17 de enero de 2014 – Barretos, San Pablo, Brasil…Mark A. Kellner, Adventist World, con Felipe Lemos y Deborah Calixto, ASN

Un récord de 35 mil jóvenes, en su mayoría adventistas provenientes de doce países se reunieron en Barretos, en el estado brasileño de San Pablo desde el 7 al 12 de enero con motivo del IV Camporí Sudamericano de Conquistadores, en un encuentro de jóvenes que promovió la vida cristiana y el servicio comunitario.

Jóvenes adventistas se reunieron en Brasil la semana pasada con motivo del IV Camporí Sudamericano de Conquistadores, uno de los eventos más grandes de jóvenes cristianos en el mundo. Imagen por cortesía de ASN/ANN

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El gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckmin, dio la bienvenida formal a los participantes, que llegaron hasta allí procedentes de los países de Sudamérica, Norteamérica, Europa, África y Asia.

El Camporí del Club de Conquistadores es uno de los proyectos mundiales más grandes para el apoyo espiritual, social y educacional de los niños y jóvenes. A lo largo del año, unos 150 mil niños y adolescents de entre 10 y 15 años se reúnen los sábados y domingos para adquirir diversas habilidades, que van desde cómo dar primeros auxilios a un herido o cómo sobrevivir en el desierto o la selva y cuidar del medio ambiente.

La ciudad recibió 850 autobuses que trasladaron a los participantes predominantemente de las Américas, aunque algunos llegaron de Asia y Europa. Se estima que hubo unas ochocientas zonas destinadas para alimentar a los asistentes.

El Camporí también contó con un museo donde se mostró la historia de los Conquistadores, un centro de compras, un supermercado, una panadería, una cafeteria, puestos de policía y bomberos y al menos quinientas personas a cargo de la seguridad y el tránsito interno.

«Es una estructura masiva para garantizar la seguridad de todos los participantes», dijo Udolcy Zukowski, coordinador general del evento. «Hacemos este tipo de evento una vez cada diez años, debido a la logística que se necesita. El Club de Conquistadores es un evento continuo: cada sábado y domingo, los clubes se reúnen para a que los niños y los adolescents no se involucren en actividades negativas tales como las drogas o el delito. Les enseñamos valores que esperamos que sigan siendo parte de su vida». Y aunque la «ciudad» de los Conquistadores en el «Parque Cowboy» de Barretos fue un centro de actividades y diversion para los jóvenes, no todo se centro en la mera diversión. Una parte importante del evento también estuvo dedicada al servicio comunitario y la obra misionera.

En un solo día, los Conquistadores visitaron cuarenta mil hogares de Barretos, compartiendo información sobre cómo proteger a los niños del abuso, además de repartir un folleto sobre la prevención de la fiebre del dengue. Al día siguiente, se distribuyeron en forma gratuita cuarenta mil ejemplares de «La única esperanza», un libro del pastor adventista Alejandro Bullón.

El viernes 10 de enero, los ciudadanos recibieron un DVD con imagines de Israel, Turquía, Grecia y Roma, y un mensaje especial de la Biblia sobre lo que tuvo lugar en esos lugares históricos.

Durante las tardes del 8 al 10 de enero, se llevó a cabo una Feria de Salud en tres lugares de Barretos, en la que profesionales de salud y oradores ofrecieron consejos sobre ocho remedios naturales y su uso para tener salud. En estos lugares también se ofrecieron temas especiales dedicados a la salud femenina.

Una característica única del Cuarto Camporí Sudamericano fue su esfuerzo por incluir a personas con discapacidades. Natalia Paola Blanco tiene 22 años, y pertenece al Club de Conquistadores Ebenezer, ubicado en el noroeste de Argentina. Natalia sufre de síndrome de Down. «La apertura fue hermosa», dijo la jovencita.

Su madre, Elva Blanco, enfatizó que el contacto con el club ha hecho una gran contribución a la participación social, la comunicación y el aprendizaje de su hija. También representa una oportunidad para que los jóvenes advetnistas aprendan una lección sobre la igualdad y la participación social.

Elías Santos, de 19 años, es instructor en el Club de Conquistadores Cinco Océanos, en la ciudad brasileña de Bahía, y es discapacitado. Para él, asistir al evento es un sueño hecho realidad. «Yo participo en todas las actividades del club, y los muchachos jamás se burlan de mí», dijo.

Diego Barreto, un amigo de la infancia de Elías, dijo que la Amistad que halló en el club sin duda ha influido para que Elías venza los problemas que sufre en su pierna izquierda. Diego dijo que Elías «se unió al club y entonces sufrió el accidente. Pero los Conquistadores lo han aceptado, porque para nosotros él no es discapacitado. Además él todavía juega a la pelota con nosotros, ¡y lo hace mejor que yo!»

Al igual que Elías, Leonardo Fontán, que se incorporó hace tres años al Club de Conquistadores Herederos, de Villa Luzuriaga, en Argentina, también sufre de una discapacidad física y asistió al Camporí. «Me gusta acampar, participar en eventos y ayudar a la gente», explicó. El 14 de diciembre de 2013, tres semanas antes del Camporí, Fontan decidió expresar públicamente su decision de seguir a Cristo por medio del bautismo, como resultado de su participación en el Club de Conquistadores.

Además de los acampantes que estuvieron en el lugar, otro grupo significativo también participó del evento, pero con una diferencia: un Camporí Virtual, con transmisiones en vivo de los programas e interacción por medio de las redes sociales.

La versión virtual no estaba entre los planes del equipo de comunicaciones que coordinaron las actividades. Rogério Ferraz, gerente de estrategias digitales de la Iglesia Adventista en Sudamérica, dijo que la idea surgió espontáneamente gracias a Conquistadores que estaban participando de la transmission web. «El objetivo inicial era contar a los Conquistadores que no pudieron venir lo que estaba sucediendo aquí, para que tuvieran una idea de lo que estaba sucediente y compartieran algunos de los eventos», dijo.

Los acampantes virtuales crearon dos grupos de Facebook denominados #CampanhaTrunfoParaOsInternautas” y “No fui pero estoy en el #CamporiDSA”. Los grupos operaron al mismo tiempo que las transmisiones oficiales del sitio web del Camporí.

Estaba observando el chat CamporiTV, y vio que mucha gente en línea estaba triste por no haber podido asistir al evento. Como no me gusta ver a nadie triste, tuve la idea de crear el grupo, de hacer que todos se sientan motivados y felices», dijo el Conquistador Henry Santos, de Puerto Seguro, que creó el grupo de Facebook con la etiqueta #CampanhaTrunfoParaOsInternautas.

Dado que están tan conectados con lo que está sucediendo, los participantes en línea comenzaron a sentir que ellos también eran parte del Camporí, y quisieron obtener un reconocimiento por su participación.

«Así fue que creamos la idea de un Camporí Virtual y comenzamos a incorporar algunos requisitos para que pudiran competir y obtener el reconocimiento, para que tuvieran algo que mostrara que en realidad estaban participando en la programación diaria, observando e interactuando. Al cumplir estos requisitos, podrán obtener el reconocimiento», dijo Ferraz.

Y no fueron únicamente los conquistadores presentes en Barretos los únicos que escucharon los mensajes del pastor Odailson Fonseca, orador del evento. Televidentes a miles de kilómetros de distancia también se sintieron parte de la invitación para un «Encuentro para la eternidad». «No estuve para el IV Camporí, pero estoy conectado con CamporiTV… También tengo una cita con JESÚS…#C‪amporiDSA #campanhaTrunfoParaOsInternaltas ‬” escribió en Facebook Ana Leticia, de Marañao.

El ministerio por Internet tuvo sus consecuencias, dijo Ferraz. Una jovencita, que había planeado asistir al Camporí pero que cambió de idea a último momento, siguió el programa por internet y envió un mensaje diciendo que pensaba regresar a la iglesia. Otra señal del éxito: se recibieron 680 solicitudes en línea de los participantes por esa vía para recibir sus reconocimientos.

En total, los contenidos del Camporí fueron vistos 337 mil veces por 80 mil personas de 97 países, informaron los directivos.

Traduccción de Marcos Paseggi

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