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El siguiente artículo de preguntas y respuestas ha sido provisto por el Departamento de Comunicación de la Asociación General. ~ Los editores

La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una comunidad espiritual internacional de 21 millones de miembros unidos por el Espíritu Santo en su compromiso con Cristo, su mensaje y misión. La organización mundial de la iglesia fortalece la unidad de la iglesia, salvaguarda su integridad doctrinal y fomenta su misión.

En los últimos meses, se han formulado algunas preguntas en relación con la Iglesia Adventista del Séptimo Día y sus líderes. Lo invitamos a considerar lo siguiente:

En un esfuerzo por unir a la iglesia respeto de cuestiones difíciles, ¿ha llegado a ser el liderazgo de la Asociación General (AG) un poder perseguidor según se identifica en Apocalipsis 13?

Sugerir que la Iglesia Adventista del Séptimo Día o su liderazgo están cumpliendo la profecía de Apocalipsis 13:7 es virtualmente identificar a la iglesia como Babilonia. El contexto de este pasaje señala claramente a Daniel 7 donde un poder procuraría cambiar los tiempos y las leyes. El único poder que formula esa afirmación y se encuadra en la descripción profética es el papado romano, que ejerció el poder tanto religioso como político a lo largo de su historia y, en especial, durante la Edad Media, entre los años 538-1798 d.C.

Al animar a la iglesia para que siga lo que ha sido votado en el Congreso de la Asociación General y su Junta Directiva, los líderes de la iglesia están cumpliendo su obligación de defender las decisiones de la iglesia mundial.

¿Está el liderazgo de la Asociación General ejerciendo un “poder monárquico” similar al de la autoridad papal?

La acusación de que la Asociación General o su liderazgo están ejerciendo el “poder monárquico” similar al de la autoridad papal entiende de manera errónea la vasta diferencia entre los procesos de toma de decisiones en la Iglesia Católica Romana en comparación con la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

El papado es un sistema de autoridad centralizada y verticalista que se centra en un papa infalible y sus cardenales. Pero en la Iglesia Adventista, la autoridad fluye en ambas direcciones, desde abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, por medio de representantes que incluyen en todos los niveles de juntas a mujeres y a hombres, y a miembros laicos como así también a pastores.

En la Iglesia Católica, las decisiones sobre doctrina son decretadas por el papa y los principales teólogos de la iglesia. Por el contrario, dentro de la Iglesia Adventista, la declaración de las 28 doctrinas fundamentales simplemente resume lo que los miembros, sobre la base de su propio estudio de la Biblia, ya creen. Solo la reunión más grande y representativa de líderes y miembros laicos en el Congreso de la Asociación General que se lleva a cabo cada cinco años puede modificar esta declaración de creencias, el Manual de la Iglesia y ciertos reglamentos de la Asociación General, porque afectan cada nivel de la iglesia. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, en todos los niveles, opera sobre la base de una forma representativa de gobierno eclesiástico. Los líderes de la iglesia son directivos elegidos que tienen el deber de cumplir con los votos tomados por el Congreso de la Asociación General y la Junta Directiva de la Asociación General.

El hecho de que la falta de cumplimiento en diversas áreas de la vida de la iglesia toma tiempo para su resolución es un testimonio claro del hecho de que la Iglesia Adventista posee un sistema de autoridad distribuido en lugar de verticalista, con un sistema de controles y equilibrios apropiados. También es posible resolver las cuestiones en los niveles más elevados del gobierno eclesiástico, como lo es el caso de la Junta Directiva de la Asociación General o el encuentro mundial de líderes y miembros laicos en el Congreso de la Asociación General.

En 2015, el Congreso de la Asociación General votó en contra de permitir que las regiones del mundo escojan si ordenar a las mujeres al ministerio del evangelio. ¿Tuvieron los delegados y los miembros a su disposición los informes completos de la Comisión de Estudio sobre la Teología de la Ordenación (TOSC) antes del Congreso de la Asociación General 2015?

El proceso para el estudio de la ordenación fue cuidadoso, concienzudo y transparente en todas sus formas. Además de la Comisión de Estudio sobre la Teología de la Ordenación (TOSC) de la iglesia, se alentó también que se lleve a cabo el estudio en otros niveles. Las comisiones de las divisiones reportaron sus hallazgos a la TOSC y viceversa, lo que permitió diálogos extensivos sobre estos temas en todo el mundo.

Los trabajos presentados en la TOSC fueron puestos a disposición del público en línea poco después del encuentro de la comisión, en el sitio web de la ASTR (www.adventistarchives.org/gc-tosc).

Tres semanas antes del Concilio Anual 2014, la Adventist Review y la Red de Noticias Adventistas publicó un llamado a que los miembros de iglesia, y en especial los miembros de la Junta Directiva y los delegados al Congreso de la Asociación General 2015, estudiaran con oración la Biblia y los materiales en el sitio web de la ASTR. El llamado (bit.ly/ARappeal and bit.ly/ANNappeal) incluyó numerosos enlaces en línea a los materiales relacionados.

En el Concilio Anual 2014, los miembros de la Junta Directiva de la Asociación General recibieron informes de treinta minutos que representaron cada una de las tres posturas generadas por la TOSC. También recibieron un informe de 125 páginas, publicado en julio de 2014, que contenía resúmenes detallados de esas tres posturas y sus respectivas recomendaciones respecto del camino a seguir.

Los informes de treinta minutos presentados en el Concilio Anual fueron publicados en su totalidad en la Adventist Review como Postura 1 (bit.ly/ARposition1), Postura 2 (bit.ly/ARposition2) y Postura 3 (bit.ly/ARposition3).

El 4 de marzo de 2015, se envió una carta a cada delegado del Congreso de la Asociación General con un enlace a los materiales del congreso, lo que incluyó todo el informe de la TOSC con un enlace que permitía solicitar una copia en papel.

En el Congreso de la Asociación General mismo, se leyeron resúmenes de cada una de las tres posturas, lo que permitió más tiempo para la discusión, y se pusieron a disposición ejemplares impresos del informe de la TOSC.

Debería recordarse que la TOSC fue tan solo una comisión de estudio, sin ninguna autoridad administrativa, y que tampoco representó al campo mundial. Su propósito fue estudiar el tema de la ordenación y dar a conocer sus hallazgos a la iglesia en general. Como comisión de estudio, solo se les pidió que investigaran y presentaran informes.

Como tal, la encuesta extraoficial tomada por quien la presidió no constituyó un voto oficial. Los resultados indicaron que la comisión estaba dividida en partes parejas entre las tres posturas. Aunque algunos han tratado de concluir que el “voto” favoreció la ordenación de las mujeres, otros señalan que una considerable mayoría similar reconoció el liderazgo masculino como el modelo bíblico ideal para el pueblo de Dios.

¿Está la iglesia suprimiendo la libertad de conciencia al solicitar a los líderes elegidos que cumplan con los votos tomados por el Congreso de la Asociación General y la Junta Directiva?

Los líderes de la iglesia tienen la responsabilidad especial de dar un ejemplo de fidelidad a Cristo. Llevan a cabo esto al atraer a la iglesia hacia vínculos más estrechos de unidad sobre la base de nuestras creencias y prácticas votadas. Una de las causas de desunión es la incapacidad de respetar los reglamentos de la iglesia acordados. Los individuos no están forzados a aceptar estos reglamentos. La coerción no es parte del plan del cielo. Si un líder de la iglesia se halla en completa oposición a los reglamentos de la iglesia y no puede vivir con su conciencia, siempre tiene la opción de renunciar a su puesto de liderazgo. Cada individuo es libre de seguir la dirección divina según la entienda, pero cada líder tiene la responsabilidad de defender los votos tomados por el Congreso de la Asociación General y los votos de la Junta Directiva de la Asociación General. La libertad de conciencia, por un lado, y la responsabilidad del liderazgo hacia la iglesia mundial, por el otro, son valores preciosos que siempre deberían ser guardados y respetados entre nosotros.

Cuando alguien no está de acuerdo con el liderazgo de la iglesia, ¿cuál es la manera apropiada de cuestionar las acciones y decisiones de este?

Cuando hay un desacuerdo, uno debería tratar de seguir los principios de Mateo 18. Los ataques personales y públicos van en contra de nuestro mandato bíblico como cristianos. Jesús fue claro: deberíamos tratarnos unos a otros como deseamos ser tratados.

Lo mismo se aplica a la manera de tratar a los líderes. Aun el apóstol Pablo, cuando fue reprendido por hablar en forma irrespetuosa del sumo sacerdote judío, dijo: “No sabía, hermanos, que fuera el sumo sacerdote, pues escrito está: ‘No maldecirás a un príncipe de tu pueblo’” (Hechos 23:5). Cuando uno escucha o lee la fuerte retórica que se usa hoy contra el liderazgo de la iglesia, uno se pregunta si los que hacen esas acusaciones conocen la persona a quien están atacando.

La Biblia nos anima a hablar con respeto unos de otros y de nuestros líderes. Permitamos que el Espíritu Santo controle nuestras palabras y acciones.

¿Por qué la unidad es tan importante?

La iglesia es objeto de la suprema consideración de Dios. Jesús oró específicamente por su iglesia al enfrentar la vergüenza de la cruz, reconociendo que la unidad de ellos era un prerrequisito necesario para el cumplimiento exitoso de la misión que les estaba encomendando.

Solo cuando nos unamos en la fe, la práctica y la misión podrá cumplirse con éxito la obra que Dios nos ha dado. Un mundo moribundo aguarda la proclamación del mensaje bíblico cristocéntrico particular para los últimos días que le ha sido encomendada a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El imperativo del cielo es “[ir] por todo el mundo y [predicar] el evangelio” (Marcos 16:15). Solo una iglesia unida en amor y doctrina, comprometida con la misión y llena del poder del Espíritu Santo cumplirá el propósito de Cristo en preparar a las personas para la venida del Señor.

Si la conformidad es tan difícil de alcanzar y este tema produce tanta división, ¿no sería mejor olvidarse simplemente de esto y enfocarse en la misión?

A la iglesia mundial le encantaría dejar atrás estas disputas. Creemos que tenemos que enfocarnos en la misión y el mandato de Dios de esparcir su evangelio de amor al mundo como una iglesia unida. Sin embargo, no podemos simplemente ignorar las decisiones que tomamos como entidad mundial.

Cada familia lucha de tanto en tanto para resolver cuestiones difíciles. Las familias que ignoran los problemas siguen sufriendo, pero los que se ocupan de resolver sus problemas salen de ellos más fuertes.

Creemos que saldremos de esta lucha más fuertes y unidos como familia de la iglesia global. Hacemos un llamado a cada miembro y líder para que ore por el poder de conducción del Espíritu Santo.

Este artículo deriva de un documento más largo que se ocupa de estas cuestiones específicas con mayor profundidad, disponible en https://executivecommittee.adventist.org/newsletter/.

Traducción de Marcos Paseggi

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