Los líderes de la iniciativa en el sur de Filipinas dijeron que fue una bendición el formar  parte de ello.

20 de julio de 2022 | Península de Zamboanga, Filipinas | Cart Aguillon, Misión Península de Zamboanga, División Asia-Pacífico Sur y Adventist Review

Las provincias Basilan y Sulu, en el sur de Filipinas, cuentan con una vasta población de familias musulmanas. Los servicios de atención a la salud en estas zonas se limitan  a lo que se considera  hospitales de Nivel 1, con capacidades limitadas para proveer tratamiento en situaciones médicas críticas.

Consciente de esta situación, la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la Península de Zamboanga y en conjunto con el Equipo Misión Médica Wood, organizó misiones médicas en cuatro lugares, comenzando en Basilan (Isla Malamawi y Maluso), el 3 y 4 de julio; y Sulu (Alto y Bajo Sinumaan y Talipao) 6 y 7 de julio.

Esta iniciativa de atención médica prestó servicios a más de 2,600 pacientes, de los cuales 326 recibieron servicios de atención dental, 67 de ellos tuvieron intervenciones quirúrgicas menores y 414 recibieron lentes gratis. Además, 122 niños fueron circuncidados y 115 personas recibieron servicios de alineación manual de la columna vertebral y de las articulaciones. Más de 500 niños recibieron cada uno un kit dental.

“Es una bendición venir a este lugar y extender la mano sanadora de Dios a comunidades musulmanas en Basilan y Sulu”, dijo Percy Wood, director del Equipo Misión Médica Wood.  “Observar la forma como cada uno recibe el alivio y la bendición de los servicios de salud es más que cualquiera otra cosa que el mundo pueda dar. Es un gozo que no puede ser reemplazado”, añadió el director Wood.

Glen Sajulga, director del ministerio de salud de la Misión Península de Zamboanga, diseñó el programa. Este esfuerzo médico misionero llamó la atención de varias personas dentro de la profesión médica y otros voluntarios, quienes expresaron su interés en unirse a la iniciativa. La colaboración de múltiples entidades hizo relativamente fácil la preparación, dijeron los organizadores.

“Cuando organizamos este proyecto misionero, la gente simplemente comenzó a ponerse en contacto conmigo y a expresar su entusiasmo por ser parte de él. Cada uno deseaba sencillamente ser parte de la obra de Dios de acercarse a las comunidades musulmanas en esas zonas”, dijo el director Sajulga.

Otras personas dieron su apoyo enviando donaciones y ayuda monetaria para ayudar a financiar el proyecto. Algunos miembros de iglesia prometieron proveer artículos escolares a niños residentes en las zonas de Bud Bongao y Sinumaan. La institución educativa de beneficencia, no gubernamental y sin ánimo de lucro en Filipinas,  Mejora Socioeconómica, Alfabetización, Antropología y Servicios de Desarrollo – SULADS, cuyo objetivo es educar e inspirar a personas indígenas no alcanzadas con estos beneficios, extendió también su ayuda en la distribución de lentes y kit dental en los cuatro lugares mencionados.

El director regional de Relaciones entre Adventistas y Musulmanes, Ranny de Vera, forjó lazos de colaboración con las unidades de Fuerzas Especiales en Basilan y Sulu para garantizar la seguridad del equipo y atender las necesidades logísticas y de transporte del grupo. Los miembros de la iglesia en Basilan, bajo el liderazgo de Nemrod Obejero, colaboraron con el gobierno de Ciudad Isabela y dieron todo su apoyo al grupo misionero. Proporcionaron alimentos, sitios para atracar y personal de apoyo.

Eugenio Boquio, comandante de la Brigada 1101st INF, quien recordó pasados conflictos en esta zona, entre las fuerzas armadas y grupos separatistas, dijo que los adventistas “son uno de los elementos que han hecho cambiar las cosas aquí en la provincia de Sulu”. Por ejemplo, los  tausug o joloanos, quienes son uno de los mayores grupos minoritarios en el sur de Filipinas, recuerdan a la comunidad adventista como el primer grupo que salió a ayudar a reconstruir su comunidad, dijeron los líderes.

En Basilan, Amin Hataman, miembro de la Junta Provincial que representa al Primer Distrito de la Provincia de Basilan, hizo eco a estos mismos sentimientos. “Es realmente hermoso que este tipo de cooperación trascienda cualquier clase de fronteras que puedan tener las religiones”, dijo. Espero que pueda haber más colaboración en el futuro”.

La misión médica puede considerarse un éxito debido a los esfuerzos de personas que dedicaron su tiempo y habilidades para hacer de esta iniciativa una realidad, dijeron los organizadores.

Una residente de Basilan, Barbette Tabenas, dijo: “Sabemos que ni en un millón de años vamos a poder pagarles, pero Dios lo sabe. Gracias por su altruismo al mostrar que se preocupan por la gente de Basilan”.

La versión original  de esta noticia se publicó en el sitio de noticias  de la División Asia-Pacífico Sur.

Traducción – Gloria A. Castrejón

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