En un año marcado por la pandemia del COVID-19, expertos en familia creen que otra pandemia ha estado presente aunque no siempre llega a los titulares de los diarios. Aun así, es igualmente de insidiosa y mortal: la violencia contra las mujeres y los niños.

Y en un año que ha sido testigo de retrasos y cancelaciones de muchos programas e iniciativas, los líderes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día creen que ahora es un momento donde con urgencia es necesario poner de relieve el flagelo de la violencia doméstica y proponer pasos creativos para prevenirla.

Al igual que cada cuarto sábado de agosto, el 22 de agosto de 2020 será testigo de miles de congregaciones adventistas que, en diversas partes del mundo, llevarán a cabo un culto especial para crear conciencia y reflexionar en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y los niños en las comunidades e iglesias. Los líderes reiteraron que, aunque en un comienzo la idea fue promovida por el departamento de Ministerios de la Mujer de la Iglesia Adventista, la iniciativa ha crecido hasta involucrar a otros departamentos y ministerios de la iglesia mundial.

“Nos sentimos felices de informar que en 2020, enditnow ha involucrado a varios departamentos de la iglesia, lo que incluye a Ministerios de Salud, Educación, Ministerios de Familia y Ministerios del Niño,” dijo Raquel Arrais, directora asociada de Ministerios de la Mujer de la Iglesia Adventista. “Hay una comisión, presidida por la directora de Ministerios de la Mujer Heather-Dawn Small, que hasta incluye a Ministerios de Jóvenes y a la Asociación Ministerial”, añadió.

Según el sitio web creado por Ministerios de la Mujer, el sábado especial de enditnow este año contará con un sermón a cargo del secretario asociado de la Asociación Ministerial Anthony Kent, y un seminario a cargo de la directora asociada de Ministerios de Salud Katia Reinert. También incluirá un folleto sobre las respuestas individuales y comunitarias a la violencia doméstica escrito por Mable B. Dunbar, quien también es autora del folleto La dinámica de la violencia doméstica.

Un flagelo mundial

“Vivimos en un mundo lleno de incertidumbres y temor,” expresa la carta enviada a los líderes de ministerios de familia, ministerios de la mujer y ministerios del niño de todo el mundo. “Enfrentamos inestabilidad política, guerras, epidemias y pandemias, pérdida del trabajo, incapacidad de suplir las necesidades diarias de nuestras familias, y la lista podría continuar […]. Todos estos factores nos impactan espiritual, física y emocionalmente. Triste es decirlo, la aflicción emocional sin un fundamento espiritual firme lleva al abuso de muchas clases en nuestra casa y sociedad”.

El sitio web de enditnow explica por qué es fundamental colaborar con la lucha en contra de la violencia doméstica. Según las estadísticas citadas, en los Estados Unidos, una de cada seis mujeres es víctima de un intento de violación o de violación. En el mundo, hasta el 50 por ciento de los ataques sexuales son cometidos contra niñas menores de 16 años, y una de cada cuatro mujeres experimenta la violencia durante el embarazo. Las estadísticas también revelan que cada año, un millón de niños, en su mayoría niñas, ingresan al comercio sexual. Los activistas de la iglesia creen que los adventistas deberían trabajar en forma activa para cambiar esas estadísticas. Los líderes creen que es algo a lo que los adventistas del séptimo día pueden contribuir de manera particular, gracias a su énfasis en el tratamiento de toda la persona.

“El tratamiento de las familias que experimentan violencia y abuso requiere integrar las necesidades de toda la persona”, escribió la experta Marie Fortune, citada en un folleto sobre la responsabilidad individual y comunitaria que fue compartido en todo el mundo. “Por ello, es imposible enfatizar de más la importancia de desarrollar una comprensión y una cooperación comunes entre los asistentes seculares y religiosos para hacer frente a la violencia familiar”.

Respuesta individual y comunitaria

El folleto incluido en el paquete de recursos de enditnow 2020 hace un llamado para que las personas se eduquen sobre el tema y sean conscientes de la dinámica de la violencia doméstica. Es algo, expresa, que incluye, entre otras cosas, leer libros, mirar videos y asistir a talleres y seminarios. También hace un llamado para que las personas se muestren proactivas a la hora de contactar y apoyar a programas de su área que brindan seguridad, defensoría, apoyo y otros servicios necesarios tanto para las víctimas como para los infractores.

Entre otras sugerencias, la lista llama a promover una respuesta hacia la violencia que esté centrada en la víctima y acceder a los recursos comunitarios, teniendo por responsables a los ofensores, y garantizando que todas las comunidades, incluidas las poblaciones peor atendidas que son afectadas por la violencia doméstica, tengan voz y acceso a respuestas y recursos culturalmente apropiados.

“[Es fundamental] promover una postura colectiva sobre la conciencia respecto de la violencia doméstica como problema comunitario y una responsabilidad comunitaria para prevenirla y un protocolo de intervención cuando se produzca,” expresa, y “establecer una respuesta comunitaria coordinada ante la violencia doméstica que incluya representantes de las fuerzas del orden, el sistema educativo, [y] los profesionales de salud mental”.

Por qué los adventistas deberían hacer más al respecto

La campaña histórica de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en contra de la violencia y el abuso comenzó originalmente con un énfasis en las mujeres y los niños pero se ha trasladado hasta incluir un énfasis más global en la violencia y el abuso contra cualquier persona, sea hombre, mujer, joven o viejo, dijo Reinert en el seminario incluido en el paquete de recursos de enditnow 2020. Según ella, los líderes religiosos de muchas denominaciones han contado que esos materiales también han sido una bendición para ellos. A pesar de ello, cree Reinert, hay mucho más que los pastores y líderes de la iglesia pueden hacer para crear conciencia, prevenir el abuso y ayudar a los supervivientes.

“Hay demasiados que todavía viven bajo el control perjudicial de un compañero íntimo, padre, hijo, jefe, pastor o alguien que recurre al abuso sexual, físico o emocional sin reconocerlo como tal”, escribió. “Demasiados que lo reconocen y tratan de conseguir ayuda al hablar con un pastor, líder de la iglesia u otro miembro de iglesia acaso siguen sin encontrar ayuda apropiada y bien fundamentada y, por el contrario, se encuentran acusados por su situación o se les dice que oren sobre el tema. Demasiados permanecen indiferentes, sin tener conciencia o ciegos sin quererlo respecto de las necesidades de los supervivientes o infractores que están desesperadamente buscando esperanza y sanación para el motivo de su quebrantamiento”.

Reinert dijo que se pregunta qué pasaría si cada congregación tuviera un coordinador de enditnow que tuviera conocimiento del abuso y, al trabajar con el pastor, involucrara a la iglesia en la prevención y asistencia de los que están necesitados. El objetivos también se aplica a los futuros pastores.

“¿Qué pasaría si cada estudiante de teología y pastor pudiera recibir capacitación en los conocimientos básicos sobre el abuso y cuál es la mejor manera de ayudar a un superviviente e infractor?”, preguntó.

Reinert dijo que cree que hay mucho más que podemos hacer, y que cada pastor, líder de la iglesia y miembro tiene que evaluar de qué manera podemos marcar una diferencia. “No tenemos que cansarnos sino que tenemos que continuar haciéndonos sentir con palabras y acciones, mientras aprendemos juntos y sacamos a la luz las formas de abuso que deshumanizan a otras personas”, escribió.

¿Por qué deberíamos hacer más? Para Reinert, quizá la razón más fundamental para hacer más es que somos las manos y los pies de Dios en este mundo, llamados a representar su amor y poder de sanación y a servir a otros así como él lo hizo.

“Jesús nos llama a tratarnos mutuamente con amor y respeto cuando expresa: ‘Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros’. [Juan 13:34, 35]”, escribió. “Por lo tanto, es nuestro deber como pastores y líderes de la iglesia continuar alcanzando a los supervivientes del abuso con compasión —así como lo hizo Jesús— haciendo lo que podemos para prevenir y tratar apropiadamente con el abuso y la violencia en todas sus formas”.

Traducción de Marcos Paseggi

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