Comienza el Concilio Anual con testimonios y discusiones sobre cómo adaptarse y progresar.

 

“Estamos enfrentando situaciones inusuales”, dijo Ted N. C. Wilson, presidente de la Asociación General, en su mensaje devocional de apertura en la apertura del Concilio Anual 2021 de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. “¿Cómo llevar a cabo nuestra misión durante una crisis?”

El breve mensaje de Wilson inauguró las discusiones y reflexiones del evento, que durará una semana, y que este año se está llevando a cabo en persona en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, y al mismo tiempo en línea, para la mayoría de los delegados que no pueden viajar.

Wilson reconoció que durante la pandemia, muchos han perdido el valor y se han desanimado. “¿Cómo podemos continuar?”, preguntó. Según Wilson, la única respuesta es apoyarse completamente en Cristo. “Él es el líder del movimiento adventista”, enfatizó.

Ted N. C. Wilson comparte un mensaje devocional durante la noche de apertura del Concilio Anual 2021 de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. [Fotografía: Brent Hardinge/Adventist Media Exchange (CC BY 4.0)]

Las reuniones del Concilio Anual incluyen sesiones de asamblea en las que miembros de la Junta Directiva de la Asociación General (GCEXCOM) de todo el mundo votan proyectos, informes e iniciativas, y analizan otras cuestiones financieras y eclesiásticas. Las reuniones de apertura el 7 y 8 de octubre, sin embargo, incluyen la Conferencia de Educación y Desarrollo del Liderazgo (LEAD) que se lleva a cabo todos los años. Las conferencias LEAD se enfocan en un tema específico que busca inspirar y apoyar el desarrollo profesional y espiritual de los líderes de la iglesia, los laicos y los invitados que son miembros de la GCEXCOM.

Este año, la Conferencia LEAD fue producida por la Secretaría de Misión Adventista, y el lema elegido fue “A través de las tormentas: La misión durante las crisis”. Los organizadores vieron apropiado este tema, en momentos en que la Iglesia Adventista aprende a navegar y adaptarse a las nuevas realidades que presenta la pandemia del COVID-19.

“Espero que podamos aprender mejores maneras de contribuir al progreso de la misión”, dijo Tiffany Brown, una pastora y docente que coordinó la sesión de apertura y el panel de discusión.

Confiar en Dios después de una crisis importante

La sesión de apertura, que duró dos horas, incluyó testimonios de misioneros que experimentaron crisis importantes y estudios de casos tomados de la historia de la Iglesia Adventista y la historia cristiana. Entre los primeros, los participantes de la Conferencia LEAD miraron un testimonio en video de Bryan y Penny Gallant, de Missouri, Estados Unidos, donde Bryan es pastor de tres iglesias y coordina los ministerios a los refugiados en la región.

Los Gallant contaron cómo aprendieron a confiar y seguir a Dios después de un grave accidente de automóvil hace muchos años, en los que perdieron a dos hijos pequeños. Esa gran tragedia fue el disparador de una travesía espiritual y de servicio, contó Bryan. “En mi propia vida, fe solía ser la capacidad de explicar a Dios; ahora, es simplemente confiar no importa lo que él haga”.

Ese evento que les cambió la vida los llevó a una vida de servicio como misioneros en tierras lejanas, entre ellas, a Camboya, donde usaron la experiencia de su pérdida para consolar a otros que estaban sufriendo. “Logramos conectarnos con personas que habían perdido muchos parientes debido a la violencia política”, dijo Bryan. El matrimonio pasó a prestar servicios en otros países y cargos, y sigue sirviendo a otros también en los Estados Unidos.

“El mensaje que damos al mundo no es información; es una experiencia”, dijo.

En la era soviética

En la apertura de la sección de estudio de casos del programa, Artur Stele, uno de los vicepresidentes generales de la Asociación General, reflexionó en las lecciones que aprendió la iglesia durante las décadas de restricciones y persecuciones en la ex Unión Soviética. “El gobierno se decidió a liberar a la sociedad de toda religión”, contó Stele. “Muchos cristianos fieles fueron encarcelados”.

Stele informó que, aunque la Iglesia Adventista tuvo que pasar por desafíos y dificultades, lo que incluyó la pérdida de pastores y feligreses, la iglesia no solo sobrevivió, sino que creció durante esos años. Entre las lecciones que según Stele podemos aprender, mencionó la plena confianza y dependencia total en la Palabra de Dios en medio de las dificultades. “Los creyentes no solo leían, sino que también seguían la verdad bíblica”, dijo. “Los creyentes veían las cosas desde la perspectiva de la eternidad; el cielo era real. Había una urgencia de compartir el mensaje”.

También mencionó la flexibilidad y la creatividad de la iglesia. La iglesia se adaptó. “Cuando se prohibieron los cultos, los miembros se reunían bien temprano a la mañana o bien tarde de noche, en grupos pequeños, o aun de dos en dos. Dado que se permitían las fiestas de cumpleaños, cada sábado, los miembros organizaban una fiesta de cumpleaños. Las juntas de iglesia a veces sesionaban durante un funeral”.

Otra lección, dijo Stele, es que cada miembro estaba, de una u otra manera, involucrado en la misión de la iglesia. “La mayoría de los pastores estaba en prisión, por lo que los laicos tenían que hacer el trabajo”, contó. “Grupos musicales practicaban durante la noche y seguían cantando aun cuando estaba prohibido. A medida que se arrestaba a los pastores, estos sabían que sus congregaciones lograrían sobrevivir”.

Es una lección para todos nosotros, dijo Stele. Y enfatizó: “Trabajemos para no avergonzarnos. Mantengámonos enfocados en la eternidad. Asegurémonos de que todos se involucren en la obra del Señor”.

Lecciones de la historia adventista y cristiana

Otras presentaciones se enfocaron en la Iglesia Adventista durante una crisis en 1919, que incluyó ministrar durante la pandemia de la gripe española. “¿Cómo logró la iglesia compartir el evangelio de la vida eterna con personas que tenían necesidades temporales?”, preguntó Jenifer Daley, pastora de administración de la iglesia Pioneer Memorial en Berrien Springs, Míchigan. Daley mencionó la participación responsable, que está relacionada con las necesidades apremiantes de las personas mientras se comparte un mensaje eterno. “Como resultado, la misión floreció”, dijo Daley. La clave es “perseverar a través de las crisis con el mensaje unificado que necesitan las personas”.

Por su parte, Adam Ramdin, director de jóvenes de la Asociación del Norte de Inglaterra, reflexionó en el ejemplo de los valdenses. Durante siglos, ellos mantuvieron viva la llama de la verdad divina en los valles de las montañas de los Alpes. Entre otras buenas decisiones, los valdenses dedicaron atención especial a educar a sus hijos, recordó Ramdin a los participantes a la Conferencia LEAD. “Sabían en qué creían, por qué lo creían, y tenían muy en claro que era un mensaje que no podían guardarse para sí”.

Ramdin contó de qué manera los valdenses estudiaban la Palabra de Dios, se capacitaban, y entonces salían a las principales ciudades de Europa para compartir el mensaje. “Su objetivo era la conversión de los corazones”, expresó.

La misión, enfatizó Ramdin, fue costosa. La mayoría perdió su vida lejos de su familia y amigos. A pesar de ello, “sabían que servían a una misión que los trascendía”, dijo.

Más allá de las dificultades

Daniel Jiao, secretario de la Unión Misión de la China, concordó en que aceptar la innovación y soportar las dificultades son parte de lo que deberían esperar los creyentes al enfrentar las crisis. Contó la historia de su padre, un fiel miembro de iglesia que sobrevivió a los campos de trabajos forzados y al acoso para liderar una creciente congregación adventista en la China. Es necesario enfrentar las crisis con gran paciencia e instrucción cuidadosa, dijo Jiao. “Sean innovadores. Piensen cuál es la mejor manera de cumplir con la obra de Dios” bajo las circunstancias, aconsejó. Y estén listos para soportar las dificultades. “Tendrán que pasar por dificultades, y tendrán que depender de Dios para cumplir con la obra”, dijo Jiao.

Del otro lado del mundo, los miembros de iglesia de Venezuela contaron de qué manera mantuvieron viva la misión después de que todas las iglesias se cerraron y se prohibieron las reuniones durante la pandemia aún en curso. La iglesia lanzó la iniciativa “Cada hogar, una iglesia”, que hizo que los pastores y los miembros de iglesia desarrollaran maneras innovadoras de mantener activas la camaradería y la obra misionera. Los resultados hablan por sí solos. En Venezuela, “la iglesia sigue creciendo y, por la gracia de Dios, no se detiene”, reportaron.

No importa cuándo o dónde se produzca una crisis, la clave, dijo Wilson a los miembros de EXCOM, es recordar quién es más poderoso que nuestros problemas más apremiantes. “Líderes, nunca jamás aparten los ojos de nuestro líder Jesucristo”, dijo Wilson. “En medio de cada tormenta, Dios cuidará de la misión porque él es quien domina la tormenta”.

 

Traducción de Marcos Paseggi

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