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26 de mayo del 2023 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Hola amigos. Cuando pensamos en la Reforma protestante, a menudo nos vienen a la mente nombres como Martín Lutero en Alemania y Ulrico Zwinglio en Suiza. Pero, como pronto veremos a medida que continuamos nuestro viaje a través del libro El Conflicto de los Siglos, Dios levantó a otros hombres en lugares menos conocidos para llevar adelante Su obra de Reforma. Si aún no lo ha hecho, lo invito a descargar El Conflicto de los Siglos, disponible en varios idiomas, en la URL que se muestra en la parte inferior de la pantalla. [Insert: greatcontroversyproject.org] Ya en el siglo XII, los cristianos fieles de los países conocidos hoy como los Países Bajos, eran fieles a la Palabra de Dios. Los misioneros valdenses habían ido a todas partes y sus doctrinas se difundieron rápidamente. Pronto, la Biblia valdense se tradujo al idioma holandés.

Sin embargo, al poco tiempo, el largo brazo de Roma llegó a este país amante de la paz y comenzó la persecución, con torturas y hogueras. Pero aun así, “seguían multiplicándose los creyentes que declaraban con firmeza que la Biblia es la única autoridad infalible en materia de religión, y que “ningún hombre debe ser obligado a creer, sino que debe ser persuadido por la predicación” (CS 244.2).          Una persona que Dios levantó para hacer Su obra fue Menno Simons, de una de las provincias de Holanda. Educado como católico romano y ordenado al sacerdocio, ignoraba por completo la Biblia y, de hecho, se negaba a leerla por temor a la herejía que pudiera contener. Sin embargo, se sintió atraído por el Libro y finalmente decidió estudiar el Nuevo Testamento. Al leer esto, junto con los escritos de Martín Lutero, su mente se abrió, su corazón se conmovió y decidió aceptar la fe reformada.

Poco después, presenció, en un pueblo vecino, la decapitación de un hombre que fue condenado a muerte por haber sido rebautizado. Esto llevó a Menno a estudiar la Biblia sobre el bautismo infantil. No pudo encontrar evidencia de la práctica en las Escrituras y vio claramente que el arrepentimiento y la fe son necesarios para recibir el bautismo.

Decidió retirarse de la Iglesia Romana y dedicar su vida a enseñar las verdades que había recibido. Durante 25 años, Menno viajó por los Países Bajos y el norte de Alemania con su esposa e hijos, soportando grandes dificultades y frecuentemente en peligro de perder la vida, pero ejerciendo una poderosa influencia.

En ninguna parte las doctrinas reformadas fueron más ampliamente recibidas que en los Países Bajos y, lamentablemente, en ninguna parte los creyentes soportaron una persecución más terrible.

“Leer la Biblia, oírla leer, predicarla, o aun referirse a ella en la conversación, era incurrir en la pena de muerte por la hoguera. Orar a Dios en secreto, abstenerse de inclinarse ante las imágenes, o cantar un salmo, eran otros  tantos hechos castigados también con la muerte (CS 245.3).         

Incluso aquellos que renunciaron a sus puntos de vista reformados fueron ejecutados: los hombres fueron asesinados a espada y las mujeres fueron enterradas vivas. En un momento, toda una familia fue llevada ante los inquisidores, acusada de no ir a misa y de adorar en casa. Cuando se le preguntó acerca de sus prácticas secretas de adoración, el hijo menor respondió, “Nos hincamos de rodillas y pedimos a Dios que ilumine nuestra mente y nos perdone nuestros pecados. Rogamos por nuestro soberano, porque su reinado sea próspero y su vida feliz” (CS 246.1).

Aunque algunos de los jueces estaban profundamente conmovidos, el padre y uno de sus hijos fueron condenados a muerte.

Mientras la ira de los perseguidores era fuerte, la fe de los mártires era más fuerte. La persecución sólo sirvió para aumentar el número de testigos de la verdad.

Por fin, bajo el liderazgo del noble Guillermo de Orange, la paz y la libertad para adorar a Dios según la propia conciencia llegaron a los Países Bajos.

Al considerar la fidelidad de estos creyentes, vemos una vez más cómo miles han estado dispuestos a morir por su fe, en lugar de renunciar a las verdades que encontraron en la preciosa Palabra de Dios.

Hoy, ¿apreciamos las Escrituras como ellos lo hicieron? ¿Tomamos tiempo para estudiar las palabras de vida, buscando aprender lo que Dios tiene para decirnos hoy a través de Su Palabra? ¿Tomamos tiempo para orar?

Dios nos promete en Mateo 7:7,8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.

Hoy, Dios está buscando obrar un reavivamiento y una reforma en cada uno de nuestros corazones, invitándonos a comprometernos plenamente con Él. Si quieres decir: «Sí, Señor. Estoy dispuesto. Enséñame. Guíame. Dame tus palabras de vida», te invito a orar conmigo ahora mismo.

Padre celestial, por favor danos un entendimiento de Tu propósito para nuestras vidas. Ayúdanos a darnos cuenta de que tantos han muerto por ti, manteniéndose firmes por la Palabra de Dios, dando su vida como testigos y como testimonio de lo que Jesús puede hacer en una vida. Ahora que estamos completamente sometidos a Ti, te pedimos que nos guíes cada día a medida que avanzamos, proclamando Tu verdad y entendiendo cómo debemos vivir en estos últimos días de la historia de la Tierra, mientras esperamos el pronto regreso de Jesús. En el nombre de Cristo lo pedimos, Amén.

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