El año pasado, varias unidades administrativas de la Iglesia Adventista de Canadá procuraron incluir las evaluaciones anuales de desempeño de los pastores en el Manual de Iglesia, el manual de reglamentaciones de la iglesia.
Pero muchos pastores se negaron rotundamente. Otros comenzaron a enviar mensajes electrónicos en contra de la propuesta, y algunos acusaron a los administradores de proteger la iglesia «a expensas de los más indefensos».
No hay por qué temer las evaluaciones, dice Dan Jackson, presidente de la Iglesia Adventista en el país. En realidad, las evaluaciones buscaban proteger a la iglesia de empleados cesanteados y proteger a los pastores de eventuales acciones arbitrarias.
Sólo una asociación, la Asociación Marítima de la Costa Oriental, implementó el cambio.
«No sé de ningún pastor que haya sido liberado de su responsabilidad como resultado de una evaluación», dice Jackson. «Ese no es el objetivo de la evaluación. Es para apoyar a nuestros pastores, y no lo contrario».
En los últimos tres años, Jackson dice que cuatro pastores despedidos entablaron acciones legales donde piden que la iglesia de Canadá les otorgue hasta 100.000 dólares canadienses. En estos casos, se llegó a un acuerdo extrajudicial. El contar con una evaluación de desempeño junto con un contrato de empleo podría haber protegido a la iglesia de estos juicios, dice.
Jackson aclara que los que fueron despedidos en Canadá perdieron sus empleos debido a comportamiento inapropiado, pereza o fraude, y no debido a una mala evaluación.
«Nos gusta suponer que tales cosas no existen en nuestra iglesia pero el hecho es que hemos tenido todas estas cosas», dice Jackson.
En Norteamérica las evaluaciones se hacen por lo general a nivel local porque los pastores son contratados por las asociaciones. Algunas asociaciones permiten que sus miembros o los miembros de la junta evalúen a los pastores. Otros piden a los pastores que realicen una autoevaluación. En algunas regiones no se realiza ningún tipo de evaluación.
En Canadá, Jackson dice que cree que los pastores pueden haber rechazado el plan porque no tuvieron tiempo de adaptarse a la idea. También cree que los pastores lo vieron como un intento de hacer que el rol de los pastores se parezca más «a cualquier otra profesión» y menos a un llamado sagrado.
Pero es de esperar que los pastores cuenten con habilidades administrativas, dice el Pastor Skip Bell, profesor de liderazgo y administración religiosa en el Seminario Teológico Adventista de la Andrews University y ex presidente de la Asociación de Nueva York. Bell explica que la institución está equipando a los pastores con habilidades que los ponen al nivel de los líderes a cargo de empresas de éxito.
«La formación espiritual y teológica son claves para el desarrollo del pastor», dice Bell. «Eso quiere decir que los pastores deben desarrollar características que los capaciten para el servicio».
Entre las calificaciones, dice, debería estar la de predicar con eficacia, capacitar a las personas, escuchar y cuidar de las personas, trabajar bien con los diferentes grupos erarios, y cambiar el status quo.
«Sentimos que desarrollamos a las personas en estar áreas y no creemos estar pidiendo demasiado», dice Bell. «Un pastor bien preparado tiene el potencial de responder a los más grandes desafíos del liderazgo».
Si bien no todos están de acuerdo con las evaluaciones, Jackson dice que siente que todos los miembros tienen derecho a cierto nivel de desempeño de los empleados de la iglesia.
«Tiene que existir una manera de garantizar eso», dice.
Trevor Kunene, secretario de la Iglesia Adventista en África del Sur, dice que la iglesia lleva a cabo evaluaciones regulares de sus ministros.
«Las evaluaciones no tienen que ver con ayudarte a mantener el empleo», dice Kunene, «sino que tienen que ayudar a mejorar el desempeño a fin de ayudar a preparar a las personas para la Segunda Venida de Cristo».
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