16 de octubre de 2013 – Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…Ansel Oliver/ANN
Cuando promediaba el informe de la Secretaría de la Iglesia Adventista mundial el pasado domingo, G. T. Ng, secretario ejecutivo de la denominación, sintió que la atención había decaído en el auditorio de la sede central de la Iglesia Adventista. La luz era escasa mientras en la pantalla aparecía la trigésima diapositiva con estadísticas, gráficos y diagramas. Entonces Ng se detuvo y dijo: «A ver todos, vuélvanse al que está a su lado y díganle que tiene un aspecto maravilloso».
Los delegados se rieron, y por un momento la sala se llenó de parloteos. Hasta las personalidades intensas aflojaron por un momento para dirigirse a un colega. «¡Dale, maravilloso!», gritó alguien a través del pasillo en dirección a Dale Galusha, presidente de la Pacific Press Publishing Association. Un día después, Ng les dijo a los cansados delegados que le dijeron al que tenían al lado que «tenía muy buen aroma».
Ng, que es oriundo de Singapur y fue decano de un seminario teológico, suele ser el principal comediante durante las sesiones de la Junta Directiva, usando con efectividad el humor al comienzo de una presentación para destacar puntos relacionados con el trabajo entre manos o con enseñanzas espirituales. Pero su humor suele servir a un propósito más básico: hacer que los delegados, que muchas veces han llegado después de cruzar varios husos horarios, se mantengan despiertos.
“Se puede ver que el nivel de energía cambia. La gente vuelve a la vida», dijo a ANN Myron Iseminger, subsecretario de la Iglesia Adventista mundial.
Cada segundo fin de semana de octubre, unos 350 líderes adventistas de todo el mundo se congregan en la sede central de la iglesia durante siete días seguidos con motivo del Concilio Anual. Aunque muchas de las reuniones incluyen cultos de adoración y actualizaciones sobre los proyectos de evangelismo, los delegados suelen estar sujetos a horas de diapositivas con informes financieros, estadísticos y extensas lecturas de los reglamentos. La mayoría de los funcionarios de las divisiones de la iglesia han estado alojándose en hoteles cercanos durante casi un mes, para participar en reuniones previas y juntas institucionales. Para muchos, la oportunidad de reírse un poco representa un bienvenido descanso.
Algunos asistentes usan el humor para suavizar una situación que de otra forma resultaría incómoda, o para reírse un poco de algún amigo de larga data.
Al anunciar el programa misionero abarcador del ministerio de salud el pasado lunes, Mark Finley, asistente del presidente, presentó accidentalmente a Peter Landless, el nuevo director de Ministerios de Salud, como el «Dr. Handysides», antes de corregirse casi inmediatamente (Landless asumió este mes después de que Handysides se acogiera a los beneficios de la jubilación). Landless no dudó ni un segundo cuando tomó el micrófono. «Muchas gracias, pastor Vandeman», dijo, refiriéndose al ya fallecido George Vandeman, que fundó el ministerio televisivo adventista «Está escrito» (Finley sucedió a Vandeman como orador director del ministerio en 1991). El salón explotó en una carcajada que produjo exclamaciones y aplausos.
«Francamente, me siento halagado», dijo más tarde Landless. «Allan [Handysides] y yo hemos trabajado mucho juntos durante un largo tiempo».
Aunque se ha jubilado hace mucho tiempo, un presidente de unión del África Central aún logró que muchos delegados recordaran sus ocurrencias en las que citaba proverbios africanos. El delegado Gerry Karst, que fue vicepresidente antes de jubilarsse, recordó que el delegado se había puesto incómodo por el tiempo en que estaba tomando un determinado punto de agenda en comparación con lo que habría llevado en su propia cultura. Fue así que se dirigió al micrófono y dijo: «Señor presidente, usted no necesita un fuego largo para freír una serpiente larga».
«Esa frase hizo reír a todos», recordó el vicepresidente Mike Ryan.
El secretario Ng comienza sus informes con una broma interminable, contada a menudo con rostro serio e intenso. «Apenas se para yo ya comienzo a reírme», dijo Lisa Beardsley-Hardy, directora de educación de la Iglesia Adventista.
El cuento de apertura de Ng de este año se refirió a un burro que estaba entrenado para comprender las órdenes bíblicas. «Amén» hacía que el burro se detuviera, mientras que «Aleluya» significaba que tenía que caminar. Cierto día, uno de los montaba el burro se olvidó de las órdenes y notó que el burro se acercaba al extremo de un precipicio. Con profunda desesperación, el que montaba el burro oró pidiendo que Dios lo ayudara y terminó su oración con un «Amén», lo que hizo que el burro se detuviera a meros centímetros del precipicio. El hombre se sintió tan feliz porque su vida había sido preservada que entonces gritó: «¡Aleluya!»
La audiencia de Ng largó una tremenda carcajada.
“Ese chiste fue mi favorito», dijo Blasious Ruguri, presidente de la División de África Centro Oriental, «porque muestra que a veces hacemos comentarios y declaraciones antes de pensar con claridad».
El miércoles, en el último día del Concilio Anual, el subsecretario Iseminger le siguió sacando el jugo a la historia de Ng cuando presentó los cambios editoriales sugeridos a varios reglamentos. «No quiero ir al galope por todas estas cuestiones finales de reglamentos pero, ¿por qué no dicen «aleluya» cuando quieren que siga y «amén» cuando quieren que pongamos fin a la discusión? ¿Les parece bien?»
“Me parece bien», exclamó a viva voz un delegado.
—informe adicional de Elizabeth Lechleitner
Traducción de Marcos Paseggi