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¿Cuándo fue la última vez que pasó un tiempo en la naturaleza? Sin el teléfono.

30 de octubre de 2022 | Lincoln, Nebraska, Estados Unidos | August Gary Thurber, Outlook de la Unión Central de los Estados Unidos

“La naturaleza nos calma, reduciendo los sentimientos de estrés, ansiedad y enojo”, dice Sandi Schwartz, autora de Finding Ecohappiness: Fun Nature Activities to Help Your Kids Feel Happier and Calmer (Hallar la ecofelicidad: actividades divertidas en la naturaleza para sentirse más feliz y calmo). “También mejora el enfoque y la atención, además de reducir la presión arterial, los latidos cardíacos, la tensión muscular y la producción de hormonas del estrés. Incluso nos hace más amigables y aptos para alcanzar a otras personas de la comunidad”.

¡Impresionante! Esos son algunos de los maravillosos poderes de curación que la naturaleza nos ofrece. ¿Cuándo fue la última vez que pasó un tiempo en la naturaleza? ¿Acampando, caminando u observando (sin su teléfono)?

Me gustó mucho trabajar como director de uno de nuestros campamentos. Fui testigo de cómo los jóvenes de la ciudad, que jamás habían estado en la naturaleza, se sintieron abrumados de gozo al caminar alrededor de un lago, cabalgar y obtener especialidades en la naturaleza. ¡Es por eso que me encantan nuestros campamentos! Espero que envíen a los jóvenes a esos campamentos todos los veranos. Mejor aún, apúntese para un campamento familiar experimenten juntos la naturaleza.

Cuando uno ve de primera mano la increíble transformación que puede tener pasar tiempo en la naturaleza sobre una vida, también se puede comenzar a entender a un nivel más profundo por qué el Señor nos hizo mayordomos de nuestro planeta. Se espera que seamos los cuidadores de la maravillosa obra creadora de Dios. Podemos mostrar respeto y aprecio ahora mismo por la obra de la creación de Dios al valorar el mundo natural que nos rodea, que él ha creado y sigue sustentando con su poder vivificante.

Sabemos que hay poder de curación en estar inmerso en la naturaleza. Los jardines y los paisajes naturales han sido reconocidos durante mucho tiempo por su valor terapéutico y restaurador para nuestra salud. Según Winston J. Craig, profesor emérito de la Universidad Andrews en Míchigan, Estados Unidos, más de cien estudios confirman que pasar tiempo en la naturaleza es beneficioso para reducir el estrés, tanto físico como emocional. Asimismo, “observamos que la naturaleza es un bálsamo de curación para la depresión y los trastornos mentales”, dice Craig.

Algunas universidades ahora ofrecen títulos en terapia de horticultura, en la que los terapeutas diseñan jardines y huertas que ayudan a personas que sufren discapacidades físicas, emocionales y mentales a desarrollar mecanismos de afrontamiento que mejoran sus vidas. “Esos programas reconocen los beneficios terapéuticos de los jardines y huertas para personas con enfermedades crónicas”, explica Craig. “Las personas que aprenden los nombres de las plantas tienen mayores probabilidades de valorarlas. Dar nombre a algo es una manera de hacer que la planta sea parte de su comunidad. Como resultado, vemos una mayordomía más responsable de la naturaleza”.

Este tipo de actividad contrarresta firmemente los trastornos por déficit de naturaleza tanto en niños como adultos. En efecto, NBC News informó que en años recientes, los médicos de todo el país han comenzado a escribir recetas reales para sus pacientes que los mandan a pasar más tiempo al aire libre en parques locales y espacios verdes. Estas a menudo son recomendaciones escritas que remplazan a las recetas de antidepresivos o ansiolíticos. Hay incluso una iniciativa en todo el país dedicada a la causa: ParkRx.org.

Proteger lo que amamos

Pero, ¿podemos realmente marcar una diferencia significativa en las crisis ambientales globales, ya sea como individuos o como un cuerpo unido de la iglesia? Y de ser así, ¿cómo hacerlo?

Cada gran movimiento comienza con uno o varios individuos que se apasionan por algo que creen que es verdaderamente importante. Están dispuestos a pensar en ello y a dedicarle tiempo y energía. Como cristianos, estamos dedicados a orar sobre lo que deberíamos hacer y sobre cómo deberíamos usar nuestros recursos.

El segundo libro de Dios no debería ser ignorado. Así como hay poder en leer, estudiar y memorizar las Escrituras, hacer lo mismo con el segundo libro de Dios brindará cambios asombrosos en nuestra vida. Por ello, por favor, no lea tan solo este breve artículo sin actuar; planifique hoy cómo va a hacer para pasar más tiempo en la naturaleza, caminando de la mano con su Creador.

He aquí un comentario final, en palabras de Elena G. White, para ayudar a persuadirlo a cosechar los maravillosos beneficios de pasar tiempo en la creación de Dios: “Dios nos ha rodeado del hermoso escenario de la naturaleza para atraer e interesar la mente. Su propósito es que asociemos las glorias de la naturaleza con su carácter. Si estudiamos fielmente el libro de la naturaleza, hallaremos que es una fuente fructífera para la contemplación del amor infinito y el poder de Dios” (Mensajes para los jóvenes, p. 259).

La versión original de este comentario fue publicado en la revista Outlook de la Unión Asociación Central de los Estados Unidos.

Traducción de Marcos Paseggi

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