27 de septiembre de 2015 | Filadelfia, Estados Unidos | Andrew McChesney, editor de noticias, Adventist Review
Un pequeño equipo de voluntarios adventistas cumplió su objetivo este domingo al distribuir un millón de folletos con títulos tales como «Esperanza para las familias» y «El sábado» a los miles de personas que atestaron la ciudad de Filadelfia por el fin de semana para ver al Papa.
Los voluntarios, provenientes de Filadelfia misma y provenientes hasta de Hawái, han estado distribuyendo folletos de GLOW durante los últimos diez días como parte de una iniciativa que, dicen ellos, ha sido bendecida por Dios, en medio de indicaciones de una lucha entre el bien y el mal.
El esfuerzo misionero llegó a su fin el domingo por la noche, en momentos en el Papa Francisco puso fin a una histórica visita de seis días a los Estados Unidos con una misa vespertina en la ciudad.
«Hemos encontrado a tantas buenas personas que nos agradecieron y oraron con nosotros», dijo Martha Vang, voluntaria de California, a la Adventist Review. “Es maravilloso ver cómo Dios enternece los corazones».
Un equipo de 30 a 45 voluntarios distribuyó folletos todos los días en las calles, los hogares, y en automóviles en los estacionamientos, dijo Nelson Ernst, director del ministerio GLOW, que es parte de la Unión Asociación del Pacífico de la Iglesia Adventista, quien organizó y financió la iniciativa.
Ernst dijo que la experiencia fue inolvidable.
«Hubo policías que se nos acercaron en los vecindarios más pobres, y nos dijeron: ‘Sabemos lo que están haciendo y queremos agradecerles y hacerles saber que los estamos protegiendo'», dijo Ernst.
Historias de transformaciones
La voluntaria Tijan Oloa dijo que su propia vida se vio transformada después de que comenzó a compartir su experiencia de distribuir folletos con su esposo durante 11 años, un cristiano que guarda el domingo, allí en su hogar en Sacramento, California, quien antes no había demostrado interés en estudiar la Biblia.
«Mi esposo ha comenzado a estudiar la Biblia por su cuenta para entender lo que está pasando en este momento de la historia del planeta», dijo Oloa.
El interés de su esposo en la Biblia se vio motivado por dos incidentes que se produjeron en el primer día completo de la iniciativa misionera, el sábado 19 de septiembre.
Oloa pasó gran parte de la tarde colocando folletos de GLOW en las puertas de los automóviles y bajo los limpiaparabrisas de los estacionamientos. Cerca del final del día, un hombre vino corriendo hacia una furgoneta de GLOW a la que acababa de subir, dio Oloa. El hombre golpeó la puerta de la furgoneta y gritó: «¿Qué están haciendo? ¿Qué están haciendo?» Entonces logró abrir la puerta corrediza de la furgoneta y, señalando directamente a Oloa en el asiento trasero, exclamó: «¿Quién es esta mujer?»
Los atónitos voluntarios se quedaron sentados, sin decir palabra.
«El conductor logró salir rápidamente del lugar y nos sacó de esa situación», dijo Oloa.
Sin embargo, otra sorpresa aguardaba a los voluntarios cuando llegaron al siguiente estacionamiento para recoger a otro voluntario.
Este voluntario contó que un hombre había corrido hasta ella para preguntarle si había puesto un folleto en su automóvil, Ella replicó que no lo había hecho, pero que había sido puesto allí por una de sus compañeras al recorrer el lugar unas horas antes. Esa compañera era Oloa, y ella había dejado un folleto titulado «La promesa de la paz».
«El hombre dijo que GLOW le había salvado la vida», dijo Oloa. «Le había dicho a Dios que se suicidaría esa día, y vio el folleto de GLOW como una señal de que no tenía que hacerlo».
El hombre procuró darle cien dólares a la voluntaria, como una donación para el ministerio GLOW.
Esa noche, Oloa contó por teléfono los sucesos del día a su esposo.
“Él se quedó realmente sin palabras al darse cuenta de que realmente se está llevando a cabo una batalla entre el bien y el mal», dijo Oloa. «Uno realmente no lo ve a menos que sea consciente de ello».
Lo que hace que esta historia sea aún más maravillosa es que Oloa no estaba segura de viajar hasta Filadelfia. Le preocupaba dejar a sus tres hijos y su trabajo durante diez días y encontrar un boleto de avión a buen precio. Pero dijo que al orar durante una semana sobre el tema, el Espíritu Santo la siguió convenciendo de que fuera, y todo salió bien una vez que solicitó colaborar como voluntaria.
“Creí que solo venía para ser una voluntaria para distribuir GLOW, pero esto ha sido realmente una bendición para toda la familia», dijo Oloa. «El Señor me está mostrando que yo no escogí venir aquí, sino que él quería que viniera para hacerme una mejor persona y cambiar a mi esposo».
Un donante millonario. La idea de distribuir un millón de folletos de GLOW se le ocurrió a Ernst, el director del ministerio, mientras estaba en su casa un viernes por la noche hace varios meses.
«Dios me siguió insistiendo que teníamos que hacer algo, porque sabíamos que el Papa estaría en Filadelfia», dijo.
Ernst oró y se le ocurrió un plan sumamente básico. Corrió a su computadora y escribió algunas ideas. Cuando terminó, pensó: «¿De dónde vamos a sacar el dinero?» Entonces recordó que conocía a un millonario allí en la zona. Antes de que terminara el fin de semana, Ernst logró reunirse con el millonario, quien prometió pagar los gastos de imprimir un millón de folletos en la casa editora Pacific Press, en Nampa, Idaho, Estados Unidos, y los costos de envío hasta Filadelfia. En total, se necesitaban más de 30 mil dólares.
Se imprimieron ocho títulos diferentes: siete de la colección ya conocida, más un octavo: «Esperanza para las familias», que trata sobre la segunda venida de Cristo, preparado especialmente para la visita enfocada en las familias que tendría el Papa a Filadelfia.
GYC, un ministerio adventista de apoyo compuesto por jóvenes ansiosos de compartir el evangelio, contribuyó con la publicidad, y envió a su director de evangelismo a Filadelfia. Varios de los voluntarios están vinculados con GYC.
«Muchas personas están reflexionando más en la familia y la religión, y es solo nuestro deber –a decir verdad, nuestro gran privilegio– compartir la verdad de la Biblia», dijo Natasha Nebblett, presidenta de GYC. «Solo oramos para que Dios use las semillas plantadas, y para que esto dé abundantes frutos para él».
Los voluntarios cubrieron sus propios gastos de viaje hasta Filadelfia, y pagaron un arancel de entre 115 y 170 dólares en gastos de transporte por la ciudad. La Asociación de Allegheny Oriental de la Iglesia Adventista, cuyo territorio incluye Filadelfia, alojó a los voluntarios en la Academia Pine Forge, además de brindarles el desayuno sin costo alguno.
Un ejército de voluntarios. La voluntaria Martha Vang se apuntó esperando una bendición espiritual personal, pero de manera inesperada, vino acompañada de un pequeño ejército de siete amigos y familiares hasta Filadelfia.
Vang dijo que no creía que duraría los diez días cuando escuchó del proyecto, de manera que reservó un boleto de regreso en junio que le permitiera volver a California después de seis días.
Sin embargo, horas después de regresar a su hogar, se enteró, durante una sesión de oración telefónica, de que el equipo estaba enfrentando algunos desafíos.
“Durante la llamada, el coordinador dijo que una persona estaba enferma, que otros estaban cansados, y que necesitaban más obreros», dijo Vang. «Sentí algo en lo profundo de mi corazón, que me decía: ‘Tienes que regresar a terminar el trabajo'».
Buscó en línea por ofertas de boletos y se sorprendió al hallar un pasaje de ida y vuelta para el día siguiente por solo 301 dólares, el mismo precio que había pagado por el boleto que había comprado en junio. Varios amigos buscaron otros boletos pero no pudieron encontrar nada por menos de unos 800 dólares.
«Dije: ‘Señor, ¿estás tratando de decirme algo?'», dijo Vang.
Vang tomó la decisión de volar otra vez a la otra punta de los Estados Unidos, pero ya no sola. Convenció a dos familiares y a otros cinco amigos para que la acompañaran.
«No quiero jactarme, pero me conseguí como un ejército para regresar a Filadelfia», dijo.
Fue una gran cosa contar con voluntarios extras, dijeron los demás voluntarios.
Vang dijo que está feliz de haber regresado.
«He descubierto que cuando uno no se dedica a la obra de Dios, se entibia», dijo. «Es necesario recordarse activamente que esta es la obra que se espera que hagamos, la obra por la cual el Señor nos ha puesto en esta tierra».
Una respuesta a la oración
Tara, la hermana de Vang, fue una de las que la acompañó de regreso a Filadelfia.
Cuando decenas de miles de personas se alinearon en las calles para ver al Papa el sábado 26 de septiembre, comenzó a orar a Dios para que le enviara a alguien que pudiera ser bendecido por el diálogo significativo.
«En ese momento, se me acercó alguien», dijo Tara Vang. «Me dijo que había tenido un mal día, y le dije: ‘Mire, aquí hay algo que lo va a alegrar'».
Le entregó entonces un folleto titulado: «Secretos de la salud mental».
El hombre miró el pequeño folleto con mirada atónita, antes de contarle a Vang que era bipolar, y que había tratado de suicidarse tres veces.
«Esto es exactamente lo que necesito en este momento», dijo.
Vang dijo que «se quedó sin palabras».
Sacó entonces un ejemplar del libro El conflicto de los siglos, de Elena G. White, una de las fundadoras de la iglesia, diciéndole al hombre que ese libro y la Biblia la habían ayudado a superar períodos de oscuridad.
El hombre tomó el libro y prometió leerlo.
Aunque el proyecto de diez días para distribuir un millón de folletos de GLOW terminó el domingo por la noche, Vang dijo que esperaba que los adventistas de todo el mundo aprovechen este momento en la historia del planeta para compartir la verdad sobre el pronto regreso de Cristo.
«Cada misionero ha tenido múltiples asignaciones divinas», dijo al referirse a los voluntarios de Filadelfia. «Todo lo que podemos decir es que Dios ha sido bueno con nosotros. Dios está con nosotros, y él ha ido antes de nosotros para preparar a las personas».
Traducción de Marcos Paseggi