1 de julio de 2016 | Julie Lee, Maranatha Volunteers International, y Adventist Review
Voluntarios adventistas han ayudado a construir la primera iglesia en Cuba en 16 años bajo los auspicios del ministerio de apoyo Maranatha Volunteers International.
Treinta voluntarios viajaron a Cuba en junio para trabajar junto con equipos locales para edificar un templo de dos pisos en Cárdenas, un popular destino turístico en la costa que tiene 137 mil habitantes y está ubicado a 115 kilómetros al este de La Habana, la capital del país, además de ofrecer clínicas dentales y actividades para los niños.
A pesar de haber trabajado en Cuba desde mediados de la década de 1990, las complejidades políticas hacían difícil movilizar voluntarios para los más de doscientos proyectos que Maranatha ha completado en Cuba.
Entonces, una oportunidad de trabajar en Cuba surgió hace solo unos pocos meses, dijeron los líderes de Maranatha. Equipos locales se encontraban en las primeras etapas de la construcción de la iglesia adventista de Cárdenas. Maranatha organizó rápidamente un equipo de voluntarios para participar del proceso, consiguiendo participantes a partir de una lista de Internet.
La iglesia de Cárdenas, establecida en la década de 1930, enfrentó muchas dificultades, pero la congregación finalmente superó el espacio que tenían disponible. Cada sábado, los miembros tenían que levantar una lona y colocar bancos de madera fuera del templo original para acomodar a los asistentes.
Necesitaban con urgencia un nuevo templo, y cuando Maranatha llegó a Cuba en la década de 1990, la reconstrucción del templo de Cárdenas estaba al tope de la lista, dijo Don Noble, presidente de Maranatha.
“Cuando comenzamos a trabajar en Cuba, solía reunirme con el presidente de la unión, Daniel Fontaine, de manera periódica”, dijo Noble. “Recuerdo que en una de nuestros primeros encuentros, trajo una lista de proyectos que para él representaban una gran prioridad, y en esa lista estaba el proyecto de Cárdenas. El pastor Fontaine dijo: ‘Realmente necesitamos —necesitamos con desesperación— una iglesia en Cárdenas’”.
Maranatha, sin embargo, tuvo que enfrentar constantes desafíos, entre ellos, problemas con el terreno y los permisos.
Jorge González López, que es anciano de la iglesia de Cárdenas, recuerda la larga lucha para obtener los permisos pertinentes.
Cada vez “que creíamos que teníamos todas las autorizaciones, bueno, sucedía que aún faltaba algo”, dijo. “La esperanza se desvanecía, y volvíamos adónde habíamos comenzado. Implicó luchar durante veinte años hasta que, gracias a Dios, el Señor permitió que podamos construir esta iglesia”.
El gobierno aprobó el proyecto de Cárdenas en 2014, y los equipos locales comenzaron a trabajar al año siguiente. La iglesia, diseñada por Maranatha, es una diez veces mayor que el templo original, dado que puede albergar a cuatrocientas personas.
Más de doscientos adventistas viven en Cárdenas, y unos 33 mil en toda Cuba, que tiene una población de 11,3 millones de habitantes.
En marcado contraste con las estructuras más simples que construye Maranatha en muchos países, los voluntarios se vieron más limitados en lo que podían hacer en el lugar de la construcción por cuestiones de seguridad. En lugar de ello, trabajaron junto a los equipos de construcción contratados para ayudarlos en lo que fuera necesario. Varios integrantes del equipo local son miembros de la iglesia de Cárdenas.
El proyecto de la iglesia se produce después de la histórica visita en marzo pasado del presidente Barack Obama a Cuba, algo que brindó esperanza a los adventistas de la isla de que la mejora en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos pueda significar mejores oportunidades para el evangelismo. En mayo, estudiantes de la Universidad Adventista de Washington limpiaron calles, pintaron casas y llevaron a cabo chequeos gratuitos de salud en La Habana, marcando así la primera vez de que se tenga memoria en que una universidad adventista de Norteamérica patrocina un viaje misionero humanitario a la isla caribeña.
Danielle Casseus, una voluntaria del estado de Florida, en Estados Unidos, que trabajó codo a codo con los miembros de la iglesia de Cárdenas, dijo que su fe se vio fortalecida por la experiencia.
“Aumenta mi fe ver de qué manera están trabajando con diligencia para lograr algo tan difícil”, dijo Casseus. “Para mí ha sido motivo de aliento continuar y seguir orando y teniendo fe de que cuando oramos por algo, Dios lo transforma en una realidad a su debido tiempo”.
Traducción de Marcos Paseggi