Búsquedas Populares

Le dijeron que no podía ser enfermera, pero sus esfuerzos por demostrar que otros estaban equivocados han valido la pena.

27 de agosto de 2025 | California, Estados Unidos | Linda Ha, Noticias de Salud de la Universidad de Loma Linda< / p>

La vida de Laura Martínez comenzó en crisis.

Nació con un peso de cinco kilogramos, por lo que experimentó complicaciones durante el parto cuando se quedó atrapada en el canal de parto. En medio de los frenéticos esfuerzos por salvarla, los nervios de su brazo derecho se desgarraron. Fue trasladada a la unidad de cuidados intensivos neonatales (NICU) del Hospital Infantil de la Universidad de Loma Linda (LLUCH) en Loma Linda, California, Estados Unidos. Allí, diminuta e intubada, permaneció casi un mes.

“Siempre he conocido mi historia en la NICU”, dijo Martínez. “Fue parte de mi vida desde el mismo comienzo”.

Laura Martínez es enfermera en el Hospital Infantil de la Universidad de Loma Linda en Loma Linda, California, Estados Unidos. [Fotografía: Noticias de Salud de la Universidad de Loma Linda]

La lesión le dejó el brazo derecho visiblemente más débil, con movimientos limitados. A medida que crecía, sus visitas al LLUCH se mantuvieron constantes, para realizarle cirugías, fisioterapia y chequeos. Sin embargo, en lugar de ver el hospital como un lugar de trauma, Martínez comenzó a verlo como un lugar de posibilidades.

“Solo sabía que quería llegar a ser una enfermera”, dijo.

Esa ambición no siempre fue bienvenida. En la escuela de enfermería, a Martínez le dijeron que debía abandonar la carrera, porque su discapacidad representaba demasiadas responsabilidades legales. Pero ella se negó. En cambio, se esforzó más: aceptó tres trabajos de medio tiempo mientras estudiaba, decidida a probarse a sí misma.

“Creo que me traumatizó que la gente me dijera que no podía hacerlo, así que hice todo lo posible, solo para demostrar que podía”.

Su persistencia valió la pena. Un compañero de clase mencionó la apertura de un programa de residencia en la NICU del LLUCH. Martínez dudó, casi demasiado, antes de presentar su solicitud solo unas horas antes de la fecha límite, y fue aceptada.

Ahora, nueve años después, camina por los mismos pasillos donde una vez estuvo en aislamiento total en una incubadora. Cuida a los pacientes más frágiles: los bebés prematuros, los bebés que nacen con complicaciones graves, y los recién nacidos que luchan por respirar.

Para ella es un trabajo personal.

“Los padres vienen con mucha tristeza porque ese no es el plan de parto que imaginaron”, dijo. “Siento que hay una razón por la que estoy allí, para darles un poco de paz, incluso si es solo una pequeña actualización del estado del bebé”.

Su capacidad para hablar español a menudo crea un vínculo instantáneo con los hispanohablantes, y está agradecida de usar sus habilidades bilingües para ayudar a que los pacientes comprendan las complejidades del diagnóstico de su hijo.

A veces, las familias cuyos bebés sufren distocia de hombros, la misma complicación que ella soportó, encuentran consuelo en su historia. “Me dicen: ‘Está bien, entonces no es tan malo’. Y les contesto: ‘Todo depende de la actitud’”.

El trabajo es exigente, tanto emocional y físicamente. Pero para Martínez, también es curativo.

“Es como si algo dentro de mí sanara cada vez que voy a trabajar”, expresó.

Ahora, mientras continúa sus turnos en la NICU, Martínez está cursando un doctorado para convertirse en enfermera registrada. Espera realizar un seguimiento de los que son dados de alta en la NICU en clínicas de alto riesgo, cuidándolos a medida que vayan creciendo.

Al mirar hacia atrás en su propia vida, desde una frágil recién nacida hasta una enfermera experimentada, Martínez ve más que una coincidencia.

“Parece que ya todo hubiera sido determinado de antemano”, expresó. “Como si este es el lugar en el que siempre debía estar”.

El Hospital de Niños de la Universidad de Loma Linda ha sido nombrado uno de los mejores hospitales de maternidad de Estados Unidos 2025 por la revista Newsweek y por Statista, reconocido por su excelencia en el cuidado de las madres, los recién nacidos y las familias con servicios integrales, que incluyen suites para cesáreas y una NICU de nivel complejo IV.

La versión original de esta historia fue publicada en el sitio de noticias de Salud de la Universidad de Loma Linda.

Traducción de Marcos Paseggi