Baltimore, Marylando, Estados Unidos … [Wendi Rogers/ANN]

¿Cómo define uno la pobreza?  ¿Existe en los países occidentales tanto como en los Estados Unidos?  Este es tan sólo uno de los temas que el Dr. Gilbert Burnham, un prominente investigador, profesor y director del Centro de Respuesta para Refugiados y Desastres en la Universidad Johns Hopkins en Batimore, Marylnad investiga.  El centro, el cual inició en 1998, investiga el sistema de salud de países en particular — formandose un juicio sobre como esos sistemas han sido dañados y como organizaciones no gubernamentales han respondido.

Con sus constantes viajes, ¿hasta dónde ve el Dr. Burnham que está llegando la pobreza en el mundo?  «Pienso que las Metas de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas son un buen comienzo para intentar establecer prioridades… cuando consideramos que en los Estados Unidos se busca que nazcan niños ahora con una expectativa de vida de 100 años, mientras que en muchas otras partes del mundo, la expectativa de vida está abajo de los 40 años, nos demuestra que hay una brecha entre los países ricos y los países pobres.»

Esto afecta a la Iglesia Adventista, dice el Dr. Burnham, un miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Sligo en Takoma Park, Maryland, porque dentro de la iglesia, la mayoría de miembros vive en países en vías desarrollo.  «Es aqui donde pienso que la iglesia no ha explotado de lleno su capacidad de reforzar las vidas y los estilos de vida de las personas en sus diversas comunidades.  Porque cuando se llega a eso, a pesar de haber políticas nacionales, programas nacionales y más, mucho de lo que se hace para mejorar la vida se hace a nivel de la comunidad.  Es aquí donde la iglesia tiene gran capacidad dentro de las oraganizaciones comunitarias… y no creo que se hayan utilizado del todo.»

Él agrega, sin embargo, que la «iglesia puede estar orgullosa del trabajo que ADRA [Agencia de Desarrollo y Recusos Adventistas] ha hecho.»

El Dr. Burnham, quien ha sido recientemente nombrado como director asistente del departamento de Ministerios de la Salud de la iglesia Adventista mundial, llama a la definición de la pobreza un «negocio engañoso».  El Banco Mundial define los niveles de pobreza en los países de desarrollo en los que viven con menos de dos dólares al día, explica el Dr. Bunham.  «Si usted viviera con menos de un dólar al día está viviendo en pobreza extrema.  Si usamos ese criterio, miremos a los Palestinos en Gaza y el Banco del Oeste donde el 60 porciento está en la zona de probreza.»

¿Y qué de Estados Unidos, un país donde algunos se les hace difícil imaginar bolsillos de pobreza?  «Se torna un poco más difícil.  Tratamos de establecer una canasta báscia que apoye la sobrevivencia.  Pienso que el huracán Katrina expuso muy claro profundos bolsillos de pobreza en este país.  En los últimos meses han habido cerca de tres millones más de estadounidenses que se agregaron a la lista de personas viviendo en la pobreza que antes.  Así que por un lado tenemos el incremento de ingresos de capital, especialmente en grupos de ingresos más altos, y tenemos personas en lo más bajo quienes claramente la están pasando peor que hace 10 o 15 años.»

La salud de la población y las necesidades en conjunto de asistencia probablemente dependen más de las diferencias de la población (la brecha entre los ricos y los pobres), dice él, que de sumas absolutas.

Con todas las malas noticias que el Dr. Burnham ve a su alrededor, ¿podría haber alguna esperanza? «Hay muchas buenas noticias de hecho,» dice él.  Por ejemplo, «Tenemos muchas más maneras efectivas de controlar la malaria… tenemos herramientas, habilidades, experiencia comprobada.  Hemos visto funcionar dramáticamente todo esto… sabemos que podemos reducir la muerte infantil.»

Su equipo no está buscando algún «presupuesto mágico», explica, pero el trabajo realizado está haciendo cambios positivos.  El problema no es la falta de herramientas para realizar las cosas, sino la falta de recursos o gente que las haga, agrega.

Su trabajo lo ha llevado alrededor del mundo, buscando diversas maneras de hacer frente a las situaciones de emergencia, escasez, falta de educación y los efectos de la guerra.  Su equipo ha publicado reportajes de sus hallazgos, tales como el reciente de la puerte de civiles entre Iraquís.

«Encontraron un exceso» en la taza «de mortalidad», dice él, enfatizando que su interés en los sistemas de salud le hace buscar en cuán accesibles son los tratamientos y medicinas a la población particular.

«No nos sorprende ver tantas muertes de civiles,» explica.  «Las muertes entre los civiles se han incrementado notablemente.  En la batalla de Gettysburg, hubo un civil muerto.  Para el tiempo de la Primera Guerra Mundial, probablemente el diez porciento de muertes fueron de civiles.  En la Segunda Guerra Mundial… se buscaba el 40 porciento de civiles muertos.  Para el final del siglo 20 las cifras aumentaron facilmente al 90 porciento de muertes entre civiles.»  Al final del conflicto Iraquí, creemos que habrá un número mayor del 90 porciento.

«No somos una ONG, así que no proveemos de tiendas de campaña o sábanas,» explica el Dr. Burnham.  «No somos donantes, pues no tenemos suficiente dinero.»  Pero, «trabajamos con varias organizaciones intentando fortalecer sus programas, ayudándolos a documentar las cosas, a buscar en temas de recursos claves.

«Por debajo de todo eso [las crisis de salud] en países en vías de desarrollo o menos desarrollados está el tema de la educación.  Si pudiéramos promover la educación, si nos pudiéramos asegurar que las personas tengan al menos educación primaria, podríamos cambiar esos número dramáticamente,» dice él, hablando de la alta taza de mortandad en algunos países del mundo.

El Dr. Burnham dice que si pudiera escoger una cosa que pudiera cambiar en el mundo, «sería claro cual, y es la educación de las mujeres.»

El Dr. Burnham explica que su fe le ayuda en su búsqueda por el cambio.  «Por supuesto, hay muchas cosas por las cuales desanimarse.  Aún de cosas que funcionan bien, por muchas razones uno no puede implementarlas tanto como uno quisiera… pero creo que uno de los principios de ser un cristiano es que tienes que creer que las personas pueden ser transformadas.  Las formas pueden cambiarse, las vidas pueden cambiarse, las personas pueden cambiar las instrucciones.  Lo vemos una y otra vez.»

Él agrega, «pienso que los cristianos aproximan esta clase de temas de desarrollo en una manera muy optimista porque sabemos que la gente puede cambiar.»

Derechos Reservados (c) 2006 por Red de Noticias Adventistas.

Image by ANN. Universidad Johns Hopkins

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