Silver Spring, Maryland, United States - 7 abr 2017
El 22 de marzo de 2017, dos exempleados de Kellogg presentaron su apelación ante el Juzgado de Apelaciones del X Circuito después de que un juzgado de primera instancia hallara evidencias insuficientes de que los dos demandantes adventistas fueron tratados injustamente al ser despedidos por no presentarse a trabajar los sábados. Se espera una decisión del juzgado de apelaciones, ubicado en Denver, Colorado, Estados Unidos, en unos tres meses.
El Juzgado Distrital de los Estados Unidos del Distrito de Utah aceptó la moción de Kellogg de juicio sumario ante las demandas de tratamiento dispar, acuerdo razonable, y represalias el 7 de julio de 2016. En esa ocasión, el juzgado también denegó la moción de Richard Tabura y Guadalupe Díaz de juicio sumario.
Tabura y Díaz fueron despedidos en 2012 de sus trabajos en una fábrica de Kellogg USA, Inc. en Utah por faltar a trabajar los sábados como resultado de su creencia religiosa en el descanso en ese día. En 2011, Kellogg incrementó la producción e implementó un nuevo programa de trabajo conocido como “suministro continuo de personal”. El programa creó cuatro turnos continuos rotatorios, lo que implicó que los obreros tuvieran que trabajar aproximadamente dos sábados al mes (26 sábados al año). Aunque ambos demandantes procuraron usar los días libres pagos y cambiar con otros empleados, finalmente se les dijo que tenían muchos puntos de ausencia en un período de doce meses y, después de agotar lo que Kellogg describe como “medidas progresivas de disciplina”, fueron despedidos.
“Los demandantes perdieron el juicio en primera instancia”, dijo Todd McFarland, asesor general asociado de la Asociación General, la sede central de la Iglesia Adventista. “El juzgado dijo que lo que Kellogg les ofreció —el uso de sus vacaciones y los cambios con otros obreros— fue suficiente. La compañía no tenía en realidad que eliminar el conflicto, sino tan solo darles la oportunidad de hacerlo, y que el hecho de que no tenían suficiente tiempo de vacaciones o suficientes personas que quisieran cambiar con ellos no era problema de Kellogg”.
La Secretaría de Asesoría Legal fue parte de la apelación ante el X Circuito. La apelación sostiene que el juzgado de primera instancia se equivocó al decir que un acuerdo puede ser legalmente suficiente aun si no elimina el conflicto entre un requerimiento laboral y una práctica religiosa. También sostiene que no corresponde tratar la renuncia a las vacaciones y la licencia por enfermedad como acuerdos legítimos.
“A un adventista no le sirve que le digan: ‘Usted tiene que quebrantar solo la mitad de los sábados’. Si el conflicto no es eliminado, no le sirve para nada”, dijo McFarland. “Por ello, este caso es importante para las personas de fe, porque determina lo que puede requerir el empleador ante acuerdos por el descansó sabático”.
Para algunos, es una ironía inevitable. La compañía de fabricación de alimentos Kellogg fue fundada como la Compañía de Copos Tostados de Maíz Kellogg en 1906 por Will Keith Kellogg y John Harvey Kellogg. John Harvey, en ese entonces, era adventista del séptimo día y director del Sanatorio de Battle Creek, que era propiedad y era operado por la Iglesia Adventista. La operación del sanatorio estaba basada en los principios de salud de la iglesia, que incluyen una dieta sana, un régimen de ejercicio físico, el descanso adecuado y la abstinencia del alcohol y el tabaco.
Según el sitio web de Kellogg, los hermanos “transformaron el desayuno para siempre cuando accidentalmente hicieron copos de granos de trigo”. Will Keith siguió experimentando hasta que logró hacer copos de maíz, creando la receta de los Copos de Maíz Kellogg’s. John Harvey más tarde se apartó de las creencias de la iglesia, adoptando lo que muchos creen era una forma de panteísmo.
El caso fue apelado en el Juzgado de Apelaciones del XI Circuito por Gene Schaerr, de Schaerr Duncan. A nivel de primera instancia, el caso fue presentado por Alan Reinach, del Consejo Iglesia-Estado de la Unión Asociación del Pacífico, junto con Erik Strindberg y Matt Harrison, de Strindberg & Scholonick.
Traducción de Marcos Paseggi