Aun en momentos en que la pandemia global del COVID-19 domina los titulares de las noticias, un importante informe sobre libertad religiosa dado a conocer en Washington D.C., Estados Unidos, ofreció un recordatorio muy realista de que la persecución y las restricciones religiosas continúan de manera incesante en muchas partes del mundo.
El informe anual, que lleva un registro de las tendencias tanto positivas como negativas en materia de libertad religiosa, fue dado a conocer el 30 de abril por la Comisión sobre Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos (USCIRF), una agencia independiente de supervisión que contribuye a brindar información a la política exterior de los Estados Unidos.
Aunque el informe señaló mejoras en las protecciones a la libertad religiosa que produjeron en tiempos recientes algunos gobiernos, lo que incluye a Uzbekistán y Sudán, también destacó un marcado deterioro en el estatus de las minorías religiosas en la India, y crecientes atrocidades religiosas que han cometido grupos tales como Boko Haram en Nigeria y Al-Shabbaab en Somalia.
Según Nadine Maenza, vicepresidenta de la USCIRF, sucesos sociales y legales recientes en la India, la democracia más populosa del mundo, muestran señales preocupantes. Durante el evento del lanzamiento de la USCIRF, que fue llevado a cabo en línea debido a las restricciones por el COVID-19, ella señaló la enmienda de la Ley de Ciudadanía de la India en 2019, que excluyó específicamente a los musulmanes de un programa diseñado para acelerar la ciudadanía india para migrantes provenientes de Afganistán, Bangladés y Pakistán que ya residen en la India.
Maenza dijo que esta medida del gobierno nacionalista hindú que gobierna la India es “alarmante y perturbadora”, y que potencialmente podría dejar a millones de musulmanes de la India vulnerables a la “detención, deportación y en estado de apátridas”. El informe también destaca que los gobiernos nacionales y de varios estados de la India han tolerado cada vez más campañas de acoso y discursos de odio contra muchas otras minorías religiosas.
Un fuerte tema en el informe de este año fue también el papel que juegan los así llamados actores no estatales en la violencia religiosa en diversas partes del mundo. Estos grupos no gubernamentales ejercen control sobre el territorio por medio del poderío militar o el terrorismo, y participan en lo que la USCIRF denomina violaciones “sistemáticas, continuas y atroces” de la libertad religiosa. La comisión señaló específicamente a seis grupos como ofensores particularmente serios: Al-Shabbaab en Somalia, Boko Haram en Nigeria, los hutíes en Yemen, el Estado Islámico del Gran Jorasán (ISKP) en Irán; los talibanes en Afganistán; y el Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en Siria.
Catorce naciones fueron identificadas este año como “países de interés particular” — Birmaia, China, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Pakistán, Arabia Saudita, India, Nigeria, Rusia, Siria, Vietnam, Tayikistán y Turkmenistán. Esos países, según la USCIRF, participant de “violaciones continuas, sistemáticas y atroces de la libertad religiosa”.
Bettina Krause, asociada del departamento de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa (PARL) de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y quien representa a la Iglesia Adventista en el Congreso de los Estados Unidos, dijo que el informe anual de la USCIRF brinda una importante perspectiva sobre las tendencias en la libertad religiosa.
“Junto con
Together with reports from other international watchdog agencies, this yearly report helps us understand changing patterns of religious freedom violations and to identify current ‘hotspots’ of persecution or repression,” she said.
One key aspect of this year’s report, Krause noted, was its focus on increasing rates of anti-Semitic rhetoric and violence in many countries, including Germany, France, Italy, Sweden, the United Kingdom, and Argentina.
“Another alarming development highlighted by the report,” Krause said, “is growing indications that China is not only deploying high-tech surveillance technology, including facial recognition ability, to monitor religious groups but is also exporting this technology to other countries, including those with repressive policies against religious minorities.”
The USCIRF report also underscored the continuing concern of the U.S. and the international community regarding the detention of an estimated 900,000 to 1.8 million Uighur, Kazakh, Kyrgyz, and other Muslims in more than 1,300 concentration camps in China’s northwest autonomous region of Xinjiang.
Ganoune Diop, director of the Public Affairs and Religious Liberty (PARL) department for the Adventist world church, said the USCIRF report confirms that even as the attention of the world is focused on other pressing concerns, such as the COVID-19 emergency, it is imperative not to lose sight of the continuing abuses being committed against religious minorities in so many places.
“Countless men, women, and children continue to live each day with the fear of violence or harassment simply because they choose to stay true to their deeply held convictions,” Diop said. “As a church, we will continue to speak out for these vulnerable minorities, regardless of where they live, or the faith tradition to which they belong.”
La Comisión que produjo el informe complete 2020 de la USCIRF es una agencia bipartita e independiente de gobierno creada en 1998 para asesorar al Poder Ejecutivo y al Congreso de los Estados Unidos sobre cómo promover mejor la libertad religiosa a nivel internacional.
Traducción de Marcos Paseggi