Jesús visualizaba un reino establecido sobre la esperanza y la sanidad. Nosotros podemos seguir su ejemplo.
15 de septiembre de 2025 | Lena Sømme, ADRA Noruega
Con el sol ardiendo sobre el techo de zinc, la escuché relatar cómo había tenido que huir para salvar su vida. En el campamento al que llegó no encontró ninguna otra opción más que vender su cuerpo. La mujer sentada frente a mí habló acerca de cómo había sido su vida dos años antes cuando tuvo que emprender el camino desde Sudán del Sur cruzando la frontera con Uganda. A través de ese camino perdió tanto su seguridad como la fe en su valor propio.
Este era el primer viaje que llevé a cabo como la nueva secretaria de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) Noruega, en 2025. Lo que vi y escuché en Uganda —la tierra rojiza, el olor de la arcilla mojada por la lluvia y el trino de las aves al ponerse el sol—, ya me era familiar a raíz de visitas previas. Reconocí también su mirada y su historia.

ADRA Noruega está apoyando a emigrantes y refugiados que cruzan la frontera con Uganda en busca de paz y estabilidad. [Imagen: Gry Haugen, ADRA Noruega]
¿Cuál es el valor de un ser humano? En Noruega, el estado gasta aproximadamente US $35,000 por habitante durante un año. En contraste, la cantidad correspondiente a esta, en Uganda, es aproximadamente $1,350 y, en Sudán del Sur, es aproximadamente $50.
¿Cuánto dice Dios que valemos? La Biblia declara que todas las personas han sido creadas a su imagen, que todos pertenecemos a la misma confraternidad en Cristo y que Dios tiene incluso contados todos los cabellos de nuestra cabeza. Nuestro valor no está determinado por lo que experimentamos, por nuestra prosperidad o por lo que hacemos. Cada persona es infinitamente valiosa simplemente por virtud de su existencia. Esto me llena de esperanza en este mundo tan profundamente injusto.
Dignidad inherente
La convicción acerca de nuestra dignidad inherente constituye la base de lo que hacemos en ADRA. Como organización de la Iglesia Adventista para el desarrollo y la asistencia, apoyamos el derecho de cada persona de alcanzar el máximo de su potencial y vivir una vida digna. ADRA es un instrumento para la sanidad de las relaciones quebrantadas y la restauración de la dignidad de las personas en armonía con el Creador y la creación.
Mientras que edificamos sobre la base de estos principios bíblicos, colocamos un gran énfasis en el profesionalismo y los resultados mensurables en todo lo que hacemos. ADRA es parte de nuestra misión común en la Iglesia Adventista. Como iglesia, hemos sido llamados a esparcir las buenas nuevas y a llevar esperanza basada en el amor de Dios y la segunda venida de Jesús. Al vivir los principios del reino de Dios aquí y ahora, creamos vislumbres de lo que está por venir. Parte de esto incluye la integración de la dignidad humana en nuestras relaciones y en la sociedad a la que contribuimos.

ADRA trabajando en el Campamento de Refugiados Bidibidi en Uganda. [Imagen: Gry Haugen, ADRA Noruega]
Esta es una inspirada visión; pero, ¿qué significa en la práctica? La injusticia enfrentada en el campamento de refugiados refleja sin más una verdad mundial: nuestra habilidad para ver la humanidad del otro se está desmoronando. El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial identifica la polarización como el riesgo clave en 2025, subrayando el hecho de cuán inseguro de ha vuelto el desacuerdo verbal. Es posible que estés ya cansado de los argumentos políticos. O tal vez pienses que no se han debatido lo suficiente los asuntos más importantes. Independientemente de ello, estoy agradecida por aquellos que se atreven a entrar en el debate público.
Debemos celebrar a aquellos que valientemente osan estar en desacuerdo y a aquellos que ayudan a garantizar que es seguro sostener puntos de vista diferentes. Esto representa una aplicación práctica de la integración de la dignidad humana en nuestras relaciones, lo cual requiere no un acuerdo universal, sino simplemente respeto por el valor inherente de cada persona y un espacio para todas las perspectivas. Un mundo que da espacio al desacuerdo es más seguro para cada uno. Aunque es natural mostrar compasión por aquellos que son similares a nosotros, la justicia y el amor nos desafían a incluir a cada uno en fraternidad, especialmente a aquellos que sostienen puntos de vista diferentes a los nuestros.
Bajo ese techo de zinc en Uganda, escuché también a la mujer hablar acerca de una nueva vida. Acerca de encontrarse con personas que creían en ella. A través del apoyo de ADRA, obtuvo ayuda práctica para aprender la forma como podía cultivar la tierra junto con agricultores locales y obtener un ingreso a través de la cosecha. Recibió también ánimo que fortaleció su valor propio.
La historia de esta mujer me recordó en vislumbres a la mujer junto al pozo, cuya vida fue transformada porque se sintió realmente reconocida y encontró el camino hacia la recuperación de su propio valor. Esta es la clase de esperanza que transmitimos en ADRA y nuestra forma de contribuir a acercarnos más al reino de los cielos.

Lena Olsen Sømme, directora de ADRA Noruega. Generalsekretær, ADRA Noruega. Fecha de la toma: martes 4 de marzo de 2025 08:30.
Una tarea no terminada
Al mismo tiempo, había una jovencita afuera, frente a la puerta abierta. Cargaba un niño en su espalda y permanecía a cierta distancia. Pude reconocer su mirada y podía percibir la historia que acarreaba consigo. Muchas jóvenes en este campamento de refugiados abandonan la escuela y tienen hijos aun cuando están en sus primeros años de adolescencia. Un estudio realizado en 2024 mostró que una de cada tres jovencitas entre 15 y 19 años, en campamentos de refugiados en el norte de Uganda, ha estado embarazada.
Tenemos todavía una tarea que cumplir juntos. Restaurar la esperanza es una tarea conjunta. Todos somos parte de la misma confraternidad, en donde las relaciones que formamos moldean el mundo del que somos parte. Edificamos sobre las bases que otros han asentado antes que nosotros y obtenemos apoyo de parte de un fiel y solícito Dios. Por lo tanto, te animo a involucrarte en tu comunidad local, orar por los refugiados, donar en favor de ADRA y participar en el trabajo voluntario.
Cuando ponemos en alto mutuamente nuestra dignidad, ayudamos a edificar el reino que Jesús tuvo en mente, con esperanza y sanidad.
La versión original de este comentario lo publicó ADRA Europa.
Traducción – Gloria A. Castrejón