27 de mayo de 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día
¡Hola amigos! Espero que hayan tenido una buena semana y estén esperando o ya estén experimentando el bendito día de reposo de Dios.
¿Saben?, el sábado es como un templo en el tiempo: santificado, bendecido, hecho santo por Dios mismo. Y es tan rico y profundo en su significado, que señala a Dios como el Creador del cielo y la tierra, y «el mar y las fuentes de las aguas», como leemos en Apocalipsis 14:7. Y cuando «descansamos de nuestras labores como Dios descansó de las suyas», se nos recuerda que es mucho más que un descanso físico: Simboliza un descanso espiritual profundo, como se explica en Hebreos 4:9, 10— «Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.»
¿No es interesante que en el corazón mismo de los Diez Mandamientos, específicamente en el cuarto, encontremos descanso? Descanso de nuestros trabajos, descanso de las preocupaciones y cuidados. Descanso de intentar salvarnos a nosotros mismos.
Y, de hecho, quizás esa sea una buena manera de ver las instrucciones de Dios, tal como se dan en los Diez Mandamientos, en su conjunto, en lugar de verlos como una lista estricta de: «Es mejor que no hagas esto», «es mejor que no hagas aquello», en cambio, los vemos como promesas de lo que podemos llegar a ser a través de Cristo, nuestro Salvador viviente.
En el hermoso libro de 1 Juan, leemos muchas descripciones magníficas del amor de Dios y Su poder para ayudarnos a ser todo lo que Él planea para nosotros. Y en 1 Juan 5: 2-5 leemos la siguiente promesa asombrosa:
» En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. (1 Juan 5:2-5).
¿Se dán cuenta?¡La victoria viene por la fe! ¡Fe en la sangre y el poder salvador de nuestro Señor Jesucristo! ¿Alguna vez te detuviste a considerar: ¿Qué pasaría si la ley de Dios fuera una ley de amor y no una obligación? ¿Qué pasaría si no se tratara de una serie de pros y contras, sino de diez promesas para una vida mejor?
Estas mismas preguntas se hizo un joven Adventista del Séptimo Día, de nombre Grant Steinweg, que escribió lo siguiente en su perfil de Facebook: «Dios nunca nos pide que obedezcamos sin darnos acceso al poder para hacerlo. Y este poder no reside inherentemente en la naturaleza humana, sino que proviene de fuera de nuestros orgullosos corazones. El poder está en la palabra de Dios misma. Es la misma palabra la que dijo: «Sea la luz y fue la luz”, y la que dijo: «Hagamos al hombre a Nuestra imagen», y nació el ser humano.
De la misma manera que Dios crea, también redime. Así, la misma ley que para algunos puede parecer una carga u obligación, contiene en sí misma el poder mismo de curar y restaurar».
¿No es esto hermoso? Como escribió Grant, quien es un músico muy talentoso, mientras continuó reflexionando en estos pensamientos, compuso y grabó un hermoso canto.
Escuchémoslo ahora, mientras Grant comparte esta alabanza con nosotros. «Las Diez Promesas.
Amigos, espero que, como yo, hayan sido bendecidos con esa magnífico canto de Grant Steinweg, Gracias, Grant, por usar tus talentos para glorificar a Dios y bendecir a muchas personas al enfocar las «Diez Promesas» de Dios.
Oremos juntos ahora mismo.
Querido Señor, gracias por darnos los 10 mandamientos. No solo aparecieron por tu mano providencial en el monte Sinaí, sino que han existido por toda la eternidad, pues los 10 mandamientos son el fundamento de tu ley de amor, son parte de tu carácter. Gracias, Señor, por darnos estas 10 promesas, estas hermosas formas en las que podemos conectarnos contigo para una vida abundante, no solo aquí, sino por toda la eternidad, y Señor bendice a personas como Grant, que se han tomado el tiempo para reflexionar y para interpretar en palabras y en música, la maravillosa relación que podemos tener contigo.