19 de junio de 2014 – Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…Ansel Oliver/ANN
Los directivos de la División Norteamericana de la Iglesia Adventista (NAD) llevaron a cabo una importante reunión el mes pasado para examinar maneras de hacer obra misionera de manera más efectiva en el territorio. Esta ha sido la mayor autoevaluación en más de ochenta años.
El encuentro incluyó a los tres directivos principales de cada una de las 59 asociaciones y nueve uniones del territorio, así como a representantes de hospitales, colegios superiores y universidades. Más de 230 personas asistieron a la reunión, que se llevó a cabo en Chantilly, Virginia, Estados Unidos.
A partir de las discusiones en grupos pequeños, tres temas emergieron como los principales objetivos de la división: la construcción de una marca más sólida, la racionalización de las operaciones, y la exploración de métodos alternativos para el financiamiento de la misión.
El encuentro se produce en un momento de cambios dentro del territorio de la división, dado que los directivos de la NAD y de la sede central de la Asociación General están reajustando las operaciones de dos casas editoras de los Estados Unidos.
No obstante, los cambios sirvieron para enfatizar que la autoevaluación del mes pasado se produjo antes en la historia de la división de lo que la mayoría de la gente cree. Los directivos de la NAD están explorando avances adicionales respecto de los métodos misioneros, en gran parte como resultado de un hecho poco conocido: la NAD es en realidad una de las más nuevas divisiones de los trece territorios en los que se divide la Iglesia Adventista mundial.
Lo que no se sabe demasiado estos días es que si bien la denominación protestante mundial fue establecida en Norteamérica en 1863, la NAD en sí tiene menos de treinta años. Antes de 1985, la NAD y la Asociación General eran en efecto una sola entidad. Ahora, casi tres décadas después, la separación de las dos entidades aún está en proceso.
“En cierto sentido es cierto tipo de paradoja. La [NAD] existió durante muchas décadas, pero no tenía ninguna identidad”, dice Juan Prestol, subtesorero de la Asociación General y quien fue tesorero del territorio entre 1998 y 2007.
Se puede decir que la NAD aún está en las primeras etapas de su desarrollo. Durante décadas, tuvo una “relación única” con la Asociación General, según las actas de las reuniones de la década de 1980. Aún no cuenta con su propia operación de una revista, canal de televisión y diversas otras instituciones. Muchas de las bien conocidas organizaciones de su territorio pertenecen y son operadas por la Asociación General. Entre ellas se encuentra el Seminario Teológico y la Universidad Andrews en el estado de Míchigan, la revista Adventist Review, el Canal Hope, la Universidad de Loma Linda en California y la Universidad Oakwood en Alabama. Esta semana, la NAD se hizo cargo de la Pacific Press Publishing Association, con sede en Idaho (Estados Unidos). Los colegios superiores y universidades adventistas de Norteamérica han sido operados por unidades administrativas de las uniones.
Entre la NAD y la Asociación General sigue presente una fuerte conexión tanto por su sede física como sus vínculos administrativos. Las oficinas de la NAD están ubicadas en el edificio de la Asociación General, en la ciudad de Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, en un suburbio de Washington D.C. Asimismo, el secretario y el tesorero de la NAD son también secretario asociado y tesorero asociado de la Asociación General, según lo establecido por los Estatutos de la Asociación General.
“De maneras que uno no imagina, existe una interconexión entre la Asociación General y Norteamérica”, dice Kermit Netteburg, quien fue asistente del presidente para Comunicaciones en la NAD entre 1996 y 2004. “Acaso eso es bueno, acaso es malo, acaso sea totalmente indiferente, pero Norteamérica es diferente a cualquier otra división”.
El proceso de separar las dos entidades aún se está llevando a cabo. Varios líderes de la iglesia dicen que es una progresión natural, a medida que se desarrolla la denominación en el resto del mundo. El crecimiento más sólido de la iglesia suele producirse a menudo cuando los líderes locales reciben el mandato para implementar los objetivos que mejor se adapten a su territorio, dijo un investigador adventista.
En los comienzos de la iglesia
La Iglesia Adventista envió su primer misionero oficial a Europa en 1874, y para la década de 1890, los líderes de la iglesia estaban instando a comprometerse con la misión. Como parte de ese compromiso, en 1909 se crearon las primeras cinco divisiones: la Norteamericana, la Europa, y divisiones asiáticas. En un comienzo, estas eran distinciones geográficas antes que unidades organizacionales o administrativas, dice David Trim, director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigación.
En 1913, se formó la “Asociación División Norteamericana”, pero en 1918 fue disuelta. Recién en 1950 los directivos de la Asociación General formaron la “Comisión de Administración de la División Norteamericana”.
Mientras tanto, a medida que se desarrollaba la estructura de la iglesia en el extranjero con la creación de divisiones, las recientemente formadas unidades administrativas funcionaban más como sucursales del territorio central. Aun a comienzos de la década de 1980, la Asociación General llevó a cabo un encuentro titulado “Los directivos en el país y en el extranjero”.
“Existía un sentimiento de que Norteamérica era el ‘país natal’, y las divisiones del extranjero era ‘anexos extranjeros’”, dice Monte Sahlin, investigador y líder de la iglesia ya jubilado que trabajó en la NAD desde 1987 hasta 1998.
Aun hasta comienzos de la década de 1980, la Iglesia Adventista de Norteamérica estaba administrada por personal de la Asociación General. Su líder, Charles E. Bradford, elegido en 1979, tenía el título de “Vicepresidente de la Asociación General para Norteamérica”.
Una nueva división
El mayor cambio se produjo en el Congreso de la Asociación General 1985, cuando los delegados votaron quitar de los Estatutos de la Asociación General todo lenguaje especial que se refiriera a Norteamérica, dijo Sahlin. Al final del congreso, solo quedaron expresiones referidas a las “divisiones”, que en ese entonces eran once.
Cuando en 1987 Sahlin llegó al edificio de la Asociación General en su ubicación en Takoma Park, Maryland, el espacio para las oficinas de la nueva división aún estaba siendo negociado.
“En ese momento, teníamos a algunas personas con sus escritorios literalmente en los pasillos, porque aún estábamos buscando espacio para oficinas”, recuerda Sahlin.
En 1989, la Asociación General se trasladó a su nuevo edificio, y la NAD la acompañó. En 1990, la NAD implementó su propia estructura contable por separado. En 1991, la Adventist Review informó que la NAD había tenido su primera Asamblea Anual como una entidad completamente separada, así como las otras diez divisiones de ese entonces.
En 1996, la Asociación General le entregó a la NAD la administración y el control operativo del Centro Adventista de Medios en el sur de California. Al desarrollar un plan abarcador de medios, la NAD cerró el centro el año pasado e instó a los ministerios de radio y televisión a trasladarse a zonas de Estados Unidos con menor costo de vida.
Hoy día, la NAD está compuesta por Estados Unidos, Canadá, Bermuda, los territorios franceses de Saint Pierre y Miquelon, los territorios estadounidenses de Guam y la Isla Wake, la Isla Johnson, las Islas Marshall, Micronesia, las Islas Midway, las Islas Marianas del Norte y Palau.
La financiación de la misión
Aunque la división ha desarrollado más autonomía respecto de sus programas, reglamentos y administración, los directivos de la NAD dicen que están comprometidos con la misión en su propia región y con el financiamiento de otras divisiones. La NAD provee casi la mitad de los misioneros en el extranjero de la denominación. También proporciona casi la mitad del Presupuesto Mundial de la Asociación General, una parte significativa del cual es asignado a las otras doce divisiones. Esas asignaciones van de 1,3 a 4,9 millones de dólares por división.
Aunque la NAD proporciona casi la mitad del Presupuesto Mundial, ese porcentaje ha disminuido (en 1990 era del 90 por ciento), dijo Gary Patterson, quien fue asistente del presidente de la NAD entre 1987 y 1994.
Parte de la razón de esta disminución de contribuciones de la NAD al Presupuesto Mundial es que con los años, la feligresía mundial se ha incrementado en otros países. Asimismo, en muchos mercados emergentes, se han incrementado los ingresos de los miembros, en especial en lugares que en el pasado tenían una escasa clase media, como es el caso de India, Brasil y Corea del Sur.
Aun así, gran parte de la gran contribución de la NAD al Presupuesto Mundial deriva de la actual estructura de financiamiento que tiene la iglesia, según la cual la NAD contribuye un porcentaje más elevado de sus diezmos que cualquier otra división: siete por ciento. Ese porcentaje es un reglamento votado por la Junta Directiva de la Asociación General, y está siendo reducido poco a poco. Es un porcentaje que ha disminuido desde un diez por ciento en 2000, según los directivos de la Tesorería de la Asociación General. Para 2020, esa cifra será reducida al seis por ciento.
Por el contrario, las otras doce divisiones de la denominación contribuyen con el dos por ciento de sus diezmos al Presupuesto Mundial de la Asociación General. Esa cifra se ha incrementado, dado que en 2000 era del uno por ciento.
Tom Evans, tesorero de la NAD, dijo que la división aún está comprometida con ayudar a financiar la misión y la estructura de la iglesia en el mundo, pero los porcentajes podrían ser ajustados una vez más en el futuro.
“Acaso Norteamérica siempre contribuya más diezmos [al Presupuesto Anual]. Yo sería el primero en decir que no quiero desarmar esa estructura, pero la cuestión es determinar cuánto debería contribuir la NAD”, dijo Evans, y agregó que tanto los líderes de la NAD como de la Asociación General se han comprometido a examinar cuáles son las mejores maneras de cumplir con la misión en la división y en el mundo.
“Es una experiencia de crecimiento para ambos, ahora que la NAD está comenzando a funcionar en forma separada, para entonces determinar qué dirección seguir para que esto se haga realidad”, dijo.
De aquí al futuro
El mes pasado, se designó la reunión de autoevaluación de la NAD para ayudar a identificar esa dirección y establecer objetivos clave. En años pasados, el territorio llevó a cabo encuentros similares a escala menor para analizar cuestiones tales como los porcentajes de diezmos y los beneficios de jubilación.
Dan Jackson, presidente de la NAD, felicitó a los delegados por asistir al encuentro con “corazones abiertos y mentes abiertas”.
“Este espíritu abnegado demuestra un deseo real de examinar con honestidad nuestros sistemas actuales de organización y misioneros, y la manera en que estos necesitan ser adaptados para hacer que la Iglesia Adventista sea más relevante para nuestras comunidades en el siglo XXI”, dijo Jackson, según una comunicación después de la finalización del encuentro.
Un vocero de la división dijo que los delegados buscaron identificar los desafíos que enfrenta la región y hacer los ajustes necesarios. La primera pregunta presentada a los delegados fue: “¿Estaría usted dispuesto a sacrificar su posición si esto significara una misión más efectiva en el territorio?” El 95 por ciento de los asistentes se mostraron de acuerdo, un resultado que fue recibido con aplausos.
“Una vez que tuvimos ese compromiso, esto impulsó el resto del diálogo”, dijo Dan Weber, director de comunicaciones de la NAD.
Los desafíos a la misión en la región incluyen los índices cada vez menores de jóvenes que asisten a la iglesia, la disminución de la feligresía entre la población nacida en el país, y que solo el treinta por ciento de los estudiantes adventistas en edad primaria y secundaria asisten a instituciones adventistas.
Una comisión tendrá la tarea de explorar los tres nuevos objetivos e informará sobre ideas para implementarlos en la Asamblea Anual del territorio, que se llevará a cabo en noviembre.
“Los cambios dan miedo”, dijo Weber, “pero si los miramos a través de los ojos de la salud de la organización para la misión, entonces vemos que hay que hacerlos”.
—informe adicional de Rowena J. Moore y Ethel L. Bradford
Traducción de Marcos Paseggi