27 de mayo de 2014 – Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…Ansel Oliver/ANN
La Iglesia Adventista del Séptimo Día es uno de los muchos grupos que se unirá a la Organización Mundial de la Salud para marcar este próximo 31 de mayo como el «Día Mundial Sin Tabaco».
La Iglesia Adventista está apoyando el lema de este año, que es «Para aumentar los impuestos al tabaco», objetivo que constituye una rec0mendación central en la declaración de 1996 contra el tabaco que realizó la iglesia.
Una declaración de la Organización Mundial de la Salud expresó: «Un aumento impositivo que incremente los precios de tabaco un diez por ciento hace que el consumo del tabaco disminuya alrededor de un cuatro por ciento en los países de ingresos elevados, y un 8 por ciento en los países de ingresos medios y bajos». La declaración también expresó: «El uso del tabaco es la causa de muerte que más se puede prevenir en el mundo, y en el presente es responsable del diez por ciento de las muertes adultas en el planeta».
El doctor Peter Landless, director de Ministerios de Salud de la Iglesia Adventista mundial, dijo que el aumento de los impuestos al tabaco es una de las maneras de costo-beneficios más efectiva de reducir el consumo del tabaco, en especial entre los jóvenes y los pobres. «Aunque respetamos la libertad de compra y venta en el mercado, también tenemos que respetar la libertad de los ciudadanos de establecer políticas que hagan disminuir la causa de muerte que más se puede prevenir», expresó.
Los adventistas, que son conocidos por la promoción de la vida sana, dejaron registros de estar contra el tabaco más de una década antes de que se estableciera oficialmente la denominación en 1863.
A medida que los países desarrollados endurecen sus restricciones al tabaco, las tabacaleras se están enfocando cada vez más en los países en desarrollo, donde enfrentan menos resistencia. Los adventistas siguen adelante con iniciativas antitabáquicas por medio de la red mundial de iglesias, instituciones educativas y hospitales que posee la denominación.
En Camboya, un país del sudeste de Asia, donde los índices de fumadores alcanzan aproximadamente al 40 por ciento de los hombres, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales ha implementado proyectos antitabáquicos desde 1995. En el pasado, los funcionarios de salud de los gobiernos solían fumar durante las reuniones, lo que llevó a ADRA a asociarse con otras organizaciones no gubernamentales para ayudar a reducir el índice de fumadores, que a mediados de la década de 1990 estaba en el 70 por ciento.
«ADRA está trabajando actualmente para crear mayor conciencia por medio de sus programas de desarrollo rurales y de otros socios en casos donde los índices de fumadores no han disminuido con tanta rapidez como en los centros urbanos», dijo Mark Schwisow, director de ADRA Camboya.
En Bulgaria, en el Este de Europa, los datos revelan que el 45 por ciento de la gente de entre 25 y 64 años fuma, dijo Valerie Dufour, directora de Ministerios de Salud de la Iglesia Adventista en la División Intereuropea. La Iglesia Adventista de Bulgaria es uno de los varios grupos que está buscando que vuelva la prohibición contra el tabaco, que fue anulada por el Parlamento en 2010, dijo Dufour.
En Portugal, en Europa Occidental, la Iglesia Adventista ha llevado a cabo planes para dejar de fumar desde 1967, dijo Dufour. En el país, más de cuatro mil programas han alcanzado a unos sesenta mil fumadores.
La Iglesia Adventista comenzó con un plan para dejar de fumar en la década de 1950, que más tarde fue llamado «Respire Libre». En julio, la Iglesia Adventista dará a conocer una versión actualizada del programa, para incluir nuevas investigaciones y métodos. El nuevo programa fue escrito nuevamente en colaboración entre la Comisión Internacional para la Prevención del Alcoholismo y la Drogadependencia y la Universidad de Loma Linda, una institución de la Iglesia Adventista en California, Estados Unidos.
“Oramos para que esto sirva de impulso para renovar las energías en los esfuerzos de la Iglesia Adventista de hacer una diferencia en las vidas de muchos que desean abandonar el hábito», dijo Landless, el director de ministerios de salud. «Mi oración es que respondamos a este llamado. La necesidad es clara, y nuestro deber también».
Traducción de Marcos Paseggi