31 de octubre de 2013 – Silver Spring, Maryland, Estados Unidos – ANN

Los directivos de la Iglesia Adventista mundial dieron a conocer en el día de hoy una declaración sobre una asociación que hace poco eligió como presidenta a una persona que no está reconocida por la iglesia mundial como ministra ordenada. La ordenación es uno de los requisitos para ser presidente de asociación. A continuación se transcribe la declaración en su totalidad.

Avancemos juntos

La sede central de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se encuentra en Silver Spring (Maryland, Estados Unidos).

Una respuesta de la Asociación General a acciones recientes en Norteamérica

La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha sido llamada por Dios como una voz urgente para el tiempo del fin, que proclama el amor de Dios y el mensaje de los últimos días al mundo. El Señor nos ha comisionado a proclamar los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12 a las personas que en todo el mundo buscan desesperados una esperanza. El mensaje y la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es único, y ha sido dado por el cielo. Nuestra primera prioridad como iglesia es conocer nosotros mismos a Cristo y compartir su mensaje de redención. Nada debe interponerse en el camino de esta proclamación en un momento en que nos unimos para alcanzar a cada «nación, tribu, lengua y pueblo» con el «evangelio eterno».

La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una comunidad de creyentes vinculados en unión por un compromiso común con Cristo, las verdades de la Biblia, una organización mundial y una misión al mundo. Cada uno de estos elementos es de vital importancia para preservar la unidad de la iglesia y prevenir su fractura. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no está organizada como un conjunto de unidades independientes. Aunque cada asociación/misión, unión y la Asociación General (que incluye a las divisiones) tienen sus propios entes, estos también están unidos por compromisos comunes, una confianza mutua y reglamentos acordados. La Iglesia, el cuerpo de Cristo, está interrelacionada. Las acciones que afectan a una parte del cuerpo afectan a todo el organismo. El apóstol Pablo lo declaró sucintamente con estas palabras: «Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo» (1 Corintios 12:12).

Los Reglamentos Eclesiásticos y Administrativos, que son el registro de nuestros acuerdos que definen de qué manera trabajaremos juntos para cumplir la obra y la misión del Señor, sirven como uno de los agentes prácticos unificantes que el Espíritu Santo usa para unir a la iglesia. Los reglamentos no son inflexibles. Pueden ser cambiados, pero reflejan la comprensión de todo el grupo, bajo la conducción del Espíritu Santo. Cuando las convicciones personales son colocadas por encima de las decisiones reglamentarias colectivas de la iglesia mundial, se establecen precedentes inquietantes. Dios trabaja de manera ordenada, y desea que su iglesia ejemplifique esta conducta santificada por medio del poder del Espíritu Santo. La humildad y la sumisión a Dios por el bien del cuerpo de la iglesia según se presentan en la Palabra de Dios y el espíritu de profecía son principios bíblicos fundamentales para beneficio de la iglesia.

En el Concilio Anual 2012, en un voto titulado, «Declaración sobre forma de gobierno, procedimientos y resolución de desacuerdos a la luz de las acciones recientes de algunas uniones sobre la ordenación ministerial», la iglesia mundial indicó firmemente que no reconoce como ministros ordenados a los individuos que no cumplen con los requisitos especificados en el reglamento. Preocupa profundamente al liderazgo mundial de la iglesia que hace poco la asamblea de una conferencia local eligió como presidenta a una persona que no es reconocida por la iglesia mundial como ministra ordenada. La ordenación al ministerio es uno de los criterios especificados para ser presidente de asociación. La administración de la Asociación General está trabajando con la administración de la División Norteamericana en un momento en que debe enfrentar las implicaciones del voto de esta asociación local, que va en contra del voto del Concilio Anual 2012.

En el presente, la iglesia mundial está trabajando en una Comisión de Estudio de la Teología de la Ordenación, con la participación de todas las divisiones, con el propósito de entender mejor las funciones de la ordenación, así como la función de las mujeres en relación con la ordenación al ministerio del evangelio. Se está llevando a cabo un cuidadoso proceso, y se presentarán informes en el Concilio Anual 2014 con la expectativa de que este tema sea presentado en el Congreso de la Asociación General 2015 para tomar una decisión bajo la conducción del Espíritu Santo.

Tenemos confianza plena en la conducción divina de su preciosa iglesia remanente. Por la gracia de Dios y por medio de la conducción del Espíritu Santo, la iglesia encontrará el camino en medio de estos momentos de grandes desafíos, mientras avanza con el mensaje y la misión singulares que se le ha encomendado al movimiento adventista. Es el plan de Dios de que proclamemos su verdad profética para el tiempo del fin a cada extremo del planeta, y en especial a los enormes centros metropolitanos del mundo, por medio de la «Misión a las ciudades», utilizando todas las formas posibles de evangelismo urbano abarcador, lo incluye un ministerio de salud abarcador y muchos otros métodos. Instamos a todos los miembros y líderes de la iglesia a que oren para que el Espíritu Santo nos una para cumplir la promesa de Cristo de que sea «predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces [venga] el fin» (Mateo 24:14). Unidos en el amor de Cristo, conectados por un mensaje bíblico en común, vinculados por medio de una organización eclesiástica común y comprometidos mutuamente con confianza y respeto recíprocos, por medio del poder del Espíritu Santo, confiamos en que esta iglesia triunfará al fin y proclamará el mensaje eterno de Cristo hasta los confines de la tierra, en anticipación de la pronta segunda venida de Cristo.

—Directivos de la Asociación General

Traducción de Marcos Paseggi

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