.La coordinadora de refugiados comparte puntos de vista e ideas sobre cómo alcanzar mejor a las poblaciones de migrantes.

23 de abril de 2025 | Connecticut, Estados Unidos | Marcos Paseggi, Adventist Review

“Dios a menudo usa las migraciones para esparcir el mensaje”, dijo Terri Saelee, coordinadora de los Ministerios para Refugiados e Inmigrantes de la División Norteamericana, el pasado 30 de marzo. Las palabras de Saelee fueron parte de una presentación titulada “Los refugiados y el nuevo Pentecostés”, realizada durante la conferencia SEEDS del Festival de Laicos 2025 de la Unión Asociación del Atlántico (AUC) en Stamford, Connecticut, Estados Unidos.

Saelee explicó que a pesar de que “la palabra ‘refugiado’ no aparece en la Biblia…, la mayor parte de la Biblia trata de cómo Dios guio, amó, usó y ayudó a un grupo de refugiados”, comenzando con Abraham. “Cuando otros llegan a nuestro país, hay una tendencia… a rechazar a los nuevos inmigrantes.

¿Solo una distracción?

A pesar de que Saelee creció en una granja de Nebraska, en los Estados Unidos, que había sido parte de su familia durante generaciones, ella dijo que Dios la llevó a brindar su servicio a los refugiados en Tailandia. Fue una experiencia que le cambió la vida, contó. Allí no solo pudo conectarse con los refugiados, sino también ver que no era raro que los lugareños menospreciaran a los recién llegados, a pesar de que contribuían a su economía. “Creo que es la naturaleza humana”, dijo. “Cuando pensamos en los refugiados en el extranjero, sucede que, si podemos elegir a quién y cuándo ayudar, nos sentimos bien al respecto. Pero cuando nos encontramos con refugiados o solicitantes de asilo que no encajan en nuestro plan, es más difícil tener una actitud adecuada”.

Terri Saelee, coordinadora de los Ministerios para Refugiados e Inmigrantes de la División Norteamericana, analizó, durante la conferencia SEEDS del Festival de Laicos 2025 de la Unión Asociación del Atlántico en Stamford, Connecticut, Estados Unidos, cómo llegar mejor a las poblaciones de refugiados en toda la región. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Saelee dijo que, en ese contexto, ha llegado a apreciar más la historia bíblica del buen samaritano. “Creo que hoy en día la mayoría alabaría al sacerdote y al levita porque no se distrajeron: se mantuvieron rumbo a los objetivos establecidos para ese día. Pero el samaritano se acercó y vio una oportunidad en la distracción”. En ese sentido, enfatizó, “una clave para ser alguien que Dios puede usar para alcanzar a los refugiados e inmigrantes es estar preparados para ver oportunidades en las distracciones que tenemos durante el día”.

La estrategia general de Dios y la nuestra

La estrategia general de Dios es el plan de salvación, explicó Saelee. En ese contexto, somos las manos de Dios para difundir el mensaje a todos los grupos étnicos, lo que incluye a muchas poblaciones de refugiados. “Nada es más satisfactorio que estar en el centro de la voluntad de Dios, cumpliendo el propósito que tenemos dentro del plan de salvación”, dijo. Y es lo que Saelee dijo que experimentó cuando Dios la puso en contacto con otras personas que sentían la responsabilidad de alcanzar a las poblaciones de refugiados en todo Estados Unidos. Su ministerio al frente de un equipo de ayuda a los refugiados hmong, ming y otras personas o grupos lingüísticos asiáticos en Sacramento, California, ha dado lugar a la creación de nuevas iglesias adventistas y al establecimiento de nuevas congregaciones. Con el tiempo, terminó contrayendo matrimonio Ko Saelee, un pastor adventista del grupo hmong, originario de Tailandia. Juntos están ministrando a los hmong que fueron trasladados a Hickory, Carolina del Norte.

Facultar a los líderes locales para que alcancen a otros

Saelee ha dicho más de una vez que un objetivo clave de ministrar a otras culturas debería ser “encontrar a las personas que Dios ha llamado y facultarlas para que alcancen a su propia gente”. Es la razón por la que los ministerios de refugiados trabajan para organizar el establecimiento de iglesias, asesorar a sus líderes y luego conectarlos con una asociación local.

Como resultado de este enfoque, un reciente video de Misión Adventista destacó cómo durante los últimos años se ha duplicado el número de grupos lingüísticos alcanzados, y las nuevas congregaciones basadas en refugiados han aumentado de 57 a 179. “La membresía se cuadruplicó, y tanto los bautismos anuales como los diezmos se multiplicaron por ocho”, informó el video misionero. Hasta ahora, Ko Saelee ha establecido tres iglesias adventistas entre los hmong, y para finales de 2024 estaba facilitando el establecimiento de una cuarta.

Los asistentes escuchan a Terri Saelee, coordinadora de los Ministerios para Refugiados e Inmigrantes de la División Norteamericana, explica, durante el Festival de Laicos SEEDS de la Unión Asociación del Atlántico el pasado 30 de marzo, cómo cumplir la misión de Dios a las poblaciones de refugiados en todo el territorio. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Desafíos y consejos para alcanzar a los refugiados

La misión a los grupos de personas entre los refugiados se enfrenta a importantes desafíos, reconoció Terri Saelee. En el video de Misión Adventista, Ko Saelee explicó algunos de los desafíos que él mismo experimentó al tratar de acercarse a los hmong. “Cuando nos convertimos en cristianos, otras personas te expulsan; te transformas en un paria”, explicó. “Así que, a menos que construyamos un sistema de apoyo, es un milagro que alguien viva su cultura con su familia”.

En su presentación del 30 de marzo, Terri Saelee compartió algunas cosas que ha aprendido a lo largo de los años. “Aprendí de mi esposo lo importante que es trabajar con los líderes de la comunidad cuando nos relacionamos con los refugiados”, dijo. “Se puede cometer un gran error, gastar mucha energía tratando de convertir a alguien que no es el líder cuando comenzamos a trabajar con un nuevo grupo”. Explicó: “No significa que no nos preocupemos por todos, pero es necesario ser estratégico”.

Ko Saelee concordó con ella. “Cuando voy a una reunión de personas de mi cultura, lo primero que intento es averiguar quién es el líder. Si respetamos y nos hacemos amigo del líder, todos se sienten bien”, dijo. “En la cultura occidental, las personas que se convierten en líderes de la iglesia de una asociación, por ejemplo, son las que tienen la educación más alta o los mayores ganadores de almas. En algunas regiones extranjeras, el líder es a veces el que puede hablar inglés”, explicó. “Pero en algunas culturas, tal decisión puede poner en peligro la misión, porque la gente no respeta a esa persona como líder”.

Para alcanzar a todos

Terri Saelee también enfatizó que la Biblia nos llama a alcanzar “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). De acuerdo con los datos que recopiló, la Iglesia Adventista está presente en 215 de las 236 naciones y zonas reconocidas por las Naciones Unidas.

En cuanto a las tribus (o “parentelas”), Saelee dijo que no ha encontrado datos relevantes en inglés. “En la cultura occidental, ni siquiera sabemos lo que es eso”, reconoció. “Pero en muchas culturas, el parentesco o la familia de origen es extremadamente importante […]. Así que me parece interesante que Dios haya puesto esa palabra en el centro de nuestra declaración de misión como adventistas”. En consecuencia, llamó a los que establecen iglesias a conocer y respetar ese elemento, que puede hacer o deshacer una nueva congregación. “La elección de los líderes es muy importante, y es muy importante que no elijamos líderes para los que no pertenecen a nuestra cultura”, dijo.

¿Y qué hay de las “lenguas”? Dependiendo de cómo se cuenten, informó Saelee, hay alrededor de siete mil grupos lingüísticos no alcanzados en el mundo. “No solemos pensar mucho en eso”, dijo. Alcanzar a todos significa hacer esfuerzos de compartir el evangelio con cada grupo de personas, dijo ella. Y tanto desde la interacción en forma individual como desde el punto estratégico de liderazgo, la clave, enfatizó, es “conectarse con respeto”.

Saelee contó con franqueza que, en su primera experiencia, casi inconscientemente pensaba que algunos de sus estudiantes principiantes de idiomas no eran tan inteligentes como otros, simplemente porque no podía comprender su cultura e idioma. Pero cuando los conoció mejor, las cosas cambiaron. “Me enteré de que entre ellos había un maestro, un empleado del gobierno y varios empresarios muy exitosos”. Se dio cuenta de que, en términos de inteligencia y logros, estaban muy por delante de otros estudiantes más avanzados. “Algunas de esas personas sabían varios idiomas. Por ello, es fundamental que nos conectemos con respeto” para llegar a ellos.

Traducción de Marcos Paseggi

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