30 de abril de 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por Willie y Elaine Oliver

El COVID-19 ha cambiado dramática y drásticamente la vida en nuestros hogares. Muchos de nosotros nos estamos sintiendo ansiosos, inseguros y tensos mientras tratamos de ajustarnos a una nueva y ojalá temporaria normalidad. La vida matrimonial y familiar enfrenta ya de por sí muchos desafíos, en los que inevitablemente hay conflictos y nos herimos unos a otros. Pero ahora el virus ha añadido otro estrato a los regulares factores de estrés. Es muy fácil que durante este tiempo aumenten las tensiones, que afloren los estallidos de mal genio y unos a otros nos saquemos de quicio. Inicialmente, la oportunidad de pasar tiempo juntos parecía una bendición, pero ese tiempo extra ha dado ocasión a más malos entendidos e interacciones disfuncionales. Esto es especialmente real en el caso de cónyuges en los que las batallas relacionales previas pueden tal vez haberse magnificado.

El mantener saludable su matrimonio durante la cuarentena del COVID-19 debe ser una alta prioridad para todas las parejas. No existen respuestas fáciles y arreglos instantáneos y no sabemos por cuánto tiempo vamos a vivir bajo estas condiciones. Por lo tanto, aunque no podemos controlar el virus en nuestras circunstancias actuales, sí podemos controlar y cambiar nuestra respuesta a lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Las siguientes son algunas sugerencias que pueden ayudar a que nuestro matrimonio sobreviva y prospere durante la pandemia de COVID-19 y todavía más allá.

Oración

Como personas de fe, es ahora el tiempo de poner en práctica nuestras disciplinas espirituales, especialmente la oración. Se nos está recordando constantemente durante esta pandemia, que debemos protegernos cada uno lavándonos las manos, no tocándonos la cara y practicando la llamada distancia social. Sin embargo, estas acciones no necesariamente nos protegen de la angustia y aflicción emocional, mental y espiritual que estamos enfrentando. Esta es la razón por la que la oración es de importancia vital en este tiempo. La oración nos saca fuera de nosotros mismos y nos recuerda que debemos depender de Dios y no de nosotros mismos. El apóstol Pablo nos recuerda: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4: 6,7).

La oración debe ser la primera protección de nuestro matrimonio y familia. Al aumentar las tensiones y pérdida de los estribos, necesitamos el sentido de calma y paz en nuestros hogares. Desde una perspectiva fisiológica, la oración es altamente eficaz en reducir nuestra reacción a traumas y crisis. La oración nos saca fuera del estado ya sea de pleito o lucha, de evasión, o de parálisis o bloqueo y nos coloca en la frecuencia de la calma y reflexión.

Cuando oramos, Dios habla a nuestro corazón y transforma nuestra mente. Hemos sido testigos de maravillosos milagros de sanidad de la relación en matrimonios en donde uno o los dos cónyuges se comprometen a orar fervientemente por su matrimonio. Elena G. White comenta: “Cuando imploramos misericordia y bendición de Dios, debemos tener un espíritu de amor y perdón en nuestro propio corazón” (La oración, p. 104).

Practica el modelo EPP

Durante esta pandemia hemos utilizado las siglas EPP (equipo de protección personal) que se refieren a artículos que nos pueden defender contra el virus, tales como tapabocas o mascarillas faciales, guantes y otros artículos de protección. Sin embargo el Modelo POE (haz una Pausa, Ora y Elige), es una estrategia de protección de nuestra relación. El utilizar esta habilidad te puede ayudar a crear y asegurar un ambiente seguro para tu matrimonio y familia.

Pausa —cuando se elevan las tensiones, haz una pausa y respira profundo. El respirar profundo activa el sistema nervioso parasimpático, que conserva la energía y desacelera los latidos del corazón, relaja el cuerpo y le permite al cerebro pensar más claramente.

Ora —eleva una rápida oración y pide a Dios que te ayude a calmarte y a manifestar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22, 23), a pesar de que te sientas tenso, ansioso y frustrado.

Elige —elige una respuesta que pueda crear un espacio seguro y fomente la paz en tu hogar.

Sé amable y bondadoso

¿Hay algunas pequeñas cosas acerca de tu cónyuge que comienzan a irritarte? Tal vez has comenzado a notar algunas cosas que probablemente estaban ahí antes, pero que de pronto parecieran haberse magnificado. No te “ahogues en un vaso de agua”, son detalles de poca importancia. Es natural que se pongan involuntariamente un tanto cortantes o bruscos el uno con el otro, así que practica la bondad y amabilidad. Dense uno al otro trato benevolente y recuerda que ambos son parte del mismo equipo.

Pregunta a tu cónyuge qué es lo que él o ella necesita

Aparten por lo menos diez minutos cada día para un chequeo mutuo. El simple hecho de preguntar y responder, según se necesite, valida y apoya a cada cónyuge y le envía un mensaje de solicitud y atención. Tal vez haya algunas cosas que parecen obvias y tal vez haya cosas que normalmente hacen para apoyarse uno al otro, pero ahora se han vuelto todavía más importantes. Es muy fácil durante esta crisis dar al otro por sentado. El tomar el tiempo para comunicarse sus pensamientos, temores, necesidades y deseos, los ayudará a permanecer en sintonía uno con el otro.

Sé cálido y afectuoso

Las reglas de distanciamiento social no se aplican a tu matrimonio, a menos que tu prueba de COVID-19 haya resultado positiva. Toma tiempo en tu relación para conectar y para ser cálido y afectuoso en tus interacciones diarias. Desarrollen el hábito de abrazarse y besarse mutuamente en la mañana al despertarse y antes de irse a dormir en la noche y aun en medio del día. Esto va a ayudar a bajar las tensiones y a conectarse emocionalmente el uno con el otro. Programen una cita semanal solamente para los dos. Sean creativos, diviértanse y rían mucho.

Tómense un descanso el uno del otro 

Aunque el matrimonio está diseñado para sacar lo mejor de nosotros, tiende también a veces a sacarnos lo peor. Esto es lo que hace difícil esta situación que nos fuerza a estar juntos. Por lo tanto, es muy bueno tomar por lo menos unos 20 o 30 minutos de tiempo ininterrumpido cada día en bien de la salud y el bienestar de tu relación. Por supuesto, no estamos hablando acerca de aplicar la “ley del hielo”, permaneciendo en silencio o ignorándose mutuamente. Así que hablen al respecto y pónganse de acuerdo cuando anhelen pasar algún tiempo a solas cada día. Respeten entonces esos límites.

Mantén una actitud positiva

El tener una actitud positiva hacia tu cónyuge y tu matrimonio tiene un impacto directo sobre la calidad de tu relación. En vez de pensar que tus problemas no tienen solución, cambia tu conversación interna y la forma como ves tu relación. Si piensas que tu matrimonio es relativamente bueno, aunque con algunos desafíos, tenderás a enfocar tu atención en cómo sobrevivir juntos esta crisis y hasta prosperar en ella. La actitud positiva te dará esperanza acerca del futuro y acerca de tu matrimonio.  “Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos” (Proverbios 17:22).

Conéctate con otros

El conectarse con los familiares y amigos a través de FaceTime, Zoom, mensajes de texto o simplemente a través de una llamada telefónica va a ayudar a disminuir la tensión y el estrés en tu matrimonio. De esta manera, tu cónyuge o hijos no serán las únicas personas con quienes interactúas. Si se permite, puedes incluso salir afuera y saludar a tus vecinos, practicando siempre la distancia social. Sin embargo, debes asegurarte de no conectar clandestinamente con nadie. Esto solamente traería problemas adicionales a tu matrimonio durante este tiempo tan lleno de estrés.

Perdona enseguida

Siendo que somos humanos, es inevitable que en algún momento durante estos días llenos de tensión, digas o hagas tal vez algo que hiera a tu cónyuge, o viceversa. Tan pronto como alguien da a entender que se ha sentido herido, la persona que le causó dolor debe apresurarse a pedir disculpas. Pero para que esto resulte bien, la parte ofendida debe ser también rápida en perdonar. Esto va a ayudar a que la relación se reencamine y evita que el enemigo de las almas siga dañando la unidad. La Biblia dice: “Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:32, la cursiva es nuestra).

Busca ayuda si es necesario

Si estás experimentando problemas que no eres capaz de resolver por ti mismo(a), procura la ayuda de un consejero cristiano bien calificado, que tenga tus mismos valores acerca del matrimonio. La mayor parte de los consejeros están ofreciendo en estos días ayuda por teléfono para personas individuales y parejas. Así que el hablar con un consejero acerca de los desafíos que estás enfrentando, puede ser invaluable durante y después del confinamiento.

Al responder a tus desafíos en forma constructiva, tu matrimonio va a sobrevivir y a prosperar durante la pandemia de COVID-19. “Para los hombres es imposible. . . pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible” (Mark 10:27).

Para más recursos en favor de matrimonio y familia que pueden ayudar a atravesar por la experiencia del COVID-19, visita family.adventist.org. Si tienes miedo de que tu cónyuge pueda lastimarte o lastimar a tus hijos, o si estás experimentando alguna forma de violencia doméstica, busca ayuda ahora mismo. En los Estados Unidos, puedes ponerte en contacto con la National Domestic Violence Hotline, en cualquier momento, llamando al 1-800-799-SAFE (7233) o conectarte en línea a https://www.thehotline.org/help/. Ellos ofrecen ayuda en más de 200 idiomas. Si resides fuera de los Estados Unidos, busca una línea directa de ayuda que esté disponible en tu país.

Willie Oliver, sociólogo familiar, consejero pastoral y educador certificado de vida familiar, es director de Ministerio Adventista de la Familia en la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Elaine P. Oliver, consejera clínica profesional certificada y educadora certificada de vida familiar, es directora asociada del mismo ministerio.

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

 

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