1 de diciembre de 2022 | Denver, Colorado, Estados Unidos | Marcos Paseggi, Adventist Review

No deberíamos apurarnos a sacar conclusiones sobre detalles que no revelan, afirma experto.

Más allá de lo que dice la Biblia, las menciones de la vida de los judíos durante el exilio babilónico han sido por lo general escasas a lo largo de la historia. Todo eso cambió en 2014, cuando los arqueólogos descubrieron unas doscientas tabletas escritas en cuneiforme que revelan aspectos de la vida de los judíos que vivieron en Babilonia al momento del exilio.

El 26 de noviembre de 2022, en el encuentro anual de la Sociedad Teológica Evangélica en Denver, Colorado, Estados Unidos, el asiriólogo y experto en arqueología mesopotámica George Heath-Whyte analizó qué revela la traducción en curso de las tabletas, lo que no dice, y qué conclusiones podemos o no derivar de esos hallazgos.

Las tabletas

Las tabletas, conocidas como los Textos de Al-Yahudu, fueron adquiridas de un vendedor, de manera que el lugar y trasfondo específicos del descubrimiento se han perdido. Han sido datadas entre los años 572 y 477 a. C. Esto significa que las más antiguas parecen haber sido escritas unos quince años después de la invasión de Israel por parte de Babilonia.

Una de las tabletas de Al-Yahudu. [Fotografía: Wikipedia Commons]

La traducción de la escritura cuneiforme en las tabletas muestra que son documentos legales escritos con el lenguaje babilónico. Algunas son pagarés: una parte tiene la obligación de transferir bienes a otra parte en una fecha específica. También hay recibos, acuerdos matrimoniales y otros documentos personales. La mayoría pertenecen al tiempo del reinado de Darío, explicó Heath-Whyte, y revelan la existencia de una comunidad judía que vivía en el campo, en un pueblo al sureste de Babilonia.

“Hay mucho que Podemos aprender de cómo era la vida para esa comunidad particular que vivía en Babilonia”, dijo Heath-Whyte. “Nos dan una vislumbre del trabajo de los judíos en la tierra […] según el plan de tierra a cambio de servicio. [Muestran que] algunos judíos eran sumamente emprendedores. Algunos se aseguraron cargos en el gobierno de Babilonia”.

Heath-Whyte dijo que lo que las tabletas muestran encajan bien con el mensaje de Dios a los exiliados en Jeremías 29:4-7, donde dice: “Edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed del fruto de ellos. Casaos y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas. Multiplicaos allá, y no disminuyáis. Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová, porque en su paz tendréis vosotros paz”.

¿Divergencias con la Biblia?

Algunos eruditos han estado usando los hallazgos de las tabletas para señalar lo que denominan una divergencia con el registro bíblico. Dicen, por ejemplo, que, aunque la Biblia habla sobre el exilio como un período horrible, las tabletas muestran que la situación general de los judíos en el exilio era muy buena.

El asiriólogo y experto en arqueología mesopotámica George Heath-Whyte compartió lo que los textos de Al-Yahudu revelan y lo que no. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Heath-Whyte no cree que sea una situación de solo una opción de dos. “La evidencia de las fuentes babilónicas está siendo utilizada erróneamente. Es una falsa dicotomía”, dijo. “¿Podían los judíos que vivían en Babilonia progresar? Sí. ¿Eran los judíos que vivían en Babilonia personales libres? No. Tenían que trabajar en una tierra que nos les pertenecía y prestar servicios a un rey extranjero. No eran completamente libres”.

Al mismo tiempo, explicó Heath-Whyte, la Biblia es clara que, aunque la mayoría de los judíos que vivían en el exilio anhelaban regresar a su tierra, cuando en efecto tuvieron la oportunidad de hacerlo, algunos decidieron quedarse. También sabemos que Mardoqueo, Nehemías y otros alcanzaron posiciones relativamente elevadas en el reino.

Los críticos también señalan que ninguna tableta menciona que los judíos conocían el Pentateuco o el sábado. Pero esas no son cosas que uno esperaría encontrar en un documento legal babilónico, explicó Heath-Whyte. “Las fuentes no nos permiten determinar si se guardaba el sábado”, dijo, “si bien en una tableta aparece el nombre de Sabatías”.

Otros han señalado que ninguna tableta menciona que los judíos regresaron a su tierra. Una vez más, dijo Heath-Whyte, eso no es algo que los babilonios incluirían necesariamente en un documento legal. “Tenemos tabletas que hablan de la venta de propiedades, o del pago de deudas, pero no podemos saber si están conectadas con los judíos que estaban vendiendo sus propiedades antes de regresar”, dijo.

Limitaciones de las fuentes

Al mismo tiempo, reconoció Heath-Whyte, hay muchos detalles que las fuentes no pueden decirnos. La primera tiene que ver con la naturaleza de las fuentes.

“La gente imagina que son cartas, o fragmentos de los salmos. Pero no es ese el caso”, dijo. “Estos documentos fueron escritos por escribas babilónicos en la jerga legal babilónica. Hay grandes áreas de la vida de los exiliados que estos documentos no mencionan”.

Asimismo, las fuentes disponibles son insuficientes. “No tenemos muchas de ellas. O no las suficientes como para tener el cuadro completo”, dijo Heath-Whyte.

En relación con el contexto de las fuentes, Heath-Whyte recordó a su audiencia que las tabletas fueron halladas y entonces vendidas. “No sabemos dónde fueron halladas, o en qué circunstancias”, dijo.

Los nombres propios

Lo que las tabletas sí revelan son los nombres de muchos de los judíos que vivían en el exilio. Según Heath-Whyte, que estudió el tema con detenimiento, la mayoría de sus nombres no son babilónicos, sino que parecen estar relacionados con el texto bíblico y el Dios de Israel.

“Los contenidos del nombre de una persona no nos dicen en qué creen, pero eso puede mostrar la conexión con la creencia en un solo Dios. Se puede ver un sentido de identidad con Dios por medio de sus nombres”, dijo. Y, añadió, “al igual que lo expresa la Biblia, algunos judíos prosperaron en Babilonia, y al menos para algunos de ellos, el Dios de la Biblia parecía ser su único y verdadero Dios”.

En conclusión, enfatizó Heath-Whyte, cuando nos encontramos con afirmaciones relacionadas con estos textos, necesitamos someterlos a prueba. “Tenemos que ser cuidadosos para no asegurar lo que los textos no dicen, pero podemos ser modestamente optimistas”, dijo. “La mayoría de lo que nos dicen estos recursos encaja con lo que dice la Biblia”.

Traducción de Marcos Paseggi

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