20 de junio de 2025 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Naiyah Van Why, para Adventist Review

Hace un par de años, sentí el convencimiento de comenzar un grupo de salud en mi iglesia en Albuquerque, en Nuevo México, Estados Unidos. A medida que comencé a aprender más sobre nutrición, me desanimé por el aparente desinterés que había mi iglesia. Recuerdo que pensé: «¡La iglesia necesita saber de esto!» Me llamó la atención que a nuestra iglesia se le diera el mensaje de salud, pero parecía que nadie estaba practicando esos principios que salvan vidas. Deseaba que alguien diera un paso al frente y comenzara un ministerio de salud. ¡Entonces me di cuenta de que yo podía ser esa persona! Puede que no lo supiera todo, pero estaba dispuesta y era capaz, y eso es todo lo que Dios pide.

Tenía mucho miedo de comenzar. No tenía idea por dónde empezar o qué hacer, así que le pregunté a la iglesia qué querían. Creé una encuesta para determinar las necesidades el estado de salud de los miembros y qué tipo de consejo de salud sentían que era mejor para la iglesia local. Hubo una respuesta abrumadora solicitando una clase de cocina vegetariana, así que eso fue lo primero que hicimos.

Comencé con una presentación sobre nutrición vegetariana y aprendimos a cocinar varios platos saludables, como pan de maíz y puré de calabazas. Después de esa reunión, comencé una serie sobre ocho leyes de la salud, que cubre los principios de salud individuales, seguida de momentos de camaradería y alimentos nutritivos.

Mi objetivo para el grupo era inspirar a las personas a que cuidaran de los «templos» que Dios nos dio para así estar listos y ser capaces de hacer su obra. Aunque la clase era pequeña, su impacto fue real. Varios miembros de iglesia comenzaron a hacer cambios en el estilo de vida, implementando lo que habían aprendido y encontrando grandes recompensas al hacerlo. Lo que comenzó como un pequeño ministerio se ha convertido en una oportunidad continua de servir a los demás mediante la salud y la educación.

Si no lo ha considerado, lo animo a comenzar su propio ministerio de salud en su ciudad. Necesitamos compartir el mensaje de salud con el mundo, pero ¿cómo podemos hacerlo si nuestra propia iglesia no sabe nada al respecto? No se necesitan tener grandes calificaciones o habilidades. Por cierto, ese no fue mi caso. ¡Dios está dispuesto a usar a todo el que lo permite! Si tiene preguntas e inquietudes, pregúntele a Dios. Él está más que dispuesto a escuchar sus oraciones e intereses.

Naiyah Van Why estudió nutrición y dietética en la Universidad de Nuevo México. Actualmente trabaja para el Colegio Adventista Castle Valley cerca de Moab, Utah, Estados Unidos.

Traducción de Marcos Paseggi

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