Cientos de personas fueron bautizadas en el Lago Nicaragua el 15 de marzo de 2015. Imágenes por cortesía de Ted N.C. Wilson/AR

15 de marzo de 2015 | Granada, Nicaragua | Andrew McChesney, editor de noticias, Adventist Review

Miles de personas, muchos de ellos abrazándose y llorando de gozo, se agolparon alrededor de un gran lago para un bautismo masivo el pasado fin de semana, que puso fin a la primera gran campaña de evangelización de la Iglesia Adventista en Nicaragua.

De izquierda a derecha: Israel Leito, presidente de la DIA; Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial junto a su esposa Nancy, Julia Mena, alcaldesa de Granada; Wilfredo Ruiz, presidente de la Unión Centroamericana del Sur; y Mark Finley. Los pastores se dirigen al lago para participar de los bautismos.

Decenas de pastores de camisa blanca y corbata bautizaron a 1884 personas en las rizadas aguas del Lago Nicaragua este domingo. Otras doscientas personas que no pudieron llegar al lago fueron bautizadas en distintas iglesias, lo que llevó el número de bautismos en el país desde octubre pasado a doce mil.

«Que este bautismo bendiga nuestras aguas», dijo Julia Mena, alcaldesa de la cercana ciudad de Granada, al dirigirse a la multitud.

Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial, quien fue testigo de los bautismos del sábado desde la playa arenosa junto a un grupo de líderes de la iglesia y la alcaldesa de Granada, dijo que fue espectáculo emocionante.

«Fue un privilegio estar presente en una escena tan impresionante, en la que jóvenes se tomaron de las manos dentro del lago como un escudo humano, para asegurarse de que las personas no se adentraran mucho en el agua, y también ver las decenas de pastores que participaron del bautismo», dijo a la Adventist Review.

En la playa también se llevaron a cabo decenas de bodas. Muchos nicaragüenses viven en pareja y tienen hijos, pero no llegan a contraer matrimonio ante la ley. Es por ello que algunos abogados donaron de su tiempo para venir hasta el lago y casar a esas personas en ceremonias civiles antes de que fueran bautizadas. De acuerdo con la ley de Nicaragua, un pastor no puede casar legalmente a una pareja.

Un pastor adventista abraza a su madre, quien después de quince años decidió bautizarse.

Entre los bautizados estuvo una mujer cuyo hijo, que es pastor adventista, había orado durante quince años para que ella aceptara  a Cristo, dijeron los líderes. La madre, que tiene más de 50 años, tomó la decisión junto al lago, y frenéticamente comenzó a buscar entre la multitud a su hijo para que pudiera sellar su compromiso ese día. Cuando se enteró de la noticia, su hijo comenzó a llorar, y los dos se abrazaron con fuerza, sin deseos de soltarse. El hijo bautizó entonces a su madre.

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Los bautismos del domingo coronaron un año de esfuerzos de evangelización que comenzaron con el establecimiento de unos cinco mil grupos pequeños que estudiaron sobre estilos de vida saludable tanto en Nicaragua como en la vecina Costa Rica. Los grupos más tarde comenzaron a estudiar la Biblia, y los participantes fueron invitados a asistir a las reuniones de evangelización en toda la región. El evangelista Mark Finley llegó a Nicaragua la semana pasada para poner fin a la iniciativa con cuatro días de conferencias ante multitudes de más de tres mil personas en la ciudad de Managua, la capital del país.

El Lago Nicaragua, el más grande de América Central, se encuentra a una hora de viaje de Managua.

Los pastores levantan sus manos después del último bautismo.

La Iglesia Adventista tenía 203.698 miembros en la Unión Misión Centroamericana Sur, que abarca a Nicaragua y Costa Rica, para fines de 2014.

Finley celebró el compromiso de los adventistas de Nicaragua en la tarea de compartir a Cristo con otras personas.

«En Nicaragua el evangelismo no es un evento, sino una forma de vida», dijo el lunes. «Nuestra iglesia ha captado verdaderamente el concepto de que la cuestión no es tan solo cuántas personas traemos a la iglesia. Es cuántos miembros enviamos equipados y capacitados para que hagan un impacto en sus comunidades para Cristo».

Finley dijo que los administradores y los miembros de iglesia locales estaban dedicados a la misión de la iglesia, y que su entusiasmo era contagioso con la gente que asistió a las reuniones.

«Cuando el transporte público no funcionó el viernes de noche pasado, decenas caminaron hasta el lugar de las reuniones», dijo. «Uno de los ancianos alquiló seis taxis de su propio bolsillo para llevar a los interesados en estudiar la Biblia a las reuniones. Otros viajaron toda la noche en autobús para asistir al bautismo del domingo».

“Lo que importaba a tantos de estos creyentes adventistas era la salvación de su familia, amigos, vecinos y colegas, y estuvieron dispuestos a hacer sacrificios personales para hacer realidad ese sueño. Me voy de Nicaragua inspirado y con el desafío que presenta la fe de toda nuestra feligresía».

Traducción de Marcos Paseggi

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