Búsquedas Populares

Psicoterapeuta adventista comparte los últimos descubrimientos y sugiere un camino a seguir.

4 de octure del 2025 | Tailandia | Marcos Paseggi, Adventist Review

Cuando Carolyn Lim, una psicoterapeuta adventista del séptimo día en Singapur, estaba trabajando con pacientes jóvenes, comenzó a notar algo aparentemente extraño. Cuando un nuevo paciente joven venía a verla y ella le preguntaba a la persona qué la había impulsado a venir a su consultorio, el joven le solicitaba leer lo que había escrito sobre sus sentimientos.

Después de algunos casos similares, Lim comenzó a notar que las frases que le leían sonaban extrañamente similares. Cuando hizo un seguimiento con sus pacientes, Lim se sorprendió al descubrir que esos jóvenes habían estado pidiendo a la inteligencia artificial (IA) que les dijera cómo se sentían y cuáles eran sus problemas. “Descubrí que me estaban compartiendo una sombra de sí mismos, pero no de su verdadero yo”, explicó.

La IA está encogiendo nuestros cerebros, dijo la psicoterapeuta adventista Carolyn Lim durante una presentación durante ASi 2025 en la División de Asia-Pacífico Sur en Phuket, Tailandia, el 30 de agosto. A continuación, sugirió qué podemos hacer al respecto. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Cuando Lim les pedía a sus pacientes jóvenes que guardaran sus teléfonos y le hablaran del corazón, por lo general se producían momentos de incómodo silencio. “No puedo recordar cómo me siento”, le decían.

Como Lim pronto descubrió, esos jóvenes no podían expresar lo que sentían sin que la IA les dijera qué decir. Decidió que su método tradicional de compromiso profesional era inadecuado dadas las circunstancias, y que tenía que encontrar otra forma de ayudar a sus pacientes a que se abrieran.

El 30 de agosto, Lim dirigió un taller de trabajo durante la convención 2025 de los Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASi) en la División de Asia-Pacífico Sur (SSD) de la Iglesia Adventista en Phuket, Tailandia. Durante su presentación, Lim compartió algunas de las últimas investigaciones sobre los efectos negativos de la IA en el desarrollo del cerebro humano y sugirió cómo contrarrestar esos efectos.

Conectados pero aislados

Existen importantes desafíos mentales en Singapur, en especial entre los jóvenes, dijo Lim. “Hay adicciones al vapeo, acoso en la escuela y un mayor estrés porque muchos están perdiendo sus trabajos debido a la IA”, dijo. “Alrededor del cincuenta por ciento de los graduados no pueden actualmente encontrar un empleo de tiempo completo”.

Además, explicó Lim, los jóvenes ya no hablan mucho. “Simplemente se comunican mediante mensajes de texto y usan ChatGPT para decirles qué comunicar”. Para ella, “esto da mucho miedo, porque no entienden lo que no saben. En Singapur estamos cada vez más aislados. Creemos que estamos conectados, pero no nos entendemos”.

Asistentes a la convención en una sesión de trabajo sobre los problemas planteados por el abuso actual de la IA, en especial entre los jóvenes asiáticos, y sobre cómo enfrentar algunos de esos desafíos [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Una fuente de estrés y confusión

Lim también explicó que cuando los jóvenes acuden a la IA en busca de respuestas, obtienen muchas que son inespecíficas y, a veces, contradictorias. “Ven todas esas respuestas y no saben cuál es la correcta, por lo que se estresan y confunden más”, dijo.

La situación está dando lugar a una generación de jóvenes extremadamente ansiosos y desilusionados, que no quieren levantarse por la mañana para ir a trabajar. Se conoce como “la generación del impostor”, porque cuando van a trabajar, sonríen y actúan como si todo estuviera bien, explicó Lim. “Evitan mucho los conflictos. Incluso cuando vienen a la sesión y empiezo a hacerles preguntas sobre sus sentimientos, me dicen: ‘¿Podemos no tocar ese tema? ¿Podemos hablar de eso otro día?’ Son procrastinadores por naturaleza”.

Otros simplemente se dan por vencidos y terminan quedándose en casa, aislados, en la casa de sus padres. “Dejan de buscar trabajo y no tienen amigos”, contó Lim. “Y el número [de jóvenes en esa situación] está creciendo constantemente en toda Asia”.

Lo que muestran los estudios científicos

Los que están estudiando las interacciones humanas con la IA también están viendo patrones preocupantes, informó Lim. “Al principio, la IA es tu asistente, pero luego se convierte en tu consultor: ‘Será mejor que consulte primero con ChatGPT’”, ilustró Lim. Después de un tiempo, la IA se convierte en tu socia: ‘Ya no puedo vivir sin ti’. Finalmente, la pregunta es: ¿Puede la IA convertirse en un amigo? ¿O ser incluso tu jefe?”

“Sabemos que a pesar de todo lo que está sucediendo, el Espíritu Santo está ahí, listo para guiarnos a toda la verdad”, dijo Carolyn Lim durante una presentación en Phuket, Tailandia, el 30 de agosto. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Después de citar estudios científicos recientes, Lim contó algunos de los nuevos hallazgos sobre el efecto del abuso de la IA en el cerebro humano. “La gente ya no piensa, porque le han pedido a la IA que piense por ellos”, dijo. “Los estudios muestran que al cerebro humano no le gusta eso. ¡En realidad se está encogiendo!” Explicó: “Hay conexiones humanas que un robot no entiende”.

Lim informó cómo un estudio publicado por el Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en junio de 2025 reveló “efectos neuronales y conductuales alarmantes resultantes del uso prolongado de ChatGPT para escribir”. Los estudios mostraron una caída masiva en la conectividad cerebral (la creatividad y la memoria fueron las más afectadas): bajo sentido de propiedad y escritura robótica (sin alma) y deuda cognitiva (disminución del pensamiento independiente y del compromiso cerebral). “He notado mucho ese fenómeno en mis pacientes jóvenes”, dijo Lim. “No saben pensar, y como no saben pensar, se confunden y se estresan más”.

¿Qué podemos hacer?

Al presenciar la falta de comunidades significativas que tienen algunos de sus pacientes, Lim decidió que crearía una comunidad para ellos. Al centrarse en la terapia de grupos pequeños, ahora está tratando de ayudar a los jóvenes a que «guarden sus teléfonos y simplemente hablen entre ellos”.

No fue una tarea fácil, reconoció Lim, porque al principio “se producía demasiado silencio”. De hecho, contó, “me hacían muchas expresiones faciales y gestos, pero no palabras”. Su trabajo consistió en ayudarlos a comenzar a interpretar sus expresiones y gestos y a ponerlos en palabras. “A medida que el mundo se vuelve más silencioso, el dolor y el trauma permanecen ocultos”, explicó Lim. “Así que nuestro trabajo [como terapeutas] es ayudarlos, mediante la música, el arte u otros métodos, a que comiencen a abrirse y entablen conversaciones”, expresó.

Durante su presentación, Carolyn Lim reconoció que la solución no es prohibir la IA, sino “enseñar [a las personas] la responsabilidad digital”, porque “la parte componente de discernimiento es extremadamente importante”. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Lim reconoció que la solución no es prohibir la IA, que se está convirtiendo en un elemento clave en sus vidas y trabajo. “Pero tenemos que enseñarles la responsabilidad digital; la parte componente de discernimiento es extremadamente importante”.

Explicó que sus pacientes, que saben que es adventista del séptimo día, provienen de todos los trasfondos religiosos: hay hindúes, budistas y de varias denominaciones cristianas. “Puede que nunca mencione a Elena White por nombre, pero ciertamente parafraseo muchos de sus principios para ayudar a que los jóvenes encuentren dirección en la vida, y ellos no se oponen a ello”, contó Lim. “Siento que estoy practicando evangelismo; tal vez no de una manera directa, pero haciendo todo lo posible para llegar a ellos”.

Una herramienta para alcanzarlos

Lim también ha convertido la IA en una herramienta para alcanzarlos. Junto con su esposo, a veces toma notas resumidas de sus sesiones grupales y usa la IA para escribir canciones sobre ellas. “De esa manera, se puede mantener la confidencialidad pero aun así compartir algunos de los conocimientos que estamos obteniendo”, explicó. “A veces, hacemos terapia de grupo en forma de canciones. No se trata solo de palabras, sino de ‘ocultar’ discusiones, incluso sobre situaciones traumáticas, con una melodía generada por la IA”.

Algunos pacientes también usan la IA por sus capacidades de traducción, explicó Lim. En una sociedad multilingüe como la de Singapur, es un elemento muy útil, reconoció. “Los pacientes pueden interactuar entre sí incluso cuando no hablan el mismo idioma”, dijo. “Así que ellos y nosotros estamos usando la IA para beneficiarnos”.

En general, enfatizó Lim, hay un objetivo misionero en todo lo que ella y otros profesionales adventistas similares llevan a cabo. “Tenemos que usar todos los medios disponibles para alcanzarlos”, dijo. “Así que la pregunta final que les hago es: ‘¿Quién es tu jefe? ¿Quién te está controlando?’ Porque sabemos que a pesar de todo lo que está sucediendo, el Espíritu Santo está ahí, listo para guiarnos a toda la verdad”.

Traducción de Marcos Paseggi