9 de julio de 2015 | San Antonio, Texas, Estados Unidos | Libna Stevens, Adventist Review/ANN

Waylon Johnson. Imagen de Daniel Gallardo/DIA

Waylon Johnson está sentado con expresión de asombro dentro del Alamodome mientras es testigo de la manera en que los líderes de la iglesia toma las decisiones para hacer avanzar la obra de la iglesia en el mundo.

Johnson ganó un viaje gratuito al 60° Congreso de la Asociación General en San Antonio, Texas, Estados Unidos, después de ganar la competencia del “Boom Bíblico” en su iglesia en Freeport, Bahamas.

“Sentir y escuchar la diversidad que me rodeaba, y ver que los líderes de la iglesia respetan las diferencias de opinión y se manejan con oración para cada una de las decisiones tomadas me hace sentir parte de un movimiento mundial realmente grande”, dijo Johnson, un delegado joven de la División Interamericana.

Johnson, que tiene 30 años, absorbe cada palabra, cada nota musical y cada cántico presentado y le agradece a Dios por permitirle ser parte de una experiencia tan inspiradora.

Johnson comenzó su viaje a San Antonio en 2011, cuando compitió contra cientos de jóvenes en competencias bíblicas en su iglesia. A estas le siguieron competencia a nivel de asociación, unión y división. Finalmente se convirtió en ganador de la competencia final del “Boom Bíblico” de la División Interamericana para ese año, y obtuvo una beca de un año para estudiar en la Universidad Adventista de las Antillas en Puerto Rico. Este año comenzará su tercer año de teología en la universidad.

Hace solo dos meses, Johnson compitió contra los tres principales ganadores del “Boom Bíblico” y se hizo acreedor del título de “Campeón del Súper Boom Bíblico 2010-2015”, asegurándose un lugar como delegado oficial al congreso.

Después de escuchar que Ted N. C. Wilson, el presidente de la Asociación General, habló sobre el desafío de alcanzar a otros en el campo misionero, Johnson quiere llegar a ser misionero cuando se gradúe.

“Ver la manera en que la iglesia está unida en la misión y en la segunda venida, aun cuando venimos de diversas partes del mundo, me hace sentir tan orgulloso de ser adventista”, dijo Johnson. “Esta es una experiencia que jamás olvidaré”.

Dámaris Suárez, de Cuba, está saboreando cada momento durante su primera visita al Congreso de la Asociación General.

“Es un sentimiento indescriptible ver que tantas cosas se están llevando a cabo aquí”, dijo Suárez, de 48 años.

Dámaris Suárez. Imagen de Daniel Gallardo/DIA

Suárez, una de las primeras delegadas que asistió al Congreso de la Asociación General proveniente de esa nación insular del Caribe, toma apuntes de cada mensaje. Su plan es compartir lo que aprenda con la iglesia, a la cual ministra en el distrito de Bolivia, en la provincia Ciego de Ávila, a unos 420 kilómetros al este de La Habana.

Suárez confiesa que no es pastora ni instructora bíblica, y que solo completó el sexto grado. Pero ha entregado su corazón a Cristo y desde entonces le ha servido. Hace 18 años, se organizó una iglesia en su hogar. Hoy día, 92 miembros se reúnen allí cada semana, y a partir de esa iglesia se ha formado un nuevo grupo.

En el Alamodome, Suárez se emociona hasta las lágrimas cuando escucha los mensajes devocionales, las presentaciones, las partes musicales, y los mensajes espirituales, y expresa “amenes” y “aleluyas” desde su asiento.

“Dios me ha dado un regalo tan grande al permitirme estar aquí”, dijo. “Ver representadas a tantas culturas y alabando a Dios desde el corazón en sus propios idiomas me produce un nudo en la garganta”.

Después de enfrentar muchos obstáculos y desafíos en su país, dice que es una bocanada de aire fresco ver qué bien están coordinadas las cosas en el Congreso de la Asociación General, y cuán rápidamente se mueven las filas en el comedor.

“El proceso por el cual la iglesia lleva a cabo su trabajo y todo lo demás me impresiona muchísimo”, dijo. “Todo está tan bien organizado. Es definidamente una gran lección que tenemos que aprender”.

Suárez ha contado a sus amigos que ha visto miles de adventistas que caminan juntos por toda la ciudad, como si fueran ocupadas hormigas yendo de un lado para el otro.

“Puedo imaginar cómo será el cielo”, dijo.

George W. Brown. Para George W. Brown, presidente de la División Interamericana de 1980 a 1993, ver a la iglesia y su alcance mundial en la actualidad es tan inspirador como cuando asistió por primera vez al 50° Congreso de la Asociación General llevado a cabo en Detroit, Míchigan, Estados Unidos.

George W. Brown. Imagen de Daniel Gallardo/DIA

Le resulta particularmente satisfactorio ver que la iglesia reafirma su postura sobre la misión, dijo Brown, de 91 años, quien está asistiendo a su undécimo Congreso de la Asociación General. Escuchar que los líderes hablen sobre un cambio hacia nuevos métodos de evangelización es precisamente el énfasis que esperaba ver en la iglesia.

“Estoy esperando decisiones que intensifiquen el impulse mundial de la iglesia para terminar la obra”, dijo el delegado. “Necesitamos nuevas estrategias para alcanzar al mundo con un renovado impulso”.

Brown quiere que la iglesia sienta el entusiasmo por el evangelismo, de manera similar a lo que vio allá por 1966 durante la presidencia de Robert H. Pierson.

“‘De todas partes a todas partes’” era la frase que se acuño en el congreso en el que se enviaron misioneros no solo de Norteamérica sino de todo el mundo al campo misionero”, dijo Brown.

Brown, quien fue elegido pero rechazó el cargo de presidente de la Asociación General durante el Congreso de la Asociación General 1990, dice que se siente feliz de ver la diversidad de líderes que tiene la iglesia hoy.

“Esta inclusión de los diversos grupos étnicos y culturas del mundo ha realmente unificado a la iglesia”, expresó.

Traducción de Marcos Paseggi

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