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Equipo del Colegio Terciario Unión del Pacífico ayuda a recuperar información e historias guardadas por mucho tiempo.

8 de agosto de 2022 | California, Estados Unidos | Laura Gang

Un grupo de estudiantes del Colegio Terciario Unión del Pacífico (PUC) ha ayudado a documentar el papel de las mujeres en la historia adventista al presentar nuevas investigaciones a la Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Día.

Maud Sisley, Alma McKibbin, Ruth Temple, mujeres adventistas que abrieron camino y fueron pioneras en la misión, la educación y la salud supieron ser nombres que todos reconocían. Pero sus historias fueron olvidadas, enterradas en el tiempo y los cambios sociales para perderse de la memoria colectiva de la iglesia.

Cuando Jim Wibberding, profesor de teología aplicada y estudios bíblicos en el PUC analizó archivos de la iglesia, descubrió mujeres cuyos nombres jamás había escuchado. Wibberding se sintió sorprendido de enterarse de que muchas mujeres fueron “destacadas a la hora de moldear el adventismo que conocemos hoy”.

Rostros de mujeres de la historia adventista. Fila superior, desde la izquierda: Anna Knight, L. Flora Plummer, Ruth Temple. Fila inferior, desde la izquierda: Alma McKibbin, Minnie Sype, Maud Sisley Boyd. [Fotografías/collage a cargo del Colegio Terciario Unión del Pacífico]

Comenzó a hacer una lista.

Wibberding comenzó con cincuenta nombres, y organizó una asignatura sobre Historia de Mujeres Adventistas, dedicada a contar las historias de las líderes femeninas que moldearon la fe y la misión de la iglesia. Invitó a catorce historiadores adventistas adicionales para que fueran los oradores invitados.

Le resultó difícil escoger qué biografías de mujeres compartir. Surgió un dilema, dijo Wibberding, cuando casi cada presentador tenía otras figuras femeninas olvidadas que añadir a la lista a partir de sus propias investigaciones de documentos primarios.

El problema de la representación insuficiente de las mujeres en la historia no es algo único a la Iglesia Adventista. Las mujeres han sido pasadas por alto a lo largo de la historia de los Estados Unidos y el mundo. En diversas partes del mundo, se están haciendo esfuerzos concertados para cubrir esas brechas de información. El primer paso hacia ese objetivo, concuerdan los historiadores, es la investigación y la narración de historias.

A su clase de 25 estudiantes, Wibberding y los demás historiadores contaron relatos y compartieron fotografías de más de treinta mujeres adventistas destacadas, y volvieron a narrar sus contribuciones a menudo no reconocidas para la iglesia y su misión.

Maud Sisley dejó su hogar en Battle Creek y se dedicó por su cuenta a hacer obra misionera en Ohio, Suiza, Inglaterra, Sudáfrica y Australia, entre otros países. Sisley ayudó a presentar al adventismo en diversas partes del mundo.

Alma McKibbin escribió el primer plan de estudios para escuelas primarias adventistas, y llegó a ser profesora del PUC.

Flora Plummer fue “una arquitecta de la Escuela Sabática según la conocemos hoy”, y sirvió durante décadas como la única mujer de la Junta Directiva de la Asociación General.

Ruth Temple fue la primera mujer de raza negra en graduarse en la Universidad de Loma Linda. Desde allí, se dedicó a ayudar a las comunidades de bajos ingresos sin suficiente atención en Los Ángeles, para que estas accedieran a la salud en forma asequible y gratuita. Temple abrió la primera clínica médica en el sureste de Los Ángeles. Su liderazgo en ese lugar, según afirma el historiador Benjamin Baker, erradicó más de una epidemia, lo que incluyó el brote de la plaga.

¿Por qué fueron marginadas esas mujeres? Parte de ello “tiene que ver con la [cultura] doméstica y el surgimiento del fundamentalismo, que eclipsó a las mujeres en el ministerio dentro de la iglesia”, dijo Michael Campbell, nuevo director de Archivos, Investigaciones y Estadísticas de la División Norteamericana. Campbell, un historiador que hace poco fue profesor de religión en la Universidad Adventista Southwestern, contó las historias de doce mujeres a la clase de Wibberding. Después de esas experiencia, escribió un trabajo de reflexión sobre los principales temas que emergieron a partir de sus investigaciones.

Campbell dijo que algunas mujeres misioneras se casaron, y entonces las historias de sus maridos fueron glorificadas, sin que se hiciera mención de las contribuciones de ellas. A Ana Stahl le negaron inicialmente el ingreso al Colegio Terciario de Battle Creek porque ya estaba casada y tenía un hijo. La evangelista y pastora Minnie Sype recibió los papeles de su jubilación de parte de la asociación porque volvió a casarse a los 61 años, y “tenía un hombre que la cuidara”.

A pesar de ello, al igual que otras mujeres significativas en la historia de nuestra nación, esas líderes adventistas hallaron maneras de trabajar a pesar de la discriminación que sufrieron. Muchas mujeres misioneras fueron en especial efectivas a la hora de convertir a mujeres de otras culturas.

Campbell también destaca que el Gran Despertar creó una avenida para que las mujeres llegaran a ser líderes adventistas. “Elena White fue en realidad parte de un grupo más grande de mujeres que brindó apoyo y evangelismo además de liderazgo”, dijo. Ella misma abogó por las mujeres y los puestos de liderazgo dentro de la iglesia.

Wibberding se mostró de acuerdo. Fue en las décadas posteriores a la muerte de White “cuando el adventismo se alejó de la igualdad de género y las historias de las mujeres dejaron de contarse”, expresó.

Los estudiantes no fueron tan solo oyentes pasivos en la clase de Wibberding, Ellos mismos se convirtieron en narradores. Cada estudiante escogió e investigó a una líder adventista y entonces escribió y presentó una breve biografía para la Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Día.

Ashley Garner, que cursa el segundo año de psicología e inglés, disfrutó de la parte exploratoria de la clase. “Tuvimos la oportunidad no solo de descubrir sino también de compartir las historias de ellas por una de las primeras veces”, dijo Garner.

Garner investigó y escribió sobre Theresa Kennedy. Kennedy fue una misionera, enfermera y profesora, que dirigió departamentos de enfermería en tres colegios terciarios adventistas. Además de su trabajo, fue una pianista clásica.

Al igual que otras mujeres adventistas importantes de la historia, durante su vida, Kennedy hizo el trabajo de muchas personas.

“La Iglesia Adventista siempre ha estado compuesta por una mayoría de mujeres, muchas de las cuales han trabajado dentro de sus capacidades e influencia en pro de la misión de la iglesia”, dijo Campbell. “Tenemos que actuar de manera deliberada para contar sus historias”.

Veinte de los estudiantes del PUC de la clase de Wibberding presentaron artículos para la enciclopedia en línea, realizando así una contribución significativa con la investigación en el área. Al investigar con documentos primaries de diversas partes del mundo y publicar las historias de mujeres extraordinarias, llegaron a ser participantes activas a la hora de restaurar esos nombres a las páginas de la historia adventista.

La versión original de esta noticia fue publicada en el sitio de noticias de la División Norteamericana.

Traducción de Marcos Paseggi

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