Rudolph St. Clair Knight. Imagen por cortesía de la Asociación Norteña del Caribe

10 de agosto de 2017 | Frederiksted, Santa Cruz | Royston Philbert/DIA

Un hombre sin techo paso de dormir en los escalones de una iglesia adventista en Santa Cruz, en las Islas Vírgenes, a adorar en la iglesia y esparcir las buenas nuevas del evangelio.

A Rudolph St. Clair Knight, de 64 años, le llevó más de un año de dormir en los escalones de la iglesia adventista en Frederiksted, Santa Cruz, para pasar de un estilo de vida de drogas, alcohol y vida en las calles, gracias a un ministerio de desayuno que comenzó con los miembros de iglesia para alimentar a las personas sin techo y a los necesitados de la comunidad.

Knight está agradecido por la atención y el amor del que fue testigo cuando no tenía techo, y celebra la victoria de aceptar la gracia de salvación de Dios. “Dios es grande y él provee para todas nuestras necesidades”, dice. “Cuando tenemos a Jesús, nos sentimos satisfechos, y no necesitamos nada más. Él obra en su tiempo y, cuando más reconocemos eso, más fe obtenemos”.

Annette Francis (derecha) junto a “Desiree”, una de las personas sin techo que vive en las calles de Fredericksted. Imagen por cortesía de la Asociación Norteña del Caribe

Las miembros de iglesia Lynette Arson y Jacinta Grant ayudaron a que Knight desarrollara su fe en un Dios amante. Junto con otros miembros, comenzaron un ministerio de desayuno denominado “Manos que tocan corazones—un latido a la vez”. El ministerio, que es financiado por miembros y partidarios de la iglesia, distribuye cincuenta comidas a la comunidad de personas sin hogar cada sábado por la mañana. Lo que comenzó como una idea, como una inspiración del Espíritu Santo, dice Grant, ahora ha pasado a ser un ministerio apoyado por casi quinientos miembros de su iglesia, y rápidamente está llegando a ser una poderosa oportunidad de mostrar el amor de Cristo en la comunidad.

“El Espíritu Santo estaba obrando y ninguno de ellos lo sabía”, dice Knight. “Finalmente me rendí cuando me invitó a la iglesia la hermana Arson, alguien que considero mi segunda madre”, añade al repasar los eventos de su vida.

Mientras crecía en Nueva York, en los Estados Unidos, Knight asistió a la iglesia adventista de Bronx en la Avenida Washington, pero después de la muerte de su piadosa madre, dice que sucumbió a treinta años de adicciones y vida en la calle. “Quería buscar una vida mejor… Lo procuré, pero estaba usando el método equivocado, y no funcionó”.

Knight se reconectó con Dios al ser testigo del amor y la solicitud que le mostró el ministerio de desayuno. Fue bautizado en febrero, al final de una campaña de evangelización a cargo del doctor Clinton Lewis, presidente de la Asociación de Granada. Desde entonces ha estado asistiendo a los cultos de la iglesia todas las semanas.

Ahora expresa su nueva fe al ministrar a otros, dado que disfruta de dar testimonio de la misericordia de Dios, y comparte publicaciones llenas del Espíritu toda vez que tiene la oportunidad de hacerlo.

Arson se interesó de manera especial en él y, junto con los miembros de la iglesia, le consiguió una cama y mantas, y lo ubicó en un lugar cercano a la iglesia.

“Me siento tan feliz de ver hasta dónde lo ha guiado Dios”, dice Arson, mientras recuerda que Knight luchó contra la neumonía cuando dormía en los escalones de la iglesia hace no mucho tiempo.

Él no tiene muchas pertenencias ahora, pero se ha vuelto a poner en contacto con parientes que tiene en la isla y guarda a Jesús en el corazón, compartiéndolo con los demás.

“En el mismo lugar donde me drogaba y pedía dinero, ahora reparto folletos a las personas y les hablo de la gracia de salvación de Dios”, dice Knight. “Me siento muy feliz de estar vivo, y más alegre de lo que alguna vez imaginé. Estoy tratando de ser muy fiel, y de poner mi fe y confianza en el Señor”.

Traducción de Marcos Paseggi

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