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Raluca Ril comparte un relato en primera persona de sus luchas y logros obtenidos tras dura lucha.

18 de agosto de 2025 | Marcos Paseggi, Adventist Review

Una pareja que pasa su vida laboral ayudando a otros compartió sus luchas personales con las enfermedades crónicas. En un taller durante la Convención 2025 de Generación. Juventud. Cristo. (GYC) Europa en Katowice, Polonia, Raluca y Roman Ril discutieron cómo abordar las enfermedades crónicas de una manera que ayude a luchar y encontrar una senda hacia el bienestar integral.

En su presentación del 31 de julio, los Ril, que se especializan en resolución de conflictos, sanación emocional y restauración física, discutieron el papel oculto de un sistema nervioso desregulado en las enfermedades crónicas y exploraron cómo la sanación de la mente y el corazón puede conducir a la recuperación física.

En una presentación en la Convención 2025 de Generación. Juventud. Cristo. (GYC) Europa en Katowice, Polonia, Roman y Raluca Ril discutieron cómo abordar las enfermedades crónicas de una manera que ayude a luchar y encontrar una senda hacia el bienestar integral. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Un enfoque personal

La batalla personal de Raluca Ril contra las enfermedades crónicas encendió su pasión por ayudar a aquellos que lo han intentado todo, pero que aún luchan por sanar, reveló. Durante cinco años, contó Ril, ha luchado con desafíos de salud debilitantes, lo que moldeó profundamente su perspectiva, equipándola para brindar esperanza a los demás.

Después de cinco años de probar varios tratamientos sin grandes avances, Ril se preguntó: “¿Qué pasa si la pieza que falta no es otro tratamiento, sino un enfoque más profundo, uno que conecte la mente, el cuerpo y el corazón?” En consecuencia, compartió su historia con la esperanza de que también pueda ayudar a otras personas que luchan contra las enfermedades crónicas y, en algunos casos, han perdido la esperanza de mejorar.

Un diagnóstico complejo

Un diagnóstico inicial de la Enfermedad de Lyme hace años se volvió más complicado para Ril cuando comenzó a experimentar todo tipo de síntomas debilitantes: mareos, dolor en las articulaciones, estreñimiento crónico y una decena adicional. Los tratamientos, naturales o de otro tipo, no parecían brindarle el alivio que estaba buscando. Incluso después de probar varios tratamientos, encontró que comer era muy difícil. “Podía tolerar el tofu, los garbanzos y la quinua”, compartió Ril, “pero no podía tolerar la fruta, porque era muy doloroso”.

Ril visitó todo tipo de especialistas, pero nadie parecía saber cómo ayudarla. Experimentaba ligeras mejoras, solo para volver a caer en viejos patrones y síntomas unos días después.

«Además de lo intelectual, creo que Dios quiere tener una conexión emocional con nosotros, no conectándose con nosotros solo por medio de nuestros cerebros sino también mediante nuestros corazones», dijo Raluca Ril. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Reflexionar y aprender

Una de las cosas que la ayudó a reflexionar sobre su salud, informó Ril, fue una declaración de Ellen G. White. Un día, Ril leyó: “Se necesita gran sabiduría […] para sanar el cuerpo por medio de la mente. Pero pocos se dan cuenta del poder que la mente tiene sobre el cuerpo. Gran parte de las enfermedades que afligen a la humanidad se originan en la mente, y solo pueden ser curadas si se restaura la salud de la mente”.*

A partir de entonces, Ril se dedicó a comprender mejor cómo funcionaba su mente y qué elementos afectaban la capacidad de su cuerpo para combatir enfermedades y fomentar el bienestar.

Ril también comenzó a aprender más sobre el cuerpo humano, incluido el papel del nervio vago. Ese nervio, explicó, es esencial para regular las funciones involuntarias dentro de nuestro cuerpo. El nervio vago transporta fibras sensoriales y motoras y sirve como una vía principal que conecta el cerebro con varios órganos, incluidos el corazón, los pulmones y el tracto digestivo. Como tal, ayuda a regular funciones involuntarias esenciales como la frecuencia cardíaca, la respiración y la digestión. Según los expertos, al controlar esos procesos, el nervio vago ayuda a calmar el cuerpo después del estrés, reducir la frecuencia cardíaca, mejorar la digestión y mantener la homeostasis. “Ayuda a regular nuestro sistema nervioso”, explicó.

Según Ril, es posible sospechar si una persona sufre de un sistema nervioso desregulado. Sobresaltarse o asustarse fácilmente, por ejemplo, puede ser una señal de ello, contó. Otra señal es un reflejo nauseoso débil o un reflejo nauseoso demasiado fuerte, agregó. Algunas personas tienen ganas de vomitar cada vez que se cepillan los dientes. Sentirse abrumado fácilmente y experimentar ansiedad y depresión también pueden ser signos de un sistema nervioso desregulado, ya que sufre de sensibilidades al sonido, los olores u otras.

Un grupo de asistentes a la convención de Generación. Juventud. Cristo. (GYC) Europa escuchan la presentación de Raluca Ril sobre cómo enfrentar y luchar contra las enfermedades crónicas en Katowice, Polonia, el 31 de julio. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Una lenta recuperación

En el caso de Ril, optó por un enfoque combinado, que incluía no solo cuidar lo que comía, sino también otros tratamientos alternativos. La familia también exploró los factores ambientales y descubrió que la casa en la que vivían en ese momento tenía un problema de moho.

En relación con su situación, descubrió que trabajar en su sistema nervioso era “imprescindible en casos de toxicidad por moho y Enfermedad de Lyme”, dijo Ril. Así que se dedicó a aprender más sobre la neurotoxicidad. “Poco a poco mi salud mejoró”, contó. “También decidí que estaría agradecida por lo que se me presentara y seguiría confiando en Dios”.

La experiencia de Ril también cambió su perspectiva espiritual, reveló. “Entendí que lo que sea por lo que estaba pasando, Jesús ya lo había llevado en la cruz, no solo mi pecado sino también mi enfermedad”, dijo. “E incluso antes de mejorar, me sentí feliz y agradecida por lo que el Señor había hecho”.

No todos sus problemas de salud están definitivamente resueltos, admitió Ril. Pero al volver a contar su experiencia, ha descubierto que puede conectarse con otras personas que también están pasando por el dolor y la enfermedad. “Si estás pasando por dolor en este momento. . . Dios puede transformarlo en algo hermoso; él puede transformar tu dolor en la mejor herramienta que tienes”, dijo.

Los Ril compartieron su experiencia viviendo con los problemas de salud crónicos de Raluca y lo que hicieron para mejorar su vida a pesar de sus desafíos. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Qué hacer

En la última parte de su presentación, Ril compartió algunos consejos que cualquiera puede aplicar para mejorar su salud, sin importar en qué situación se encuentre en un momento específico. Recomendó estudiar, investigar y orar para que Dios les muestre qué desencadena sus síntomas. “¿Es del mundo físico? ¿Es emocional? ¿Es una combinación de los dos?”, preguntó.

Ril también sugirió buscar formas de activar el nervio vago. Una forma sencilla de hacerlo es cantando, contó. “Cantar ayuda con tu estado de ánimo, con tu ansiedad”, dijo. Otras actividades simples, como hacer gárgaras y forzar la arcada, también pueden ayudar. “Esas actividades provocan vibraciones que activan el nervio vago”, dijo. Ril también mencionó estar afuera y caminar en la naturaleza, incluido escuchar el canto de los pájaros, hacer ejercicios de respiración o incluso tomar una ducha fría.

Al mismo tiempo, Ril destacó la importancia de que el sistema nervioso se reconecte o busque formas de formar nuevas vías neuronales. Sugirió que, en ese sentido, es importante reconocer nuestras heridas emocionales y lo que podría mantenernos en un estado de lucha o huida. También hay algunas encuestas que las personas pueden completar para averiguar cuáles son sus creencias falsas que pueden mantenerlos enfermos, explicó.

La solución a eso es encontrar seguridad no solo en Dios, sino también conectarse con otras personas, enfatizó Ril. “Creo que Dios quiere que usemos a otras personas para que podamos aprender cuál es un lugar seguro para estar”, dijo. “Y además de lo intelectual, creo que Dios quiere tener una conexión emocional con nosotros, no conectarse con nosotros solo por medio de nuestros cerebros sino también mediante nuestros corazones”.

*Healthful Living (Battle Creek, Mich.: Medical Missionary Board, 1897), p. 231.