17 de marzo de 2022 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Saludos amigos. Hoy estaremos hablando de nuestro Salvador, Jesucristo, una vez más. Como pueden ver, Él es el enfoque de las Escrituras y de la historia, y también es el enfoque de la experiencia y doctrinas Adventistas del Séptimo Día.

Se podría decir mucho acerca de nuestro precioso Salvador, pero hoy nos enfocaremos específicamente en nuestra Creencia fundamental #9 de los Adventistas del Séptimo Día: «La vida, muerte y resurrección de Jesucristo».

Amigos, esta creencia está en el corazón mismo del Cristianismo. Es por la vida de Cristo en esta Tierra, Su cruel muerte en la cruz y Su gloriosa resurrección de entre los muertos que tenemos la esperanza de la salvación.

En el principio, cuando Dios creó a Adán y Eva, eran perfectos. Lamentablemente, sin embargo, cuando eligieron desobedecer a Dios, este mundo se sumergió en el pecado y la tristeza. Pero afortunadamente, Dios ya había ideado un plan para salvarlos, y ese plan les fue revelado cuando Dios habló estas palabras a la serpiente, Satanás, como está registrado en Génesis 3:15: « Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”

Esta es una hermosa promesa de que Dios el Hijo, Jesucristo, vendría a esta Tierra, nacería de una virgen y asumiría nuestra humanidad. Él moriría en nuestro lugar, tomando sobre sí mismo la pena del pecado por nosotros y moriría una muerte cruel en la cruz, para que pudiéramos ser reconciliados con Dios. Jesús estuvo dispuesto a ser nuestro sustituto, sufriendo la condenación que debería haber sido nuestra para que pudiéramos ser liberados del pecado y vivir para siempre con Él.

El asombroso sacrificio de Cristo se describe bellamente en el libro El conflicto de los siglos, pág. 651:

« La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado, contemplarán al  Cristo crucificado. Nunca olvidarán que Aquel cuyo poder creó l der creó los mundos innumerables y los sostiene a través de la inmensidad del espacio, el Amado de Dios, la Majestad del cielo, Aquel a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar, que se humilló para levantar al hombre caído; que llevó la culpa y el oprobio del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario.» (El Conflicto de los Siglos, p. 632).

Y Cristo no estuvo solo en este gran sacrificio. Se nos dice en ese hermoso pasaje que se encuentra en Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna».

Dios dio el regalo increíble de Su amado Hijo para que tú y yo tengamos vida eterna. Pero debemos aceptar el regalo y permitir que Él cambie nuestros corazones para ser como Él. Como pueden ver, Jesús no solo murió por nosotros, sino que también vivió una vida de amor sin pecado para que pudiésemos tener un ejemplo por el cual vivir. Su vida, muerte y resurrección dieron paso a nuestra salvación y nos muestra cómo es realmente el amor.

Nuestra Creencia Fundamental #9 (Creencia Fundamental Adventista del Séptimo Día #9—»La Vida, Muerte y Resurrección de Cristo») lo explica de esta manera:

“En la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, su sufrimiento, muerte y resurrección, Dios proporcionó el único medio de expiación por el pecado humano, para que aquellos que por fe acepten esta expiación puedan tener vida eterna, y toda la creación pueda comprender mejor el infinito y santo amor del Creador. Esta expiación perfecta vindica la justicia de la ley de Dios y la gracia de su carácter; porque condena nuestro pecado y provee nuestro perdón. La muerte de Cristo es sustitutiva y expiatoria, reconciliadora y transformadora. La resurrección corporal de Cristo proclama el triunfo de Dios sobre las fuerzas del mal, y para aquellos que aceptan la expiación, asegura su victoria final sobre el pecado y la muerte. Declara el Señorío de Jesucristo, ante el cual se doblará toda rodilla en el cielo y en la tierra.»

Amigos, ¡qué Dios tan asombroso e increíble servimos! ¡Este Dios que ha provisto un camino para nuestra salvación! El apóstol Pablo lo expresó sucintamente cuando escribió: «Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, (Refiriéndose a Jesús) también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. «. (1 Corintios 15:21, 22).

¡Este tema es tan rico y tan profundo que lo estudiaremos por toda la eternidad! Sin por ahora desean obtener más información sobre la increíble vida, muerte y resurrección de Cristo Jesús, les animo a visitar la URL que se encuentra en la parte inferior de la pantalla [www.adventist.org/life-death-and- resurrección-de-cristo].

También les recomiendo leer un libro asombroso sobre la vida de Cristo, El Deseado de Todas las Gentes, escrito por Elena G. de White. Serán maravillosamente bendecidos al leer este hermoso libro, disponible gratis en egwwritings.org.

Amigo, si aún no has aceptado a Cristo Jesús como tu Salvador personal, te invito a que lo hagas ahora mismo. No hay mejor momento para hacerlo que ahora mismo. Quizá lo conociste antes, pero te has alejado. Él te está esperando ahora mismo, con el perdón disponible gratuitamente para todos los que se acerquen. Ahora es el momento de venir a Él: Aquel que te ama, que murió para salvarte, que vive de nuevo para restaurarte y que regresará muy pronto para llevarnos a casa para vivir con Él para siempre.

Te invito a unirte a mí mientras oramos a Él en este momento. Padre en el cielo. Gracias por enviar a Jesús nuestro Salvador, nuestro Creador, nuestro Redentor. No solo para salvarnos de nuestros pecados, sino también para llevarnos a una relación correcta contigo y restaurar la imagen de Dios en nosotros. Te damos gracias por este maravilloso plan de salvación. Te damos gracias porque la justicia de Cristo es justicia que justifica y santifica. Gracias porque la Deidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo decidieron este trascendental plan de salvación incluso antes de la fundación de esta Tierra. Gracias por el regalo de Jesús y por su identificación con nosotros a lo largo de la eternidad, como totalmente divinos y totalmente humanos, qué maravilloso Dios servimos. Gracias por brindarnos esta conexión eterna a través de Jesús. Todo esto te lo pedimos en nombre de nuestro maravilloso Salvador, el que ha hecho posible todo esto para nosotros. Jesucristo. Amén.

 

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