Trabajamos mejor cuando trabajamos juntos.
3 de abril de 2024 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Justin Kim
Charles Plumb fue un piloto de avión de combate, estadounidense, durante la Guerra de Vietnam. Fue derribado durante su misión número setenta y cinco sobre el norte de Vietnam. Su paracaídas descendió sobre territorio enemigo, en donde pasó 2,103 días en prisión. Charles Plumb sobrevivió a lo anterior y piloteó durante dos años más antes de su jubilación.
Cierto día, le dijo un hombre: “¡Tú eres Plumb! Piloteaste aviones de combate en Vietnam, del portaviones Kitty Hawk. ¡Y fuiste derribado!” Un tanto confundido el piloto Plumb le preguntó al hombre cómo sabía todo eso.
“Yo te empaqué tu paracaídas”, le contestó el hombre.
“¡Creo que efectivamente funcionó!, dijo el piloto Plumb. “Si el paracaídas no hubiera funcionado, no estaría aquí hoy”. *
No solamente en el ejército, sino también en la iglesia, muchos individuos hacen que una misión tenga éxito. Las iglesias no funcionan por la labor de ´llaneros solitarios’, vaqueros o guerreros aislados que llevan a cabo su propio ministerio, aun cuando sean llamados por Dios a hacerlo. Todos somos parte de una compleja, complicada y multifacética operación coordinada por Dios.
Un ministerio que ejemplifica esta cooperación es el Ministerio Adventista de Posibilidades (APM, por sus siglas en inglés). Visto superficialmente, este ministerio extiende su mano al invidente, al que sufre discapacidad auditiva, a personas con discapacidad física, huérfanos, viudas, viudos, cuidadores de otros y personas con desafíos de salud mental. Este es un ministerio crucial que nos recuerda el mensaje de Jesús de acercarse a las personas que necesitan ayuda.
Pero, observado por debajo de la superficie, este ministerio proporciona una lección todavía mayor. Sí, cada uno debe ser alcanzado; pero, con qué propósito? 2 Timoteo 2:2 dice: “Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros”. Alcanzamos con el evangelio a muchos, de manera que esos muchos puedan alcanzar todavía a más.
APM no se limita a llegar a estas personas. Se llega hasta ellos a fin de que se den cuenta también de su potencial de discipulado pleno y puedan así alcanzar a otros. Este es el principio central de las “posibilidades”. Lo que una vez se consideraba debilidad, es ahora una ventaja para el evangelio.
Los ministerios del hombre o de la mujer no están dirigidos solamente respectivamente a hombres o a mujeres; sino que los inspira a alcanzar con el evangelio a otros hombres y mujeres. El ministerio de jóvenes o el de niños no es para solamente alcanzar a los jóvenes o a los niños, sino con el propósito de formar discípulos que lleguen a ser líderes de jóvenes (o de cualquier edad) para alcanzar a otros jóvenes y niños. El ministerio de la familia no solamente trata de asuntos familiares, sino que inspira a las familias a utilizar el medio de la familia para alcanzar con el evangelio a otras familias. Los ministerios personales no constituyen un grupo selectivo de unos cuantos miembros laicos ‘avanzados’ que hacen la labor de evangelización de persona a persona, sino cada miembro educando a todos para hacer la labor de Jesús. Aun el ministerio pastoral no es el trabajo de un individuo, sino la potencial multiplicación de la labor pastoral en cada obrero. Y la lista puede continuar.
Nuestro actual enfoque hacia el ministerio se ha vuelto simplista. Si hay niños, los clasificamos como parte del ministerio del niño. Si hay una persona de origen asiático, le señalamos los ministerios de personas asiáticas; si hay una viuda, nos dirigimos al Ministerio Adventista de Posibilidades. Después de años de predicación acerca de pasiones y dones individuales, e intereses únicos, hemos creado aislamiento en nuestros ministerios. Como resultado, empacamos paracaídas solamente si somos buenos en eso y lo entendemos, como objetivo final de nuestro ministerio.
La realidad es que cada seguidor de Jesús ha sido llamado a la evangelización y al servicio. La más amplia perspectiva muestra que nuestros ministerios trabajan juntos. El ministerio se basa no solamente en la pasión, interés y talento individuales; sino también en la habilidad del Espíritu Santo para bendecir a cada uno. Por supuesto, hay especialidades y aspectos en donde podemos trabajar más eficientemente; pero todos hemos sido llamados a involucrarnos en la labor de la misión, independientemente de extroversión, introversión, temperamento o personalidad. Ofrezcamos nuestras habilidades, discapacidades, posibilidades, disponibilidades y capacidades, a las responsabilidades dadas a nosotros por Jesús.
Trabajamos mejor cuando trabajamos juntos. Pregúntaselo a Charles Plumb.
* https://medium.com/jacob-morgan/this-is-the-true-story-of-charles-plumb-5eeb7eba334e
Traducción – Gloria A. Castrejón