa”, dijo.
Chantal y Milo representan unas 180 familias que se mudarán a Collectivite Marie de Carrefour, una aldea pequeña con una vista al mar que fue construida gracias a la Agencia Adventista de Desarrollo y Servicios Asistenciales (ADRA) y su asociación con donantes.
“ADRA trabajó con la oficina del alcalde en Carrefour para proveer esta comunidad de refugio y mudar algunas de las familias que viven en núcleos a través de la calle”, dijo Paulo Lutke, coordinador que supervisa el proyecto de los refugios temporeros en Carrefour. A decir verdad, esta aldea fue construida con materiales de refugio que sobraron, según Lutke, que supervisó y coordinó esfuerzos durante las tres semanas que tomó erigir los 180 refugios en Collectivite Marie de Carrefour.
A la fecha, ADRA ha provisto 2,680 refugios a familias a través de toda Carrefour y Petit Goave – algunas de las regiones mucho más afectadas por el terremoto.
Antes de llamar a cada familia y darle su número de refugio, Yvone Jerome, alcalde de Carrefour, dijo a los centenares reunidos en la aldea de, a la puesta del sol, de ser agradecidos.
Un Ser creó los cielos y el espacio y todas las cosas y nosotros, primero, debemos agradecer a Dios por lo que ha hecho”, dijo Jerome. “No somos mejores que el que murió. Porque ustedes están a salvo no significa que son mejores que las otras personas. Sed agradecidos. Solamente algunos de ustedes recibirán un refugio temporero esta noche y le agradecemos a ADRA por lo que ha hecho”, añadió cuando habló a la multitud sobre una plataforma de cerca de 3 metros.
Hablando a la multitud estuvo Fritz Bissereth, director de ADRA Haití, quien dijo que ADRA es una amiga de los necesitados. “Buscamos ayudar a más de ustedes. Tengan paciencia. Nunca les olvidaremos. ADRA está aquí para ayudarles…todavía hay mucho más que hacer”, añadió él. Cuando Bissereth habló a los centenares reunidos allá, la multitud gritaba ADRA, ADRA y todos se unieron a un momento de oración como para inaugurar la nueva aldea cerca al mar.
La nueva aldea incluye lámparas de calle con luz activada con energía solar, una estación de agua y una docena de letrinas.
A las 180 familias no sólo se les dio la estructura de madera con piso de cemento; con una puerta y dos ventanas, pero cada familia recibió un set de cocina con hoyas y platos, sábanas, colchones delgados de espuma, y recipientes para purificación de agua, durante una ceremonia especial que duró todo el día. Líderes de ADRA se organizaron con líderes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día para celebrar la vida un año después del terremoto.
Centenares de familias asistieron al programa especial sobre los terrenos de la oficina de ADRA Haití, donde escucharon mensajes especiales de esperanza, presentaciones musicales, testimonios de beneficiarios de los refugios, y escucharon reportes del trabajo que ADRA ha estado haciendo en Puerto Príncipe y el resto de Haití.
“Dios es fiel en limpiasr las lágrimas de nuestros ojos y fiel para ayudarnos a vencer el terremoto. Y hoy es una gran oportunidad para agradecer a todos los hombres y mujeres que han llegado de todas partes de alrededor del mundo para asociarse con ADRA y ayudar nuestras comunidades”, dijo Theart Saint Pierre, presidente de la iglesia en Haití, cuando habló a la multitud.
“No queremos recordar el dolor del terremoto”, continuó él, “queremos recordar a aquellos que han pasado días, semanas y meses con nosotros ayudándoles a ustedes y a otros, y queremos reconocer que es el Señor quien ha preservado nuestra vida”, dijo Saint Pierre.
La presentación de ADRA se realizó durante una semana llena de programas especiales en varias iglesias, instituciones y oficinas en el servicio de recordación del 8-15 de enero, 2011, que se tuvieron a través de la ciudad capital.
Docenas de niños también recibieron uniformes y bultos escolares llenos de materiales de escuela de manos de líderes de la iglesia, el alcalde y líderes de ADRA, como parte de uno de sus muchos proyectos para beneficiar la comunidad. Los reporteros también se reunieron para un conferencia de prensa especial.
ADRA reportó sus proyectos ya completados en el país hacia el final de 2010 con la ayuda de unos 23 países en su Red ADRA. Los países incluyen Canadá, Estados Unidos, Europa, Europa del Este, Australia, Asia y Reino Unido. Otras organizaciones socias se unieron a ADRA en centenares de proyectos. Entre las organizaciones estuvo, IDP o Campamento Administrativo de Personas Desplazadas Internamente en la Universidad Adventista de Haití. Allí encontraron refugio más de 20,400 personas, en las 17 hectáreas de terreno del recinto de la universidad después del 12 de enero, 2010.
ADRA suplió agua, materiales de limpieza e higiene, seguridad, cercado, manejo de desperdicio, clínicas médicas, distribución de alimentos, artículos varios, salud mental y consejería psicológica, educación, así como servicio de protección infantil a los miles en los terrenos de la universidad por cerca de un año.
En el campamento (IDP) quedan unas 400 familias que serán reubicadas fuera de la Universidad Adventista el próximo mes, según Bissereth. Hay aún mucho que hacer por ADRA en Haití, sigue diciendo Bissereth, “Estamos dedicados a involucrarnos en ayudar la gente a reconstruir su vida”.
ADRA también suplió agua purificada a docenas de comunidades afectadas en Puerto Príncipe, distribuyó tabletas para purificar alimentos durante el brote de cólera, repartió centenares de tiendas de campañas y más.
Para ver más de lo que ADRA ha hecho en Haití, visite www.adra-haiti.org
Para ver fotos del servicio de recordación de ADRA visite www.flickr.com/photos/interamerica
Para saber más sobre la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Haití, un año después del terremoto, visite www.interamerica.org
Traductora: Aleida Romero