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22 de abril de 2010 – Dustin R. Jones, Revista Adventista

El 12 de enero de 2010, el Hôpital Adventiste d'Haiti (Hospital Adventista de Haití, HAH), en Carrefour, Haití, se vio en el epicentro de un fiero terremoto de 7 grados de magnitud. Los primeros informes sugirieron que el hospital estaba completamente destruido, mientras que otros declaraban que había sido destruido parcialmente, pero quedaba completamente inútil.

Afortunadamente el hospital, un complejo de 70 camas construido en 1978, recibió daños mínimos. Esta institución se había unido en 2003 a Adventist Health International (Salud Adventista Internacional, o AHÍ por sus siglas en inglés), una organización internacional sin ánimo de lucro y con sede en la Universidad de Loma Linda.

“Ya habíamos estado trabajando con Haití por una cantidad de años”, informa Richard Hart, presidente de la Universidad de Loma Linda (LLU) y de AHI, «así que conocíamos bien las instalaciones y teníamos relaciones directas con el liderazgo del hospital”.

En los días que siguieron, HAH comenzó a server como uno de los centros clínicos para el país. Cientos de pacientes y sus familias acampaban fuera del hospital esperando para ser atendidos. Scott Nelson, un egresado de la escuela de medicina de la Universidad de Loma Linda y con sede en la República Dominicana, vino a HAH y comenzó a efectuar cirugías ortopédicas inmediatamente. Pronto fue seguido por Andrew Haglund, profesor asistente de geoinformática de la salud en la Escuela de Salud Pública de LLU, quien había sido asignado para coordinar la logística en el hospital.

El país de Haití perdió más de 225.000 personas como resultado del terremoto, que también dejó casi un millón de personas entre la población sobreviviente sin apropiada provisión de alimento, agua, albergue o saneamiento. Se estima que a una cantidad de personas entre 7.000 y 10.000 se les ha amputado una extremidad, sin mencionar el enorme número de pacientes con lesiones de tratamiento quirúrgico.

Para maximizar la respuesta a la crisis humanitaria en Haití, LLU se asoció con el Hospital de Florida en Orlando, Florida. De este esfuerzo de colaboración emergió un sistema confiable para programar y transportar equipos médicos, provisiones, y aparatos médicos hacia Puerto Príncipe. LLY ha estado coordinando voluntarios que llegan a Haití en un promedio de 20 a 30 personas por semana, incluyendo personal médico y soporte de logística de muchas otras entidades.

“Fue una bendición ver a los muchos voluntarios colaborando”, informa Chris Jobe, del departamento de cirugía ortopédica de la escuela de medicina de LLU. Jobe viajó a HAH con un equipo ortopédico. “Vidas y extremidades están siendo salvadas por causa del esfuerzo colectivo de tantas personas”.

De acuerdo con Jobe, gente de diferentes países y religiones estaban trabajando juntos. “Fue una bendición el simple hecho de ver gente proveniente de todo el mundo cooperando con un propósito: salvar tantas vidas como fuese posible”, dice él.

Después de visitas por parte de los embajadores de Estados Unidos y Francia, el flujo de agua fresca y otras provisiones por parte de agencias internacionales de donación aumentó dramáticamente. “Todas las indicaciones sugieren que cuando algunas de las instalaciones médicas temporales dejen Haití, el Hôpital Adventiste d'Haiti será el hospital más avanzado en el país”, dice Haglund.

La clase de graduandos de 2010 de estudiantes de medicina adoptó al HAH hace tres años como su proyecto misionero. Para ese momento ellos recaudaron fondos por más de 70.000 dólares para el hospital. Adicionalmente, los estudiantes de la Escuela de Medicina han estado viajando a Haití para ayudar al hospital después del terremoto.

El Centro de Preparación para Salud Pública de la Escuela de Salud Pública de LLU también ha estado activamente involucrado en Haití desde el terremoto, enviando personal docente y otros empleados entrenados en evaluación y respuesta ante desastres, para ayudar tanto en HAH como en el campamento de personas desplazadas internamente que creció en los terrenos de la Universidad Adventista de Haití para contener más de 20.000 personas.

Puesto que la estación lluviosa de Haití trajo consigo un ambiente en el cual los patógenos pueden transmitirse y proliferar más fácilmente, prevenir la transmisión de enfermedades comunicables era une prioridad fundamental. Personal de la Escuela de Salud Pública trabajó para lidiar con la difusión de diarrea y malaria, y ya había encontrado un par de casos de tifoidea, una enfermedad seria que se transmite fácilmente si no hay instalaciones sanitarias y de higiene que sean apropiadas.

El Instituto de Salud Global en LLU continua recibiendo nombres de individuos que se ofrecen para ayudar en el hospital, así como provisiones médicas donadas. Ellos continuarán enviando voluntarios a HAH durante el próximo año y algo más.

________ Dustin R. Jones es editor asociado de la Oficina de Relaciones Públicas de la Universidad de Loma Linda. Este artículo fue publicado el 22 de abril de 2010.

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Image by ANN. Cortesía de la Adventist Review.

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