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ADRA Canadá coopera en la lucha contra la malnutrición en la República Democrática del Congo.

22 de noviembre de 2022 | Canadá | Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales Canadá, y Adventist Review

La República Democrática del Congo es un país exhuberante de selvas tropicales, verdes colinas y montañas.  Es hábitat de gorilas, del rinoceronte blanco, elefantes y jirafas. Su belleza natural es paralela a su riqueza en recursos naturales, considerada entre las más ricas en esos términos.

Es por lo tanto irónico que esta belleza y abundancia coexistan con una de las mayores crisis de hambre en el mundo.  Este país cuenta con el mayor número de habitantes en el mundo —27 millones—, que enfrentan elevados niveles de inseguridad alimentaria.

Esto significa que hay personas sin un acceso confiable a suficiente alimento asequible y nutritivo. A fin de poder permitirse un poco de alimento, la gente debe utilizar estrategias reservadas para tiempos de crisis, tales como pedir dinero prestado o agotando sus recursos. A fin de hacer que rinda el alimento, las familias racionan el  tamaño de las porciones; o bien, los adultos dejan de comer alguna veces para dejar más a sus hijos.

Esta crisis no ocurrió de la noche a la mañana. Décadas de conflicto e inestabilidad política han obstaculizado el desarrollo, forzando a millones de personas a abandonar sus casas y tierras de cultivo. Los efectos del conflicto se han agravado por el desplome económico resultado de la pandemia de  COVID-19 y la elevada inflación.

En la República Democrática del Congo, un nuevo proyecto financiado por el Canadian Foodgrains Bank tiene como objetivo proporcionar un mejor futuro a niños malnutridos. [Imagen: ADRA Canadá]

Esta crisis es parte de un desafío global en relación con el hambre, de proporciones sin precedentes, que se ha estado gestando por ya casi una década.  Afortunadamente, está comenzando a llamar la atención que merece a fin de mover a las personas a la acción.

¿Qué se supone que debemos hacer respecto a aproximadamente 27 millones de personas hambrientas en la República Democrática del Congo, o a una cifra aproximada de 345 millones de personas sumamente hambrientas en el mundo? La sencilla respuesta la encontramos en la Biblia: “Ayudar a los hambrientos y… saciar la necesidad del desvalido» (Isaías 58:10, NVI).

¿Cómo podemos salvar vidas ahora y edificar un futuro de seguridad alimentaria, esforzándonos en el problema del hambre como un mal recuerdo en vez de una intolerable realidad? No podremos lograr un mundo totalmente ausente del problema del hambre antes del regreso de Jesús. Sin embargo, ¿no es acaso parte de nuestro llamado el esforzarnos en pos de ese objetivo hasta que él venga y lo resuelva en su totalidad?

Con el apoyo de muchas personas, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) en Canadá está esforzándose en pos de ese blanco. En la República Democrática del Congo, un nuevo proyecto de ADRA, financiado por el Canadian Foodgrains Bank (CFGB), se está preparando para proporcionar tratamiento terapéutico nutricional a 1,000 niños severamente malnutridos.  Después de terminar este tratamiento que les salvará la vida, recibirán un tratamiento suplementario para apoyar y fortalecer todavía más su salud. El proyecto animará también a las madres a amamantar a sus hijos menores de dos años. Programas de base comunitaria promoverán también buenas prácticas de alimentación. Esto salvará muchas vidas y será una defensa contra las irreversibles consecuencias de la malnutrición.

Las familias recibirán también dinero en efectivo que les permitirá comprar suficiente alimento, pagar sus deudas o invertirlo en ganado para su propio sustento. Este proyecto, juntamente con otros dos proyectos similares previos, beneficiará a unas 22,000 personas y sus familias.

En países como Kenia, Mozambique y  Nepal, los proyectos ADRA financiados por CFGB están enseñando a las familias cómo producir su propio alimento e invertir en el desarrollo de su propio sustento. Proyectos similares se iniciarán pronto en Sudán, Indonesia y un país en Sudamérica.

Se necesitará la ayuda de muchas personas cooperando juntas para poder enfrentar esta crisis. Aun así, se necesitará mucho la bendición de Dios sobre los recursos y esfuerzos de ADRA. Pero él ha prometido bendiciones. Podemos por lo tanto actuar con intrepidez y valentía en nuestra tarea de alimentar al hambriento y ayudar a los necesitados de ayuda.

La versión original de esta historia se publicó en la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales en  Canadá.

Traduccón – Gloria A. Castrejón

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