9 de febrero de 2016 | Cuautla, Morelos, México | Sharon Domínguez/IAD
La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) de la región Interoceánica de México comenzó a distribuir sillas de ruedas a las personas con discapacidades de Cuautla, en el estado de Morelos, México, durante una ceremonia especial que se llevó a cabo el mes pasado.
Un grupo de jóvenes, adultos y ancianos se vieron beneficiados por lo que ADRA cree que marca el comienzo de un gran proyecto que proveerá de sillas de ruedas a unas 135 personas, dijo Martín Olvera, director de ADRA en la región Interoceánica de México.
“Esta iniciativa nació en realidad de una visita que ADRA hizo a una conferencia durante la cual miembros de iglesia locales pidieron ayuda para un miembro de iglesia con una discapacidad cuya familia lo transportaba en una carretilla”, dijo Olvera. Pronto se recibieron más pedidos de parte de diferentes iglesias del territorio. Se asignaron entonces pastores distritales y ancianos de iglesia para investigar las solicitudes”.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía de México, en 2015, el 6,6 por ciento de su población (6.100.000 personas) informaron tener al menos una persona con una discapacidad en su hogar. En otras palabras, en México, hay una persona con algún tipo de discapacidad en 19 de cada cien hogares. En la mayoría de los casos, muestras los datos, esto tiene que ver con personas que no pueden caminar, a lo que le siguen los impedimentos visuales, auditivos y del habla, las enfermedades mentales, y las dificultades de cuidado personal y de atención.
Gudelia Cuevas fue una de las primeras cinco beneficiadas el mes pasado con una nueva silla de ruedas. Su hijo se había encontrado con David Hernández, un primer anciano de iglesia, que había ido a la comunidad necesitada de Iztaccihuatl con un grupo de miembros de iglesia para distribuir alimentos e investigar cuáles eran las necesidades del lugar. El hijo de Cuevas solicitó una silla de ruedas para su madre, que luchaba para trasladarse después de sufrir la amputación de una de sus piernas.
Hernández volvió a la iglesia y habló con los líderes de la iglesia local sobre las diversas necesidades que había encontrado en esa pequeña comunidad, y la sede de ADRA en la región Interoceánica tomó nota del pedido.
“Me resultaba muy difícil usar las muletas, por lo que oré al Señor pidiendo que me diera una silla de ruedas gratuita, dado que no podía comprar una, y Dios respondió mi oración”, dijo Cuevas.
Olvera sabe que esto es tan solo comenzar a encarar el problema. “Sabemos que una silla de ruedas no resuelve las crecientes necesidades de un discapacitado, pero nos esforzamos por contribuir para mejorar de alguna forma su situación”, dijo Olvera.
Durante los próximos meses, las nueve regiones eclesiásticas de la región Interoceánica de México distribuirán otras decenas de sillas de ruedas donadas por ADRA en las comunidades de los estados de Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Tlaxcala, Tabasco y Veracruz.
Traducción de Marcos Paseggi