Los líderes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Puerto Rico aún están evaluando las necesidades entre sus miembros y la comunidad en general después del paso del Huracán Fiona, que provocó daños por los vientos e inundaciones el pasado 18 de septiembre. El huracán de Categoría 1 provocó cortes de energía eléctrica, produjo aludes, arrancó árboles de raíz y destruyó caminos y puentes.
“La intensidad de los vientos fue mucho menor que cuando pasó el Huracán María en 2017, pero aún fue preocupante escuchar el aullido fuerte del viento y las tormentas eléctricas en todas partes”, dijo el pastor Luis Rivera, presidente de la Iglesia Adventista en Puerto Rico. “Llovió más de lo que he visto en un período tan breve de tiempo”.
Sin electricidadCuatro días después, la mayor parte de la isla aún estaba sin energía eléctrica, y la infraestructura de comunicación se ha visto debilitada. Una tercera parte del país no cuenta con agua potable en las comunidades más cercanas a los ríos y arroyos del sur, el oeste y el norte de la isla, dijo Rivera. Cientos de hogares han sido dañados o destruidos.
Los pastores distritales y los ancianos de iglesia han estado tratando de conectarse con los miembros de iglesia para evaluar sus necesidades y ofrecer apoyo espiritual. Las escuelas y las iglesias han permanecido cerradas, mientras se procura reparar los semáforos y limpiar los escombros, dijo.
Rivera, quien logró recorrer partes de la isla esta semana y recibió un informe de parte de los líderes regionales de la iglesia para enterarse del efecto del huracán en las escuelas, iglesias, y casas de los empleados y miembros, dijo que más de una decena de hogares de los empleados de la iglesia se han visto seriamente afectados.
La mayoría de las escuelas permanecen cerradas“La mayoría de las iglesias resistieron los vientos”, dijo Rivera. “Aún están pendientes evaluaciones detalladas de los daños a otras propiedades de la iglesia”. Las escuelas adventistas han permanecido cerradas esta semana, con la excepción de escuelas en la parte este de la isla, que comenzaron las clases el 21 de septiembre, añadió. Los directivos de las instituciones educativas están planeando completar la limpieza esta semana para reiniciar las clases la semana que viene.
La Universidad Adventista de las Antillas en Mayagüez, Puerto Rico, que se encuentra en la región occidental de la isla, se ha visto afectada por una interrupción de la energía eléctrica. Los caminos se han visto comprometidos, lo que ha dificultado el acceso a algunos hogares donde hay profesores, empleados y estudiantes del pueblo que viven en el campus. Se han hecho planes de reiniciar las clases el 26 de septiembre para los más de 800 estudiantes de la universidad, informaron los directivos de la institución.
El Hospital de Bella Vista, una institución de salud operada por la Iglesia Adventista, permaneció abierto durante y después del huracán, gracias a sus generadores y reservas de agua, informó Rivera. “Un grupo de empleados y médicos permaneció en el hospital, junto con el equipo de emergencias, para supervisar la atención y la seguridad de los 46 pacientes que estaban alojados en el hospital”, añadió. Ya se han reiniciado los servicios ambulatorios y las operaciones quirúrgicas selectivas.
ADRA aún está evaluando las necesidades y repartiendo alimentosLa Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) en Puerto Rico está evaluando las necesidades de un número de comunidades en la región sur de la isla, que fue la más afectada por el Huracán Fiona. Los líderes de la iglesia y de ADRA aún necesitan llevar a cabo más evaluaciones en el norte y en algunas de las áreas más bajas del oeste, donde los ríos inundaron cientos de residencias.
Un grupo de líderes regionales y voluntarios de ADRA comenzaron a limpiar los escombros y a brindar alimentos y otros ítems tan necesarios. Pronto distribuirán colchones.
“Estamos aguardando con ansias poder sumar fondos locales con lo que pueden brindar ADRA Internacional y otros socios con el propósito de suplir rápidamente las necesidades emergentes como resultado de esta catástrofe”, dijo Rivera.
Guiarlos hacia la Palabra de DiosLas dos estaciones de radio de la iglesia están brindando información después del paso del huracán, y animando a los oyentes a que se refugien en la Palabra de Dios todos los días.
“Muchos de nuestros miembros están animados y ayudándose mutuamente, y esperamos poder reiniciar pronto los cultos y las actividades de las iglesias”, dijo Rivera.
Su mensaje ha sido claro al dirigirse a líderes, miembros de iglesia y también a los oyentes de la radio. “Podemos hallar seguridad en las promesas de un Dios amante que cuida de los que están sufriendo”, dijo Rivera. “El sufrimiento no durará para siempre, porque hay un plan de rescate para la humanidad, y es un momento para depositar nuestra confianza en Dios, porque él está con nosotros en medio de esta difícil situación”.
El estado de una emergencia nacional brinda la oportunidad de servir a los miembros de la comunidad, añadió Rivera. “Es tiempo para ayudar a reconstruir y ayudarlos a que recuperen lo que han perdido, mientras les mostramos evidencias del amor de Dios por medio de actos de bondad”.
El Huracán Fiona ha llegado a ser la cuarta catástrofe que azota a Puerto Rico en los últimos cinco años, y es algo que parece familiar, dijo Rivera. Él recordó los dos huracanes de 2017, un terremoto en 2020 y, más recientemente, a Fiona. “La iglesia continuará avanzando para ofrecer asistencia a las familias afectadas de la comunidad, y seguirá manteniendo las escuelas, iglesias e instituciones en funcionamiento”.La Iglesia Adventista cuenta con más de 33 mil miembros en Puerto Rico, que se reúnen en 318 iglesias y congregaciones. Opera 16 escuelas primarias y secundarias, una universidad, un hospital y una clínica.
Traducción de Marcos Paseggi