6 de mayo de 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por: Peter Landless

Y de pronto ya no pudieron ver. El espeso polvo no solo bloqueó la débil luz artificial, sino que les irritó y quemó los ojos durante horas. Fue solo un poco después del almuerzo cuando su rutina diaria cambió y también esa historia que hizo historia.

El 5 de agosto de 2010, un derrumbe en la mina de cobre chilena Copiapó, atrapó dentro a 33 mineros a unos 700 metros de profundidad. Lo más primordial en su mente era la necesidad de sobrevivir y escapar. El líder de ese turno laboral, Luis Urzúa, inmediatamente tomó las riendas y organizó a los mineros en un equipo que tomó todas las decisiones en forma democrática. Cada plan y acción se decidió por mayoría de votos. Los suministros de emergencia para dos o tres días tuvieron que estirarse como para que duraran dos semanas. Un cuidadoso racionamiento, estricta disciplina, apoyo social y camaradería, todo ello se puso en juego.

El 22 de agosto, y con el uso de un taladro, los rescatistas perforaron el octavo agujero y penetraron a un túnel cerca del sitio en que los mineros atrapados esperaban ansiosamente ser rescatados. Durante varios días los mineros habían estado escuchando el ruido de las perforadoras y preparado notas para engancharlas en la broca del taladro. La hoy famosa nota fue colocada ahí con las palabras: “Estamos bien en el refugio, el 33”. El gozo y la emoción se hizo patente tanto por encima como por debajo de la superficie; sin embargo, quedaba la incertidumbre de cómo se iba a ejecutar la operación de rescate y la preocupación de si iba a tomar varios meses el poder llevarla a cabo.

Los mineros celebran en el hospital después de haber sido rescatados. Llevan gafas de sol para protegerse los ojos después de estar en la mina durante 69 días. [Gobierno chileno]

Durante este tiempo se levantó una carpa en el desierto, cerca de la entrada de la mina. Al principio, los familiares y amigos de los mineros atrapados dormían en sus vehículos y esperaban y oraban. Luego los amigos trajeron tiendas de campaña y otros suministros para ayudar a sobrevivir a aquellos que velaban, en el hostil ambiente del desierto. Este asentamiento fue llamado apropiadamente Campamento Esperanza.

Toda una colaboración multicultural, ingeniería creativa, planificación cuidadosa y tenaz determinación, hizo posible que los mineros salieran uno a uno, sanos y salvos, 69 días después de haber quedado atrapados. La fecha: 13 de octubre de 2010.

¿Qué mantuvo en pie a estos hombres? Apoyo social, liderazgo, colaboración, disciplina, buen sentido del humor —todo ello jugó un papel vital. Sin embargo, lo más importante, fue el optimismo y la esperanza.

Definición de optimismo

Hay muchas palabras relacionadas con el concepto de optimismo: “Felicidad”, “esperanza”, “alegría”, “actitud positiva”, “buen ánimo”, “jovialidad”, entre tantas otras. Se ha definido el optimismo como una tendencia perdurable a esperar buenos resultados personales del futuro. Esta definición va bien con su entrada en el diccionario Oxford, que lo describe como una inclinación o tendencia hacia la “esperanza y la confianza”.

El optimismo es el rostro de nuestra fe y se fundamenta en la esperanza y la confianza en Dios y en la creencia de que él puede hacer que las cosas obren para bien y lo que es mejor para nosotros; (ver Rom. 8:28 y 1 Cor. 10:13).

El optimista puede tener paz y hasta gozo cuando las cosas no salen de la manera que quería. En esta vida experimentamos quebrantamiento, enfermedad e incluso la muerte; sin embargo, a través de todo lo anterior, podemos experimentar la paz y ecuanimidad que está más allá de nuestra comprensión o expectativas humanas. Al ejercitar nuestra elección de ser optimistas, podemos gozar de plenitud e integralidad aun en nuestro quebrantamiento humano.

Esperanza sin sanidad

Particularmente, en circunstancias difíciles tales como el no ser sanados de una enfermedad, muchos de nosotros necesitamos ayuda para hacer la elección de ser optimistas. La familia y otros apoyos sociales son esenciales en este proceso. La persona pesimista tiende a creer que los eventos negativos van a durar por mucho tiempo y, muchas veces hace a un lado la idea de que las situaciones van a mejorar. El enfoque del optimista, por otra parte, es percibir un evento negativo como un contratiempo temporario y se va a sentir motivado a luchar con más ahínco. Algunas veces el enfoque realista, que toma en cuenta los desafíos y problemas, podría verse como pesimismo; de la misma manera, un optimista realista cultiva la esperanza y la perseverancia y elige creer y esforzarse para mejorar las circunstancias y situaciones.

Las investigaciones demuestran que esperanza y optimismo están asociados con una mejor salud mental y física y con mecanismos de afrontamiento de la realidad más eficaces.1

La risa es buena medicina

Muchas investigaciones han enfocado su atención en los efectos positivos de la risa genuina y relajadora, mostrando sus importantes beneficios para la salud, incluyendo una cada vez mayor tolerancia hacia el dolor.2  La risa puede disparar la captación de endorfinas, uno de los químicos cerebrales responsables por la sensación de bienestar, así como de la disminución del dolor.

Con razón la Biblia dice: “ Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos”. (Prov. 17:22).

Podemos estar especialmente contentos y experimentar la risa genuina cuando confiamos completamente en Dios, sabiendo que él está en control de nuestra vida, independientemente de cuales sean las circunstancias. Otros estudios han demostrado que el alimentar pensamientos y emociones positivos acerca de las personas y las situaciones, tiene un gran impacto sobre nuestro bienestar personal.3

Resumiendo sobre la idea de optimismo

Podemos elegir ser optimistas, especialmente al recordar las maravillosas promesas de las Escrituras, tales como Lamentaciones 3:21–23: “Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; muy grande es su fidelidad!”

Con tal seguridad, podemos celebrar la vida y gozarla a plenitud, aun en nuestro actual quebrantamiento. ¡El optimismo y la esperanza son verdaderamente el gozo de la vida!

Este artículo es un capítulo consensado, tomado del libro CELEBRATIONS, producido por el Ministerio de Salud de la AG (healthministries.com).

Peter N. Landless, es cardiólogo nuclear certificado y director del Departamento de Ministerio de Salud de la Asociación General.

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

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Puedes leer más en la serie  CELEBRATIONS:

01 Choices (Elecciones): https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-choices

02 Exercise (Ejercicio): https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-exercise

03 Liquids (Líquidos): https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-liquids

04 Environment (Ambiente): https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-the-environment

05 Belief (Creencia, Fe): https://adventistreview.org/lets-celebrate-belief

06 Rest (Descanso): https://www.adventistreview.org/rest

07 Air: (Aire puro):  https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-air

08 Temperance (Temperancia): https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-temperance

09 Integrity (Integridad): https://www.adventistreview.org/lets-celebrate-integrity

1 Harold G. Koenig, Michael E. McCullough, David B. Larson, Handbook of Religion and Health (Manual de religión y salud) (New York: Oxford University Press, 2001), p. 207.

2 R. I. M. Dunbar, Rebecca Baron, et al. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences (Actas de la Sociedad Real B: Ciencias Biológicas)22 de marzo, 2012, vol. 279, no. 1731, pp. 1161-1167.

3 C. Conversano, A. Rotondo, et al. Clinical Practice and Epidemiology in Mental Health, (Práctica clínica y epidemiología en salud mental) 14 de mayo, 2010; 6: pp. 25-29.

 

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