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“Seguimos evangelizando; seguimos testificando, y Dios bendijo nuestros esfuerzos”, dijo Erton Köhler.

“En los próximos minutos, quiero compartir con ustedes más que datos y análisis”, dijo Erton Köhler, secretario de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en sus declaraciones de apertura del Informe del Secretario ante los miembros de la Junta Directiva de la Asociación General el 10 de octubre de 2021. “[Quiero compartir] la visión de una iglesia que es más grande que la crisis de la pandemia”. Köhler, que fue elegido a su nuevo cargo en abril de 2021, aún está aguardando la visa antes de asumir plenamente sus responsabilidades en la sede de la Asociación General, y está cumpliendo con sus responsabilidades mundiales desde Brasil.

Köhler reconoció que, durante los últimos 18 meses, la Iglesia Adventista ha sufrido, pero que se ha reinventado a sí misma y, “por la gracia de Dios, vencido sus desafíos”. Destacó que el mundo después de la llegada de la pandemia es un nuevo mundo. Pero “como iglesia, estamos aprendiendo a hacer frente a esta realidad, buscando las mejores oportunidades de servir, ministrar y cumplir con la misión en este contexto”.

Erton Köhler, secretario de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, presenta el Informe del Secretario durante las reuniones del Concilio Anual 2021.

Köhler también observó que las consecuencias de la pandemia sobre la iglesia y sus feligreses son vastas y no pueden ser descritas detalladamente en un breve informe. Reportes de las divisiones de la iglesia mundial han llevado a los líderes a concluir que hasta el momento, la Iglesia Adventista ha perdido a más de 17 mil miembros por el COVID-19. Sin embargo, todas las estimaciones señalan que esa es una cifra conservadora. Ese número incluye al menos a 773 pastores, jubilados, obreros de la iglesia, misioneros y líderes.

Desafíos y bendiciones

La pandemia también afectó la manera en que los adventistas practican el evangelismo, dijo Köhler, y su manera de ministrar a los miembros y a los necesitados. Al mismo tiempo, la pandemia disparó una gran resiliencia y ayudó a que los adventistas cambien su manera de hacer las cosas. “Nos adaptamos, pero lo más importante es que seguimos sirviendo al mundo”, dijo. “Seguimos evangelizando; seguimos testificando, y Dios bendijo todos nuestros esfuerzos”.

Parte de esas bendiciones pueden verse en el hecho de que, a pesar de las cuarentenas extendidas y las restricciones siempre presentes, en 2020, la Iglesia Adventista estableció 1736 nuevas iglesias y bautizó a 781.389 personas.

En su informe, Köhler compartió el papel vital de los hospitales adventistas que, en muchos lugares, se encontraron a la vanguardia de la lucha contra la pandemia. También se refirió a la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), el brazo humanitario de la iglesia, que en 2020 incrementó los fondos invertidos y el número de proyectos y personas que se vieron impactadas en forma positiva. Con tan solo un incremento de cuatro millones de dólares en donaciones (de 324 millones en 2019 a 328 en 2020), ADRA apoyo 325 proyectos más (de 1184 a 1506) y alcanzó a seis millones más de personas (de 14 a 20 millones). Esta cifra incluye 422 proyectos directamente relacionados con la pandemia.

La pandemia también marcó un incremento impresionante en el alcance de las comunicaciones, principalmente por medio de los medios oficiales en línea. Según Köhler, las personas alcanzadas gracias al sitio web de la Iglesia Adventista que es administrado por el Departamento de Comunicación de la Asociación General pasaron de menos de cinco millones por mes a casi 10,5 millones, lo que representa un crecimiento del 113 por ciento. La serie “Desbloqueando las profecías bíblicas” alcanzó cinco millones de reproducciones y resultó en muchos bautismos, “el evento de evangelización más grande que el ministerio haya tenido alguna vez”, expresó.

La Iglesia Adventista también lanzó varias iniciativas regionales para apoyar la salud mental de las iglesias y comunidades. Una de ellas, el proyecto “Experimentar a Dios”, ofrece consejería por teléfono y recibe más de seis mil llamadas al mes en Alemania, Austria y Suiza.

Publicaciones y educación

Köhler reportó que el departamento de publicaciones de la Iglesia Adventista se adaptó rápidamente a la nueva realidad para cumplir su misión. La adaptación incluyó un rápido desarrollo de plataformas digitales en diversas regiones del mundo para incrementar las ofertas de publicaciones adventistas. La venta de publicaciones se vio apoyada por actividades adicionales, como por ejemplo seminarios de cocina saludable, que incrementaron el tráfico y la adquisición de recursos.

El sistema educacional adventista se vio severamente afectado por la pandemia en muchos lugares del mundo. “La necesidad de adaptación fue enorme”, dijo Köhler, “y requirió que las instituciones educativas de todos los niveles se pasen a clases virtuales casi de la noche a la mañana”. Algunas instituciones tuvieron que enfrentar situaciones sumamente complicadas. Entre las más afectadas está la Universidad de Oriente Medio en Beirut, Líbano, que enfrentó una terrible explosión cercana en agosto de 2020 y sufrió los efectos de una crisis económica nacional. El Instituto Internacional Adventista de Estudios Avanzados (AIIAS) de las Filipinas también se vio severamente afectado. Los estudiantes internacionales, que conforman una parte sustancial del cuerpo estudiantil, no han sido autorizados a ingresar al país. La matriculación ha disminuido un 57 por ciento.

Las escuelas primarias y secundarias también se han visto forzadas a adaptarse. En Sudamérica, se ha ofrecido sin costo alguno un sistema escolar de clases en línea a todas las instituciones adventistas. El sistema ahora cuenta con más de 672 usuarios activos.

La pandemia también ha afectado a esos obreros de la iglesia que prestan servicios como misioneros en lugares que están lejos de sus países, muchos de ellos en zonas de inmensos desafíos.

Desafíos a nivel local

Sin embargo, los desafíos más significativos se presentaron a nivel de las iglesias locales. “Nuestra capacidad de reunirnos para los cultos fue el primero y principal problema cuando comenzó la pandemia”, dijo Köhler, “pero nuestros miembros se pasaron inmediatamente a la tecnología”. Reconoció que, en muchas áreas del mundo, la gente se cansó rápidamente de los cultos en línea y esperó una rápida reapertura de las iglesias. Pero dado que llevó más tiempo del esperado, hallaron muchas maneras de estar juntos. Después de tan solo unas semanas, algunas iglesias presentaron el concepto de iglesias desde el automóvil, llevando a cabo los cultos en los estacionamientos de las iglesias mientras respetaban los protocolos de distanciamiento social desde sus respectivos carros.

Las iglesias adventistas locales también se movieron para apoyar a los miembros y residentes de la comunidad que perdieron el trabajo. En la División Sudamericana, entre marzo de 2020 y marzo de 2021, las iglesias locales distribuyeron alimentos y prendas de vestir a más de dos millones de personas. En Bangladés, los obreros de la iglesia donaron el diez por ciento de sus salarios para apoyar a los laicos necesitados.

Los pastores de las iglesias locales también hicieron un gran trabajo, informó Köhler. Fueron “valientes y osados” cuando tuvieron que enfrentar una crisis inesperada. Mencionó a un pastor en Bielorrusia que ministró a otras cinco personas quienes, junto con él, habían sido hospitalizadas debido al COVID-19. Hicieron ejercicio, leyeron la Biblia y oraron juntos. “Todos ellos se recuperaron y aprendieron más sobre Dios y la Biblia”. Otro pastor, esta vez en Pakistán, instaló parlantes sobre el techo de su casa y lo usó para predicar el evangelio.

La pregunta apropiada

En la última parte de su informe, Köhler enfatizó que, si bien la pandemia ha sido un tiempo de sufrimiento, también ha sido una oportunidad para aprender de qué manera el mundo y la iglesia han cambiado. Hizo referencia a Tony Morgan, un escritor, orador y consultor cristiano, que sugirió algunas preguntas que la iglesia debería comenzar a hacerse ahora.* Aunque algunos miembros y líderes están diciendo: “¿Cuándo podremos regresar a la vida de iglesia normal?”, Morgan explicó por qué esa es la pregunta incorrecta. Sugirió que en lugar de ello deberíamos preguntarnos: “¿De qué manera esta situación no está cambiando?”

Morgan señaló grandes cambios que debería hacer una iglesia. Entre ellos, dijo que las iglesias deberían pasar de enseñar a equipar, de reunir a conectar, y de la asistencia a la participación. Dijo Köhler: “[Estos] son tiempos fantásticos para aprender”.

Aun así, enfatizó Köhler, a pesar de todos estos cambios y de la función mayor de los medios sociales en la vida de las iglesias locales, las interacciones cara a cara son importantes y nos deberían ser remplazadas. “La tecnología vino para quedarse en la vida de la iglesia, pero no para remplazar la vida de la iglesia”, expresó.

Otra palabra que necesita estar al tope de nuestra agenda es compromiso, dijo. “Necesitamos hallar maneras de unir a los miembros, de comprender que ellos son el bien principal que tiene la iglesia. Jesús vino por las personas, fue líder de personas, murió por personas, y regresará a llevar a personas al cielo”.

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* Tony Morgan, “7 Shifts Churches Need to Make Because of the Coronavirus,” Blog en vivo de Tony Morgan, 15 de abril de 2020.

Traducción de Marcos Paseggi

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