Lindsey Mills interpreta un himno durante el programa del viernes de noche. [Imagen: David B. Sherwin]
La música es un poderoso instrumento que prepara los corazones, calma la mente y establece el tono de la adoración. “La música fue creada para servir un solo propósito: elevar el pensamiento hacia lo puro, noble y elevado y para despertar en el alma devoción y gratitud a Dios”. [i] Entendiendo este sagrado papel a desempeñar, el equipo de coordinación musical para la Sesión de la Asociación General (AG) toma muy seriamente esta responsabilidad. Y mientras bellos acordes vocales e instrumentales flotan en el ambiente del Domo del America’s Center, el cielo se acerca un poco más.
El multifacético proceso de selección de la música comienza tres años antes de la sesión. Un equipo de personas trabaja con cada una de las 13 divisiones mundiales y los campos adjuntos a fin de elegir un coordinador musical en cada una de esas regiones. El coordinador de la música solicita entonces a organizaciones tales como universidades, colegios, escuelas secundarias y congregaciones con buenos talentos musicales, que recluten intérpretes musicales que envíen materiales de audición. La comisión de música de las divisiones selecciona entonces los números musicales que se presentarán a la Comisión de Música de la AG, para su revisión final.
La comisión se basa para su selección, en factores tales como pertinencia cultural, corrección teológica y peculiaridad, en entidades tales como coros infantiles, grupos misioneros, composiciones originales, o grupos en regiones del mundo que experimentan dificultades particulares. Gaspar Colón, un vicepresidente de la Comisión de Música de la AG, dijo: “Esta es parte de la inspiración que buscamos para que la gente vea que aun en lugares donde la vida es difícil, hay un oleaje de alabanzas”.
[Imagen: Adventist Review]
Cuando llegan los intérpretes musicales, se registran en la principal oficina de música en el America’s Center Dome, en donde reciben sus detalles de programación.
Lindsey Mills, cantante y compositora musical procedente de Colorado, Estados Unidos y asistente por primera vez a una sesión de la AG, interpretó el himno de su inspiración “A Thousand Fires” (Mil fuegos) en el escenario principal, después de los testimonios sobre Todo Miembro Involucrado Mundialmente, el viernes de noche. Dijo lo siguiente: “Tan pronto como la persona llega ahí, le hace saber a la comisión que ya ha llegado. ¡Ellos necesitan saber en dónde están los intérpretes musicales! Nos reservan salas de ensayo y realizan pruebas de sonido cuando es posible. Entonces, llegado el tiempo en el evento programado, la persona espera entre bastidores hasta el momento de la interpretación, de manera que está lista a proceder con la interpretación”. Su entusiasmo por compartir el mensaje a través de su música era palpable.
Podemos asumir confiadamente que cada solista, grupo o instrumentista, comparte el mismo entusiasmo al prepararse para elevar y ”despertar en el alma devoción y gratitud a Dios” durante la 62° Sesión de la AG.
Beth Thomas es editora asistente de Adventist Review.
Traducción – Gloria A. Castrejón