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14 de junio de 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por: Ted N.C. Wilson

Nuevamente nos unimos a través de los medios electrónicos. Este marco de comunicación es un desafío en muchos sentidos, porque no nos vemos cara a cara en nuestras iglesias y otros sitios, pero Dios nos está hablando a través de estos medios. Los animo a conservar la buena esperanza, a constituirse en las manos y pies de Dios, ayudando, sanando y llenando de esperanza a otros.

Como sabemos, Dios llama repetidas veces nuestra atención a la segunda venida de Cristo y hemos estado repasando varios textos bíblicos durante las últimas semanas: Mateo 24 y anteriormente el capítulo 2 de Daniel —un asombroso capítulo del cual disfruto grandemente. Jesús viene muy pronto y las profecías nos dicen exactamente eso.

Me gustaría que consideráramos ahora el capítulo 7 de Daniel. En Daniel encontramos algunos asombrosos aspectos similares a los presentados en Daniel 2, que son fascinantes por el hecho de que presentan diferentes reinos. Sin embargo, siendo que no tenemos mucho tiempo ahora de detenernos en ello, solo vamos a considerarlos brevemente al comienzo, para luego considerar algo muy interesante que sucede y que surge de la cuarta bestia o el cuarto poder.

Y cuando leemos el versículo 7, podemos ver que se mencionan cuatro bestias que salen del mar, cada una de ellas diferente a las otras. En el versículo 4 se habla acerca de un león con alas de águila y, por supuesto, esto representa a Babilonia. Y luego, y esto nuevamente muy similar a lo descrito en Daniel 2, simplemente con diferentes animales o conexiones, o diferentes símbolos; de pronto, en el versículo 5, surge un oso más levantado de un costado de su cuerpo que del otro, el cual tiene tres costillas en su boca, lo cual representa a Medo-Persia.

Entonces, en el versículo seis, aparece un leopardo. “Ante mis propios ojos vi aparecer otra bestia, la cual se parecía a un leopardo, aunque en el lomo tenía cuatro alas, como las de un ave. Esta bestia tenía cuatro cabezas, y recibió autoridad para gobernar”.  Y esto, por supuesto, representa el imperio de Grecia y la velocidad con que avanzó el reino y los cuatro generales que tomaron el mando después de la muerte de Alejandro Magno.

Luego se dice en el versículo siete: “Después de esto, en mis visiones nocturnas vi ante mí una cuarta bestia, la cual era extremadamente horrible y poseía una fuerza descomunal. Con sus grandes colmillos de hierro aplastaba y devoraba a sus víctimas, para luego pisotear los restos. Tenía diez cuernos, y no se parecía en nada a las otras bestias”. Esto representa al Imperio Romano, el cual eventualmente se dividió en diez reinos.

El versículo ocho es un versículo fascinante y nos detendremos en él por un momento: “Mientras me fijaba en los cuernos, vi surgir entre ellos otro cuerno más pequeño. Por causa de este fueron arrancados tres de los primeros. El cuerno pequeño parecía tener ojos humanos, y una boca que profería insolencias”.

Bien, este cuerno pequeño es un poder político religioso que surge al final de los reinos que ahí se mencionan. Y este particular reino, este poder político religioso, habla palabras insolentes y pretensiosas e intenta cambiar los tiempos y la ley. Y, por supuesto, el profeta Daniel se explaya en lo anterior.

Deseo decirles que ha habido un gran intento de cambiar la ley de Dios —y de hecho ha sido cambiada— aunque no realmente, porque podemos todavía observar el sábado, séptimo día. El sábado es el sello de Dios. Un tiempo de especial conexión con Dios; de reconocimiento de que él es el Creador, de que él tiene autoridad. Quiero decirles que el reino de Dios va ultimadamente a prevalecer y que ese cuerno pequeño no va a triunfar, porque Dios está al control.

Deseo leer para ustedes un pasaje muy interesante del libro El conflicto de los siglos, p. 643: “A medida que adelante la reforma respecto del sábado, esta manera de rechazar la ley divina para evitar la obediencia al cuarto mandamiento se volverá casi universal”. El cuarto mandamiento, se refiere por supuesto a guardar y recordar el séptimo día sábado a través del poder de Dios. “Las doctrinas de los caudillos religiosos han abierto la puerta a la incredulidad, al espiritismo y al desprecio de la santa ley de Dios, y sobre ellos descansa una terrible responsabilidad por la iniquidad que existe en el mundo cristiano”.

Mis queridos amigos, al atravesar por estos tiempos tan desafiantes, ¡cobren buen ánimo! Sean las manos y pies de Cristo y traigan sanidad y esperanza a la gente, llamando su atención hacia los Mensajes de los Tres Ángeles  e Apocalipsis 14 y el cuarto ángel de Apocalipsis 18, todo ello ligado a los capítulos 7 y 8 del libro de Daniel.

Dios va a prevalecer. Jesús viene muy pronto. Vamos a orar juntos.

Nuestro Padre celestial, gracias porque tú estás al mando y control. Gracias por la forma en que puedes controlar nuestra vida y el destino de este mundo. Te damos gracias por los Mensajes de los Tres Ángeles. Te damos gracias por las profecías que se nos han dado para ayudarnos a saber que aun a través de los duros y difíciles días que tenemos por delante, tú vas a prevalecer y que tu precioso séptimo día sábado es el sello de Dios y que vas a triunfar al final. Señor, sé con cada uno de nosotros al proclamar tu Palabra a través de maravillosos actos de bondad, señalándoles  a la gente la Santa Palabra de Dios y las profecías que apuntan hacia la pronta segunda venida de Jesús. Te pedimos todas estas cosas en el nombre de Cristo. Amén.

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