La Biblia habla de la conversión como un proceso. Empieza en un punto específico de la vida de una persona y continúa hasta alcanzar la madurez en Cristo (Hechos 9). La Biblia también muestra a la conversión como un acto de retorno hacia Cristo (Jeremías 15:19, Zacarías 1:3, Malaquías 3:7, Lucas 15:4). Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios llama a Su pueblo para que regresen a Él, y así Él regresará a ellos. Podemos encontrar en estos versículos que el pueblo se vuelve a Dios, pero luego empieza a alejarse de Él. Dios toma la iniciativa de llamar a Su pueblo hacia sí mismo. Les da el impulso para volverse a Él. El ministerio de reconciliación parte de una iniciativa de Dios.