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Silver Spring, Maryland, Estados Unidos …. [Taashi Rowe/ANN]

En lugares tales como Sudáfrica, la mortandad por causa del Sida es un modus vivendum.  No es inusual para la gente descuidarse por unos meses y después morir a una edad temprana.  

Pero en los países prósperos, la muerte ha sido tan esterilizada que la fetidez no se mantiene persistente e ineludiblemente en la atmósfera.  En estos lugares el cuidado de la medicina moderna hace que el SIDA sea manejable, y no esa sentencia de muerte presente en países en desarrollo.  Esto lo facilita a aquellos que no ven los efectos del SIDA a diario, en forma personal, comprendan que la enfermedad es realmente un problema global.

Poco antes del Día Mundial del SIDA, el 1ro. de diciembre, Jim Yong Kim, director del departamento para la atención del SIDA de la Organización Mundial de la Salud enfatizó cuán letal puede ser la enfermedad para aquellos que no tienen forma de pagar el tratamiento. Él admitió que la OMS no se ha movilizado lo suficientemente rápido para lograr su blanco en proveer tratamiento a tres (3) millones de personas afectadas en los países de escasos recursos para el 2005.  Se disculpó por no haber salvado más vidas.

No es que la gente no le importe los 25 millones de personas que han muerto globalmente de SIDA desde que se descubrió por primera vez en 1981, o por los 14 millones de niños que han perdido uno o ambos padres por la enfermedad.  En la mayoría de los casos, es una falta de concientización — algo que con frecuencia se manifiesta por sí mismo en algunas de las comunidades más cuidadosas del mundo.

Para muchos dirigentes en salud, adventistas del séptimo día, tratar de atender el asunto del SIDA es comparable a un árbol que se está derribando en el bosque cuando nadie está alrededor para oírlo.

Richard Wills, director de Ministerios de Salud para la iglesia en el Reino Unido, aclara que el Sida no ha sido tradicionalmente un problema en la iglesia en el Reino Unido.

«Sólo se me ha pedido presentar el asunto una vez en cerca de 10 años de estar trabajando para la iglesia en el Reino Unido», dice él.  «Tal vez porque no es un tema que se discute, no existe mucho interés».

Para Tsegaye Fesaha, director de Ministerios de Salud para la iglesia en África Centro Oriental, la falta de interés tiene sus raíces en la negación del problema.  «La mayoría de nuestras iglesias están sensibilizadas sobre el estigma, la negación y la discriminación en relación al SIDA.  A pesar de ello, algunas de nuestras iglesias todavía siguen negando la presencia del SIDA», dijo él.

«Muchos están todavía presentando el Sida como el dedo de Dios, o castigo por el pecado», dijo Elie Honoré, director de Ministerios de Salud para la iglesia en Ínter América.  Admite que la iglesia en esa región no ha hecho mucho, hasta hace poco, para tratar ese tema.

Para un grupo de pastores adventistas y miembros, procedentes de Estados Unidos, una visita reciente a Sudáfrica coloca el asunto del SIDA en un lente dolorosamente claro. Allá ellos conocieron a Paul Mawelo, director del centro de cuidados para las víctimas del SIDA de Nhlengelo en Dwarsloop, 200 millas al noreste de Johannesburgo en Sudáfrica.

«Casi todos los fines de semana me encontraba sepultando a una persona joven, que dejaba niños huérfanos», dijo Mawelo al grupo.

El viaje ha ayudado a darles una resolución que, aún si no es un asunto que afecte específicamente a alguien en su congregación o comunidad, ellos pueden ayudar a aquellos que se encuentran en las peores áreas del SIDA – países por toda África.

«Somos una iglesia mundial — no podemos sólo enfocarnos a pensar como congregación. Debemos pensar en nuestros hermanos o hermanas alrededor del mundo que necesitan nuestra ayuda», dijo John Apell, pastor de la iglesia adventista de Frederick en Maryland, Estados Unidos, y quien fue a Nhlengelo.

Pero no es solamente África. Varios informes de las Naciones Unidas han publicado un aumento en la enfermedad en lugares como Rusia, Papua Nueva Guinea, Tailandia y Haití entre otros. Actualmente hay 40 millones de personas sufriendo la enfermedad –el número más alto que haya habido alguna vez –según la actualización sobre el SIDA publicado por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. Una encuesta de 1998 realizada en Estados Unidos encontró que, uno de cada cinco miembros que asiste a la iglesia, informó que tienen un familiar o amigo cercano que tiene el virus positivo del SIDA.

«Reconozcamos también que este es un problema para la iglesia»,  urgió el doctor Alan Handysides, director de Ministerios de Salud para la iglesia mundial, en un artículo para la Review and Herald en 2001. La Review and Herald es el órgano oficial de la iglesia. «En una encuesta reciente de los estudiantes de secundaria en un área», continuó él, «30 a 40 por ciento tenían experiencia sexual. En una encuesta comparable de parejas sexuales de toda la vida, los no cristianos promediaron 28 parejas, cristianos no adventistas, 22, y adventistas 20». 

Así, ¿cómo pueden los miembros de la iglesia adventista instalar una oficina en Sudáfrica para educar miembros de iglesia y la comunidad acerca de la enfermedad y proveer cuidado y recursos para aquellos que viven con la enfermedad?

En 1990 la iglesia adventista mundial emitió un comunicado sobre la enfermedad el cual fue respaldado por los líderes de la iglesia.

La reacción al SIDA, semejante a la de Cristo, debe ser personal –compasiva, ayudadora y redentora. Justo como Jesús lo hizo con los que sufrían la lepra, la temida  y contagiosa enfermedad de sus días, sus seguidores hoy atenderán a aquellos con SIDA actualmente», indicaba la declaración.

Mawelo, quien también es un pastor, dijo que, aceptar la situación es clave porque hay muchos que temen que al revelar su condición de enfermos con SIDA, puede resultar en expulsión de la iglesia. «Uno de mis propios miembros de iglesia se me acercó y me dijo que tenía SIDA», dijo él. Ella quería saber si todavía era bienvenida como miembro de iglesia».

«Nuestro mensaje no es juzgar. Estamos aquí para amar, ayudar y asistir. Amor, compasión, un ministerio semejante al de Cristo», dijo Honoré. También añadió que aquellos que están sufriendo la enfermedad podían sobrevivir sin la actitud enjuiciadora de cómo se contrajo la enfermedad. También instó por pequeñas iniciativas originadas a nivel local, explicando que esas son, con frecuencia, más efectivas que organizaciones centrales mayores.

Fesaha también dio varias sugerencias. «Orar a favor de los afectados e infectados es nuestro deber y responsabilidad». También explicó que otras iglesias adventistas en el mundo que no han sido afectadas duramente por la enfermedad, pueden ayudar con sus conocimientos sobre la epidemia con tecnología para educar a otros acerca del SIDA, o proveer ayuda financiera a organizaciones que están lidiando con la enfermedad.

Esperanza Para la Humanidad, una organización adventista con sede en Estados Unidos, está procurando crear contactos entre congregaciones estadounidenses y sus contrapartes en África para proveer recursos, ayuda financiera y compasión.

«Debemos actuar ahora para prevenir que el SIDA se vuelva más mortal», advirtió Honoré. Lo que estamos viendo hoy es el resultado de lo que ocurrió hace 10 años. Cualquier cosa que estamos tratando de hacer positivamente ahora, tomara tiempo para impactar nuestra comunidad».

La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), también ha emitido un impreso de concientización llamando la atención a las tragedias provocadas por el virus y la epidemia del SIDA, presentes en Estados Unidos y alrededor del mundo. El tema del impreso este año es «¡Aprende. Preocúpate. Actúa!». El impreso incluye un afiche para el Día Mundial del SIDA, bosquejos de sermones y presentaciones, ideas sobre actividades, hechos, historias, y una discusión y guía de actividad para la juventud. Los materiales tienen el propósito de fomentar activismo, y proveer información crítica para ayudar a ganar la lucha contra el virus del SIDA y el SIDA en todo el mundo. 

Image by ANN. Hans Olson/ANN

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