8 de octubre de 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por: Marcos Paseggi, Adventist Review
Solo la presencia y la obra del Espíritu Santo pueden ayudar a que los miembros de una Iglesia Adventista del Séptimo Día cada vez más internacional se lleven bien y permanezcan juntos y unidos en la misión, dijo el secretario de la Asociación General G.T. Ng.
Las declaraciones de Ng fueron parte del Informe de Secretaría del 7 de octubre de 2020 ante los miembros de la Junta Directiva en el Concilio Anual 2020, que este año se está llevando a cabo en forma virtual.
El Informe de Secretaría marcó el primer punto importante de la agenda oficial de la asamblea. Ng compartió estadísticas sobre los miembros de iglesia, enfatizando diferencias y similitudes entre las regiones mundiales de la iglesia, y señaló de qué manera un cuerpo internacional de creyentes puede lograr la armonía, que le permitirá seguir avanzando.
Estadísticas de la Iglesia al cierre de 2018
La feligresía mundial al cierre de 2018 alcanzó 21.414.779, según Ng. Eso significó un incremento de 687.432 miembros respecto del año anterior. “Alabamos a Dios por el crecimiento saludable”, expresó. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los miembros son contados una vez que son bautizados en la iglesia, lo que significa que ningún bebé, niño o simpatizante no bautizado está incluido en la estadística.
El número de miembros varía ampliamente de una región del mundo a otra, dijo Ng. Según las estadísticas oficiales de la iglesia, actualizadas a diciembre de 2018, los totales van desde 106 mil miembros en la División Euroasiática y 268 mil entre la División Transeuropea y la División Intereuropea a 4,4 millones en la División de África Centro Oriental. Otras regiones de la iglesia con elevados números de miembros son la División de África Meridional y Océano Índico, con 4,3 millones de miembros, y la División Interamericana, con 3,7 millones.
El mismo informe estadístico muestra 1,3 millones de miembros en la División Norteamericana, una región de la iglesia que abarca los Estados Unidos, Canadá, Bermuda y Guam. Otras regiones eclesiásticas incluyen la División de Asia-Pacífico Norte, con 286 mil miembros; la División del Pacífico Sur, con 567 mil; y la División de África Centro-Occidental, con 862 mil. Hay también 1,1 millones de miembros en la División del Sudeste Asiático con sede en la India; 1,6 millones de miembros en la División de Asia-Pacífico Sur con sede en las Filipinas; y 2,5 millones de miembros en la División Sudamericana, con sede en Brasil.
Además de las regiones mundiales, las estadísticas incluyen dos territorios especiales adjuntos: la Unión Misión de la China, con 472 mil miembros; y la Unión Misión de Oriente Medio y Norte de África, con sede en Beirut, Líbano, con tan solo 5120 miembros.
En 2018, informó Ng, 1.383.427 personas se unieron a la iglesia por medio del bautismo y profesión de fe. Esa cifra representa 30 mil ingresos más que en 2017, dijo.
Una iglesia internacional
Las estadísticas muestran que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es una iglesia cada vez más internacional, con presencia en 215 de las 235 naciones reconocidas por parte de las Naciones Unidas, dijo Ng. ¿Por qué tan internacional?, preguntó. Para responder esa pregunta, Ng recordó a los miembros de la Junta Directiva sobre la historia temprana de la denominación.
“La Iglesia Adventista del Séptimo Día cuenta con un alcance global porque así tenía que ser […], porque la profecía bíblica así lo designaba”, dijo Ng. “La iglesia está está arraigada en la profecía, y Apocalipsis 10 habla de una designación divina en 1844, cuando Jesús entregó al lugar santísimo en el santuario celestial, intercediendo por nosotros. ‘Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes’, recordó a los oyentes al citar Apocalipsis 10:11 de la Biblia.
A partir de un pequeño comienzo de tres mil miembros en 1863, la Iglesia Adventista comenzó un increíble movimiento misionero como ningún otro, Ng dijo. Citó entonces a la cofundadora de la Iglesia Adventista Elena G. White, leyó de Testimonios para la iglesia, tomo 6, página 32, donde escribió: “El pueblo de Dios tiene por delante una enorme obra que realizar, una obra que debe destacarse continuamente y alcanzar mayor prominencia. Debemos llevar a cabo una obra mucho más extensa en nuestro trabajo misionero. Es preciso que actuemos con mayor determinación que hasta ahora, antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo. El pueblo de Dios no debe cesar en su trabajo hasta que haya abarcado el mundo entero”.
Cómo llevarse bien
Con cientos de nacionalidades, idiomas y dialectos que hay en el mundo, ¿cómo podemos llevarnos bien como iglesia?, preguntó Ng. “¿De qué manera nacionalidades que son súper puntuales para llegar a sus citas se pueden llevar bien con nacionalidades que consideran que una hora determinada es algo para disfrutar y nunca para respetar? ¿De qué manera una cultura de confrontación se puede llevar bien con una cultura de consenso?”, añadió.
Según Ng, ese problema no es nada nuevo. “Fíjense tan solo en los discípulos. ¿Cómo hicieron los discípulos para llevarse bien? En pocas palabras, no se llevaban bien”, respondió. “Los discípulos no eran fanáticos uno del otro. Miren con qué rapidez cada uno se fue por su lado después de que Jesús los dejó. Los discípulos poseían una combinación explosiva de personalidades. Eran altamente competitivos. La pregunta recurrente era, ‘¿Quién es el mayor?’ Las rivalidades entre colegas no eran nada nuevo”.
Ng recordó a los miembros de la Junta Directiva que a él le resulta interesante que los escritores de los Evangelios no aplicaron “Photoshop” a las discusiones que había entre los discípulos. “Algunos eran impetuosos; otros eran más considerados. Los discípulos a menudo peleaban como niños. Tenían una relación difícil entre sí”, expresó.
Pero entonces se produjo un cambio repentino, dijo Ng, según lo que se registra en la Biblia en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulos 1 y 2. La Biblia dice, expresó Ng, que “se reunieron. Oraron juntos. Estuvieron juntos. Cuando Pedro comenzó a predicar, los once se pusieron de pie junto a él”.
“¿Qué sucedió?” preguntó Ng, antes de responder: “El derramamiento del Espíritu Santo marcó la diferencia. [El Espíritu Santo los guio] de la confusión a la organización, de la competencia a la colaboración, de los celos a la caridad”, enfatizó. Los llevó “del temor a la confianza, de la crítica al elogio, y de la desesperanza a la esperanza”.
De esa manera, según Ng, la solución para que una iglesia internacional se lleve bien entre sí es permitir la presencia y la influencia del Espíritu Santo. “Llevarse bien no es algo que podamos hacer por nosotros mismos”, expresó.
Al fin de la presentación de Ng, otros miembros de su equipo presentaron sobre diversos aspectos del trabajo de la Secretaría, incluidos David Trim, director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones; Gary Krause, el director de Misión Adventista; y otros.*
Comentarios sobre tablas
Al momento de los comentarios y preguntas sobre el informe, varios miembros de la Junta Directiva agradecieron a Ng y su equipo por la información útil que compartieron y su presentación atractiva desde el punto de vista visual. “Me siento muy agradecida por el informe del secretario”, dijo Heather Dawn-Small, directora de Ministerios de la Mujer. “Siempre he disfrutado los informes de la Secretaría, pero en los últimos años, he hallado que se han vuelto más informativos, y que hasta me producen entusiasmo”.
Nana Mimako, un miembro de la Junta Directiva de la División de África Centro-Occidental, apoyó ese pensamiento. “Este informe me ha resultado sumamente inspirador. Me hace sentir satisfecho de mi iglesia, y nos impulsa a todos hacia adelante”, expresó.
Al mismo tiempo, al menos un miembro pidió una aclaración. Norbert Zens, tesorero y gerente financiero de la División Intereuropea, preguntó de qué manera se destinan los fondos a los programas misioneros. Expresó la preocupación de que las cifras que mostraron los líderes misioneros de la iglesia parecen mostrar un desequilibrio entre los misioneros que prestan servicios en instituciones adventistas y los obreros de avanzada. “Puede que algunos miembros de iglesia necesiten una explicación al respecto”, expresó.
El presidente de la Iglesia Adventista Ted N.C. Wilson agradeció a Zens por la pregunta. Explicó que los misioneros internacionales de tiempo completo suelen ser llamados para prestar servicios en regiones del mundo donde se necesita su especialidad específica. “Cada vez más, los pedidos que recibimos se refieren a tareas muy específicas que no pueden ser cubiertas con obreros nacionales”, dijo Wilson. Sin embargo, la tendencia continua es dedicar más fondos a los obreros misioneros de avanzada y menos para los misioneros que trabajan en las instituciones adventistas, le dijo Wilson a Zens.
El asistente especial del presidente Mike Ryan concordó, y añadió: “También deberíamos recordar que no solo la Asociación General sino también las divisiones están patrocinando un número creciente de misioneros. Por ello, más y más fondos están siendo destinados a la misión de avanzada”.
El voto de registrar la recepción del informe del secretario tal como se presentó fue aprobado por unanimidad.
*Algunas de esas presentaciones serán cubiertas en informes futuros.
Traducción de Marcos Paseggi