Silver Spring, Maryland - 30 may 2017
26 de mayo de 2017 | Silver Spring, Maryland | Marcos Paseggi, corresponsal sénior, Adventist Review
John Dodd Freeman, el fundador de Maranatha Volunteers International, que es una organización de beneficencia, además de un ministerio de apoyo, de la Iglesia Adventista del Séptimo día, pasó al descanso el 22 de mayo del presente en Salem, Oregón. Tenía 95 años de edad.
“Se necesita una clase especial de persona para iniciar algo; para tomar una idea y volverla realidad”, dijo Don Noble, presidente actual de la organización Maranatha Volunteers International. “Esa es la clase de persona que era John Freeman”.
John Freeman y Maranatha
John Dodd Freeman nació el 16 de noviembre de 1921. Era un fotógrafo comercial y un piloto aficionado, cuando en 1969, radicando en Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos, decidió llevar a cabo con su familia un viaje misionero. Lo que él deseaba, por sobre todas las cosas, era que sus hijas tuvieran la oportunidad de comprender el valor del servicio.
De acuerdo con el sitio web de la organización Maranatha, la idea de un proyecto misionero a corto plazo no era algo necesariamente nuevo, pero John Freeman le dio un nuevo giro al concepto: Decidió que iba a invitar a otros pilotos aficionados para participar en un viaje misionero y que cada uno volaría en sus aviones hasta el sitio del proyecto.
La historia, la cual sería narrada más tarde en el libro Here Comes Adventure (Viene la aventura) (Review & Herald, 1984), escrito por el ya finado presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Robert Pierson, se ha vuelto casi legendaria. John Freeman se puso en contacto con todos los pilotos privados que conocía y les pidió que volaran sus aviones llevando a algunos voluntarios para ayudar a construir la iglesia Adventista del Séptimo Día Eight Mile Rock, en la isla de Gran Bahama.
Durante las vacaciones de navidad, un pequeño grupo compuesto de 28 jóvenes voló a las Bahamas y construyó una iglesia.
El proyecto inspiró la creación de Maranatha Flights Internacional, una organización de voluntarios que pilotearía sus aeroplanos privados con el propósito de construir edificios de iglesia en todo el mundo. La gente le llamó Christian Peace Corps, y el concepto fue volviéndose cada vez más popular entre los adventistas.
En 1973, Maranatha organizó un proyecto a grande escala en Yellowknife, Territorios Noroeste de Canadá, para construir una iglesia. Casi dos docenas de aviones llegaron a los Territorios Noroeste y tal acontecimiento llamó la atención de los dirigentes de la Iglesia Adventista. Maranatha salió entonces a la luz y el concepto atrajo también la atención pública.
In 1989, Maranatha Flights International, dirigida desde 1982 por Don Noble, se unió a Volunteers International, una organización humanitaria, con sede en Virginia. La organización recibió entonces el nombre de Maranatha Volunteers International. En ese mismo año, las oficinas principales de Maranatha se movieron de Berrien Springs, Michigan, a la región de Sacramento, California.
Unos años más tarde, Maranatha se empeñó en un proyecto en la República Dominicana que cambió el enfoque sostenido por esta organización respecto a la construcción de templos. En 1992, 1,200 voluntarios convergieron en la capital, Santo Domingo, para construir 25 edificios de iglesia urgentemente necesitados. El esfuerzo tuvo enorme éxito y representó un punto clave para Maranatha. Desde ese momento, la organización avanzó, de llevar a cabo un par de proyectos al año, al punto de concentrar sus esfuerzos para construir múltiples edificios de iglesia en cada país que entraba.
“Dios usó a John para iniciar este ministerio —una visión para involucrar a personas ordinarias en la labor en el campo misionero”, dijo Don Noble. “Cuarenta y ocho años más tarde, Maranatha Volunteers International se ha convertido en algo más que una organización misionera. Es una forma de vida, una comunidad y un compromiso y entrega para dar a conocer el evangelio a través del servicio”.
Una Vida Bien Vivida
John Freeman fue un esposo devoto para Ida Mae Freeman durante 74 años. Su familia lo describe como un “un divertido y aventurero padre para sus cinco hijas, abuelo para sus diez nietos, bisabuelo para sus 14 biznietos y tío de sus seis sobrinos y sobrinas”. Le sobreviven a John Freeman, su esposa, sus hijas Kathy Clough (Jim), Melody Durham (Bob), April Stevenson, Cherry Freemy y Jonna Davis (Clint), diez nietos, 14 biznietos (se espera que lleguen otros dos más tarde este año) y sobrinos y sobrinas.
Un próximo servicio fúnebre será anunciado en breve y, el deseo de la familia es que, en vez de flores, las personas envíen donaciones a la organización Maranatha Volunteers International. Esta organización tiene planes de construir un templo dedicado a la memoria de John Freeman, y cualquier donación adicional recibida se dedicará a llevar adelante los proyectos de Maranatha.
Don Noble resumió los sentimientos generalizados de muchos que conocieron personalmente a John Freeman. “Lloramos la muerte de John Freeman, pero su vida nos sigue recordando lo que significa responder al llamado de Dios”, dijo. “Dios no solamente usó a John Freeman para iniciar este ministerio, [sino que] lo eligió para cambiar el mundo”.
Traducción – Gloria A. Castrejón