Juan Prestol-Puesán, el tesorero de la Iglesia Adventista, explica que después de una solicitud de la División Norteamericana a la Asociación General, para 2030, cada división contribuirá con el mismo porcentaje de sus ingresos para apoyar la sede central de la iglesia. Dado que la contribución de la División Norteamericana ha sido históricamente más elevada, el voto del 14 de octubre de 2019 durante el Concilio Anual significa que a partir del año que viene, se remitirán menos fondos a la Asociación General. Fotografía: Red de Noticias Adventistas

El logro de una paridad en los diezmos que contribuyen las divisiones de la iglesia mundial a la sede central de la Iglesia Adventista dominó la discusión de los delegados del lunes de tarde durante las sesiones de la Junta Directiva de la Asociación General de Otoño de 2019, conocidas como Concilio Anual.

La paridad en cuestiones financieras describe un escenario futuro en el que los trece territorios de la Iglesia Adventista mundial (llamadas divisiones) contribuyen con el mismo porcentaje base de sus diezmos a la sede global de la denominación, que es la Asociación General. La Asociación General usa la parte que se le asigna para financiar las operaciones de la sede, como así también las subvenciones, que son fondos que la Asociación General distribuye entre las mismas divisiones.

Cómo funciona

La estructura financiera de la Iglesia Adventista incluye el diezmo (el diez por ciento de los ingresos de cada miembro) que se contribuye a la iglesia local. La iglesia local envía el diezmo a la asociación local, una unidad administrativa que supervisa un área geográfica definida. Aunque la mayoría de los fondos de diezmos permanecen en la asociación para pagar sus operaciones, los salarios de los pastores y otros proyectos misioneros, una parte de ese monto es enviado a otras unidades administrativas, lo que incluye a la Asociación General y sus divisiones.

Históricamente, la División Norteamericana, el lugar de nacimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ha contribuido con un mayor porcentaje de sus diezmos a la Asociación General. Hace tan solo unos años, en 2012, la División Norteamericana contribuía con el 8 por ciento de sus diezmos a la Asociación General, mientras que el resto de las divisiones contribuía con el 2 por ciento.

Un cambio oficial en los Reglamentos eclesiástico-administrativos de la Asociación General en 2011, disminuyó la contribución del 8 al 5,85 por ciento. El plan fue implementado en incrementos consecutivos durante un período de ocho años, como un reflejo de una necesidad creciente que tuvo Norteamérica de financiar actividades enfocadas en la misión.

En 2018, la Junta Directiva de la División Norteamericana solicitó, mediante un voto oficial, un diálogo continuado con la Asociación General para buscar una disminución aún mayor del giro de diezmos de su territorio a la Asociación General, con el objetivo de alcanzar la paridad (igualdad) en los diezmos entre todas las divisiones.

La paridad implicaría que Norteamérica ya no sería percibida como un “padre” en términos denominacionales, sino más bien “un socio igualitario [respecto de las demás divisiones] en lo que respecta a sus responsabilidades y trabajo misionero”, explicó Juan Prestol-Puesán, tesorero de la Asociación General.

La propuesta

Después de casi un año de conversaciones y diálogos con las divisiones y de las divisiones entre sí, el 14 de octubre, se presentó a los miembros de la Junta Directiva de la Asociación General un plan que sería introducido en etapas hasta alcanzar la paridad plena para el año 2030. A comienzos de ese año, cada división de la iglesia mundial contribuirá con un tres por ciento del total de diezmos a la Asociación General.

“Hemos tenido algunas reuniones muy buenas e intensas con los directivos de la división, incluida Norteamérica”, dijo Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista. “Tuvimos algunos diálogos muy serios”.

De acuerdo con la propuesta, el Reglamento eclesiástico-administrativo 235-19G de la Asociación General, titulado Apoyo a la obra mundial (Plan para compartir los recursos financieros) sería enmendado para incluir una tabla, junto con detalles y explicaciones adicionales que detallan el proceso hacia el logro de la paridad.

Al presentar el reglamento enmendado, Wilson comenzó reconociendo el trabajo que la División Norteamericana ha llevado a cabo a lo largo de los años para desarrollar la presencia adventista en el mundo. Los asistentes respondieron con un aplauso de pie, y “Amenes”.

Prestol-Puesán se mostró de acuerdo. “Todos los territorios del extranjero tienen una gran deuda de gratitud hacia la División Norteamericana”.

Discusión sobre tablas

Durante comentarios introductorios adicionales, Wilson aclaró que el diálogo incluyó una diversidad de perspectivas. “¿Estuvieron todos de acuerdo? No”, dijo Wilson. “Pero la propuesta contiene algunas provisiones que permitirán la discusión”.

La discusión sobre tablas reflejó esa diversidad.

Después de agradecer al personal de la tesorería de la Asociación General por su trabajo en relación con este pedido, Randy Robinson, el tesorero de la División Norteamericana, explicó: “Nos sentimos privilegiados de ayudar al campo mundial. Hemos tenido el privilegio de hacerlo, y seguiremos sintiéndonos privilegiados de colaborar. Estamos agradecidos por la misión que se está llevando a cabo en diversas partes del mundo, pero también somos conscientes de la misión que necesita tener lugar en Norteamérica. Es nuestro deseo traspasar estos recursos al campo local”.

Los delegados de diversas partes del mundo también expresaron su gratitud a la División Norteamericana por su contribución a la misión mundial. “En nombre de nuestra parte del mundo, me gustaría agradecer a la División Norteamericana”, dijo Edward Tupa’i, president de la Unión Asociación de Nueva Zelandia. Tupa’i recordó entonces de qué manera llegó el mensaje adventista a Nueva Zelandia, gracias al misionero estadounidense Stephen Haskell. “Es algo por lo que siempre estaremos agradecidos”.

Otros delegados expresaron preocupación respecto de la dirección de la propuesta. Kathy Haycock Proffitt, un miembro laico de la División Norteamericana, indicó que la decisión tendría un impacto directo sobre los planes misioneros mundiales. “Entiendo la paridad, pero desafortunadamente, esto no incluirá una igualdad de condiciones”, dijo Haycock Proffitt. “Los que tienen menos dinero tendrán que pagar más pero recibirán menos”.

Otros delegados fuera de la División Norteamericana se mostraron de acuerdo con la propuesta. “Apoyo esta propuesta más que un ciento por ciento”, Kenaope Kenaope, miembro de la Junta Directiva proveniente de la División de África Meridional y Océano Índico. “Un hijo que no crece tiene que ser motivo de preocupación para sus padres. Si la División Norteamericana dice que no puede ser el padre, me parece bien. En realidad, ¿por qué un hijo debería quedarse en la casa para siempre? Enfaticemos la capacidad del Dios de la iglesia mundial de ayudarnos a salir adelante”.

La decisión

Después de dos horas de presentaciones y debate, los miembros de la Junta Directiva votaron a favor de la medida de implementar los cambios propuestos al Reglamento eclesiástico-administrativo.

Thomas Lemon, uno de los vicepresidentes generales que presidió la discusión, felicitó a los asistentes por el diálogo saludable. “Aunque estamos preocupados por la misión a partir de aquí, podemos alabar al Señor por la misión que se ha llevado a cabo, porque estamos en un grupo que representa tantas culturas y grupos que conforman a nuestro mundo”.

Después del voto, Dan Jackson, el presidente de la División Norteamericana, agradeció a los delegados que representan a casi doscientas naciones. “Quiero agradecer a nuestros hermanos de la iglesia mundial por el apoyo a la División Norteamericana. Les agradezco mucho. Que Dios los bendiga”.

Traducción de Marcos Paseggi

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