25 de octubre de 2020 | Loma Linda, California, Estados Unidos | Por: Sheann Brandon, Loma Linda University Health News
Mónica Ramírez despertó sintiéndose sola y confundida en una sala de hospital desconocida para ella, a últimos de julio de 2020. “Me sentía como si me hubiera atropellado un tren”, confiesa- “Alguien abrió las cortinas de mi cuarto y pude observar a través de la ventana, edificios y pabellones que me parecían familiares. Lo último que recordaba es que había sido llevada a un hospital en Corona y había sido admitida el 7 de julio.
Para entonces, ella no sabía que tenía COVID-19; lo único que sabía era que no podía respirar. Con 29 semanas de embarazo, Mónica Ramírez se encontraba en condición crítica mientras su cuerpo luchaba contra el virus y se esforzaba por mantener la vida de su bebé.
Fue conducida vía aérea al Centro Médico de la Universidad Loma Linda, colocada en una unidad de cuidado intensivo, en un estado de coma inducida médicamente y fue intubada. Mónica Ramírez dice que por muchos años había estado bromeando con su familia, diciendo que si algún día se enfermaba, que la dejaran en la carretera que va a Loma Linda, porque Loma Linda University Health (LLUH) seguramente iba a venir en su rescate.
Ella y su familia ya habían tenido una conexión especial con LLUH desde que su padre recibió un trasplante de hígado en el Centro Médico, en 2003. “A todas las personas que puedo, les digo que vayan a Loma Linda University Health a recibir cuidado médico”, dijo. Lo más importante ahí es su fe en Dios, lo cual los motiva a cuidar verdaderamente bien de las personas y a ayudarlas”.
Mientras se encontraba en estado de coma, a la paciente se le rompió prematuramente la fuente amniótica a solo 30 semanas de embarazo. El 13 de julio, los médicos llevaron a cabo una operación cesárea y colocaron a la bebé Emiliana en una unidad de cuidado intensivo (NICU) neonatal. La bebé pesaba solamente un poco más de kilogramo y medio. La madre continuó en estado de coma por más de una semana después de nacida Emiliana. Durante ese periodo, su cuerpo continuó luchando contra el virus y su corazón se le paró dos veces.
Debido a las precauciones a tomar respecto al COVID-19, la familia de la bebé Emiliana no podía visitarla en la unidad de cuidado intensivo neonatal. Sin embargo, Emiliana no estuvo nunca sola. Barbara Ogilvie, una enfermera en esa unidad de cuidado intensivo del Hospital Infantil de la Universidad Loma Linda, llegó a ser su enfermera primaria.“A solo una semana de nacida, comencé a cuidar de esta bebé y mi corazón se llenó todo de emoción”, dijo la enfermera Ogilvie. Cuando escuchó la historia de esa familia, comenzó a orar por ellos cada día. “Esta familia llegó a ocupar el primer lugar en mi lista de oración. La llevé conmigo a cualquier parte que fuera”.
Semanas más tarde, el 6 de agosto del presente, la enfermera Ogilvie recibió una llamada telefónica en la unidad y una mujer pidió noticias acerca de su bebé. Era la Sra. Ramírez. Se había estado recuperando lentamente después de pasar semanas en el hospital y días en un centro de rehabilitación.
Ahora se encontraba finalmente en su casa. “Le dije que había estado orando por ella”, dijo la enfermera Ogilvie. “Mónica, la madre, me dijo que había sentido mis oraciones. Lloramos a través del teléfono y hablamos acerca de Emiliana y su progreso.
Le dije que cada día que había ido al trabajo, había tomado en los brazos a la pequeña Emiliana porque sabía que ella no podía hacerlo”. Inmediatamente después de esa primera llamada, la enfermera Ogilvie se puso en contacto con el equipo de Especialistas en Vida Infantil para programar una videovisita en línea. En unas cuantas horas, la madre pudo ver a su hijita por primera vez a través de la pantalla de su dispositivo electrónico.
El 15 de agosto, Mónica Ramírez fue declarada libre de COVID-19 y lo suficientemente fuerte como para visitar el hospital. La madre pudo tomar en sus brazos a Emiliana por primera vez. Fue también la primera vez que se conocieron en persona la madre y la enfermera Ogilvie. “Fue un bello momento para la mamá, la bebé y yo”, dijo esta última.
“¡Mis oraciones fueron contestadas!” La madre dice que la enfermera es ahora parte de su familia. “Ella cuidó de mi bebé, la alimentó y le dio todo lo que yo no podía darle en ese tiempo”, dijo. Emiliana, que fue dada de alta del hospital el 4 de septiembre, cumplió tres meses el 13 de octubre. Mónica Ramírez dice que ahora su familia ya está completa. “Me siento muy feliz, bendecida y agradecida hasta el infinito de que podamos estar en casa las dos”, dijo. “Nuestra pequeñita ya está en casa y se está desarrollando muy bien”, añadió.
Mónica Ramírez todavía sufre de síntomas relacionados con COVID-19, incluyendo dificultades para respirar, dolor de garganta y algo de entumecimiento corporal. Aun así, dice, se siente agradecida por su vida, por su saludable bebé, su familia y su historia de esperanza y sanidad.
La original version (versión original) de esta historia se publicó en el news site (sitio electrónico) de Loma Linda University Health.
Traducción – Gloria A. Castrejón